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Bases como tratamiento

Lo nuevo en la industria del maquillaje es darles valor agregado a los productos de uso más habitual, como las bases. Es así que hoy nos encontramos con bases con SPF que protegen la piel de los rayos UV, con activos antienvejecimiento para prevenir y atenuar las líneas de expresión, o bien que ayudan a equilibrar el exceso de grasitud en las pieles mixtas.

13 de Julio de 2007 | 09:39 |
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Uniformar la piel y agregarle luminosidad no son los únicos logros de una base de maquillaje. En la actualidad, y gracias al constante desarrollo de las firmas cosméticas, el maquillaje es más que color, y en algunos casos se puede hablar de verdaderos tratamientos para el cuidado de la piel, con activos que permiten combatir las señales visibles del envejecimiento.

En este sentido, la base - que nació al amparo del cine y de la mano del maquillador Max Factor en 1937, cuando inventó el famoso pancake para unificar el tono de piel de las actrices de la época- está siendo enriquecida con complejos reafirmantes, vitaminas antioxidantes y precursores del colágeno a fin de asegurar una acción antiedad. Otras poseen activos que refuerzan la elasticidad de los tejidos o derechamente combaten las arrugas como lo hacen las cremas antiedad. Incluso hay productos capaces de tensar la piel momentáneamente.

A modo de ejemplo se puede citar la base Age Re-Perfect de L'Oréal, de poder remodelante, reunificante y antimanchas; Resilience Lift Extreme Ultra Firming Makeup de Estée Lauder, que asegura mayor firmeza y mejora la elasticidad; Prodigy Foundation de Helena Rubinstein, de acción antienvejecimiento y remodeladora con SPF 20.

En otros casos, las nuevas formulaciones permiten aclarar las zonas en sombra y asegurar una mejor cohesión de la capa córnea, lo que se traduce en un cutis más liso. También han sido enriquecidas con sustancias hidratantes y con filtro solar, lo que contribuye a la protección ante las agresiones del medio ambiente. De ese modo, se busca evitar el proceso oxidativo de la piel, y con ello la resequedad, falta de luminosidad y manchas.

Hoy también se habla de las bases inteligentes, es decir aquellas que se adaptan a las necesidades de las distintas zonas de la cara. Así nos encontramos con productos que equilibran las zonas grasas y confortan las más secas de una sola vez. En este caso destacan productos como Superbalanced Makeup de Clinique, que absorbe la grasa en las zonas en que es necesario e hidrata las áreas más secas del rostro, e Intelligent de Petrizzio, de similar acción.

En el último tiempo, además, se han ido mejorando las texturas y acabados de la bases hasta llegar a una generación de productos cuya gracia es que se funden con la piel haciendo parecer que no hubiese nada puesto sobre el rostro. En este sentido, contamos con varias texturas:

-Mousse: Una de las últimas novedades de la temporada, ideales para quienes buscan una base de efecto mate. Pueden usarla pieles mixtas y grasas, ya que al entrar en contacto con la piel, se transforma en polvo, disimulando mejor los brillos.

-Spray: Son productos más ligeros, recomendados para pieles que no necesitan mucha cobertura. No son buenos en cutis secos, ya que no refuerzan la hidratación como se requiere en estos casos.

-Líquida: Son bases de cobertura ligera y/o media, ideal para pieles normales o mixtas. Los cutis grasos también pueden usarla, pero cuidando que sea una fórmula libre de aceites y agentes comedogénicos.

-En barra: Se aplican directo sobre la cara y se difuminan con los dedos, ideal para cubrir imperfecciones.

-Crema: La textura más común, asegura hidratación y una amplia cobertura. Por ello se recomienda sobre todo para cutis secos que necesitan de confort.

-Crema-Polvo: Son aquellas que en principio se sienten como crema, pero tienen un acabado polvo mate. Recomendable para pieles con problemas de grasitud y exceso de brillos en la zona T.

Cómo escoger una base

La correcta elección de la base es esencial para obtener un buen resultado. Los aspectos a considerar son el tono, textura y características de la piel.

Tono: Conscientes de que el fin de una base es uniformar el tono de la piel, y no cambiarlo, hay que escoger una del color lo más parecido al natural de la cara. Una tez mate o morena puede escoger una con pigmentos amarillos, que aportará calidez al rostro. Para las pieles claras es mejor una que tienda al rosa. Siempre hay que probar la base antes de comprarla, y no en el dorso de la mano, pues ahí la piel no tiene el mismo tono que en el rostro. Para saber si el tono es correcto se debe extender el producto en zonas como mentón o costados de la nariz.

Características de la piel: Un rostro graso debe usar fórmulas oil-free, ya sea en bases líquidas, polvo o crema. Uno mixto también puede probar con textura crema-polvo, que ayuda a matificar los brillos y absorbe la grasa. Las pieles secas tienen que escoger bases que no resequen, por eso se aconsejan las cremas líquidas enriquecidas con agentes hidratantes.

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