¿Cuál es mi disposición para la sexualidad? ¿Qué lugar le doy a ser amante y a ser mamá? ¿Cuán presente tengo mi cuerpo? ¿Cuán a menudo me olvido de mi sexualidad? ¿Cuál es mi relación con el deseo?
Esas son algunas de las preguntas que debemos respondernos al momento de analizar cómo se está desarrollando nuestra vida sexual en pareja.
El tema no es menor si se piensa que uno de los mayores problemas que enfrentan las parejas hoy en día es la falta de deseo y una inactividad total en la cama.
El equipo Reencantar, especialista en salud sexual, organizó el interactivo taller, a cargo de las psicólogas Soledad Torres y Sandra Ahumada, “Deseo sexual femenino, momentos y tránsitos”, destinado a analizar los elementos del deseo sexual en las mujeres y su forma de comportamiento.
Para motivar la discusión se exhibió la historias “Todo es cancha” de la película chilena “El chacotero sentimental”, protagonizada por Tamara Acosta y Pablo Macaya. El matrimonio vive en un diminuto departamento del block de una población con alrededor de ocho personas más; familiares de su esposo. Esto desencadena los problemas sexuales de la pareja que no puede encontrar la privacidad necesaria para intimar.
Privados de oportunidades para el encuentro sexual, la relación entre ellos comienza a degradarse, no sólo por el hecho de no contar con el espacio adecuado para encontrarse, si no que también por el miedo de la protagonista a embarazarse por tercera vez y no poder mantener a su familia, lo cual va redundando en un progresivo y cada vez mayor distanciamiento de su experiencia corporal y de su sensación de deseo.
A partir del film varios temas surgieron respecto de qué es lo que le pasaba una mujer con su sexualidad y su deseo en esas condiciones. Algunos de los temas que aparecieron, a raíz de este ejemplo, fueron: la importancia de la privacidad, la postergación de la mujer por ser madre, el bloqueo y la frustración sexual, lo que posteriormente conlleva a una baja en la autoestima. Uno de los puntos anteriores se refleja en una frase que brota de una pelea entre la pareja: “tengo miedo de que hagamos el amor porque no sé si voy a sentirte”.
Según el grupo Reencantar, una de las principales tareas, para resolver conflictos sexuales de este tipo, es plantearse cómo es nuestro proceso de conexión con el deseo, ya que esta relación tiende a variar en cada persona y entre hombres y mujeres.
Otra reflexión es descubrir qué inhibe el deseo. Varios factores pueden jugar en contra de la conexión con éste, como: la crianza (“aprendí a ver la sexualidad como algo negativo”), malas experiencias en ese ámbito (“no me gusta como mi pareja me toca”), etc.
Pero el punto más importante que destacaron las terapeutas tiene que ver con la gran diferencia que existe de la familiaridad con el deseo entre el hombre y la mujer, ya que las féminas suelen ser criadas por “desfamiliarización” con este tema, en cambio, el hombre desde pequeño lo tiene presente y le es más común y cercano. Esto quiere decir que el género masculino tiene una conexión con el deseo más instalada, no tanto desde la reflexión de si existe o no deseo, sino de la familiaridad que lleva a activar la sexualidad fácilmente frente a oportunidades disponibles.
Ahora, la pregunta que surge es: ¿cómo generar familiaridad con el deseo? Las claves son la disposición de la familia con el tema y desandar los procesos de distanciamiento creados por los factores ya mencionados. Porque “el deseo se aprende”, según la sicóloga Soledad Torres. Y para eso hay que darse espacios (temporal, físico y mental) y detenerse (no pensar en otras cosas y dejarse llevar).
Finalmente, las terapeutas enumeraron una serie de pasos a seguir para conectarse con el deseo:
-Conectarse con el cuerpo cada día: en procesos tan cotidianos como echarse crema.
-Asesorarse en reerotización: con terapias sicológicas, libros, etc.
-Integrar el humor: con la pareja y con una misma.
-Hacer una lista con las cosas que disfruto y las que no.
-Imaginería: darle rienda suelta a la imaginación.
-Fantasías sexuales: al permitirse cualquier fantasía no se está siendo desleal.
-Autoexaminar el cuerpo: mirarse.
-Hacerse masajes: caricias para desarrollar y reconocer los mapas corporales eróticos.
-Comunicarle las fantasías a la pareja: lo que crea una mayor complicidad.
-Autosensibilización del cuerpo: descubrir las zonas erógenas.
Para consultas sobre este tema se pueden comunicar con la psicólogas de Reencantar en el mail reencantar@gmail.com.