Detrás de esos kilos de más, de esa contundente barba y de ese multicolor pelo modelado con gel, se esconde un hombre absolutamente atractivo, de mirada profunda y que sabe exactamente el terreno que está pisando y dónde quiere llegar. Y él lo sabe. Denota mucha seguridad al hablar, sobre todo cuando hace comentarios sobre su pasado “oscuro” de alcohol y drogas, del que salió gracias a su señora, su familia y sus creencias.
-Nombras mucho a Dios, ¿qué tan creyente eres?
“Me siento católico. No es que sea taaan católico. Creo en Dios, en Jesús, en la Virgen, tengo mi santuario por ahí y rezo de vez en cuando. Pero no voy a misa ni me confieso”.
-¿Te influyó tu paso por un colegio cristiano?
“Sí, y también mis orígenes”.
Cuenta que mientras estudiaba teatro se fue a vivir solo (a los 21).Y que después de egresar, unos diez años en total, “estuve muy alejado de mis orígenes y de Dios. Y no me hizo nada de bien. Hasta que un día atiné, me miré y me pregunté si me gustaba cómo estaba y ahí descubrí que no, que prefería al Marcial de antes de estudiar teatro que al estudiante o actorcito nuevo. Fue una época bien oscura”.
-¿Cuál fue el detonador del cambio?
“La edad, madurar. Tiene que ver con querer adquirir otros compromisos, como el restaurant y casarme. Son ciclos y tenía que empezar otra etapa y en eso me encuentro ahora. Y me gusta mucho porque he vivido a concho cada etapa. Ahora estoy en una adulta, que tiene que ver con un proyecto de familia, con hijos, con mi perra, yo nunca había tenido una y la amo. Antes yo estaba postergado en mi vida; mi prioridad era el hueveo, la parafernalia, las minas, las fiestas y ese no era yo”.
Confiesa que de esa etapa sólo quedan recuerdos. “Pero me hago cargo de todo lo que hice. Lo meto dentro de un saco y me sirve para mi trabajo”.
Continúa: “Yo venía de un colegio católico, que si bien tiene un gran desarrollo en el ámbito social, es de un extremo a otro extremo, y entre esos extremos, existen muchos mundos, que para mí eran desconocidos, como la homosexualidad, las drogas, el Sida, las relaciones. Y cuando me encontré con todo eso fue como: ¡wow! cómo me enfrento a esto si no soy artista ni bohemio. En el colegio yo más lo que hueviaba que lo que leía o iba al teatro”.
Porque que Marcial Tagle sea actor es casi una casualidad. Entró a estudiar teatro por descarte, porque lo único que tenía claro era que no quería trabajar en una oficina ni en ningún lugar donde estuviera encerrado y cumpliendo horarios. “A mí me gusta sociabilizar, estar con la gente, tirar la talla y ninguna otra carrera me ofrecía eso. Y como no había cupo en música me metí a teatro. No era que tocara algún instrumento si no que alguna vez un profesor me dijo que tenía bonita voz, ¡qué mentira más grande! Y después me di cuenta que le pegaba y seguí no más”.
-¿Cómo lo tomaron tus padres, tomando en cuenta que vienes de una familia tradicional?
“Todos piensan que vengo de una familia convencional, ya sea por el colegio o por mi apellido que suena cuico, pero no es así. De cuico no tengo nada. Para mí es mucho más fácil interpretar a un personaje popular que a un cuico, me sale de adentro. Ya lo verán con la teleserie. Mi conexión con el mundo tiene que ver con lo popular, no con la alta alcurnia. Mis papás no era ni unos millonarios, se sacaban la cresta trabajando. Vivimos en Ñuñoa, en La Reina, en sectores de clase media. Mis abuelos sí eran muy millonarios pero mi papá se peleó con ellos y mi viejo se tuvo que ir a vender huevos a la feria, y después con mi mamá hacían chalecos. Y de ahí vengo yo, no de una cuna de oro. Además, somos católicos pero no pechoños”.
Lo que sí está claro es que de los cuatro hermanos del clan Tagle, ninguno optó por una carrera tradicional. La mayor es diseñadora de vestuario, le sigue Raimundo, el chef y la menor es diseñadora integral.
-¿Entonces nunca te pusieron problemas?
“Sí, mi papá no estaba de acuerdo con que yo estudiara teatro. De hecho, el primer mes de la carrera lo pagué yo. Pero por una cuestión de aprensión más que nada. Y finalmente todo el talento que tengo lo heredé de él. Siempre se disfrazaba, era muy comediante e histriónico. Mi padre siempre pensó que el teatro para mí era un hobbie, de hecho todavía lo cree. Ahora que él heredó fundos de mi abuelo me pregunta que cuándo me voy a hacer cargo de eso. Y yo, cada día lo veo más lejano porque estoy desarrollando mi carrera cada vez más. Eso sí, le encanta verme en la TV y que yo sea conocido”.
-¿Te consideras atractivo para las mujeres?
“Sí, siempre me ha ido bien con las mujeres. Pero ahora estoy casado. Con esto de ser conocido, si estuviera soltero y fuera a discoteques, seguro tendría más minas que antes. Pero nunca me he quedado corto” (se ríe).
Explica que siempre le gustó hacer deporte, que además de la natación, le gusta el yoga. “Me da mucha paz”. No es de ir al cine ni de leer porque su mayor hobbie es cocinar. Es el cocinero de su casa y asegura que es capaz de hacer lo que le pidan; desde una cazuela hasta un refinado menú. Le gusta cocinar con las sobras e inventar platos nuevos. Definitivamente, viene en sus genes, porque además de su hermano chef, cuenta que su papá siempre llevó la cocina en su casa. “¡Viste que no tengo una familia convencional!”, dice entre risas.
-¿Cuál es tu vicio privado?
(Después de mucho rato de pensar en una respuesta con la mirada perdida) "En este momento mi vicio es la sanidad… en todo sentido, mental y corporal. Me gusta quererme, nutrirme. Porque durante toda esa época oscura, que ya comenté, anduve puro hueviando, no me escuchaba, estaba totalmente desconectado de mí. Ahora me conecté y decidí quererme. Por eso hoy, mi único vicio es quererme, hacerme feliz y hacerme cargo de mi vida; es bastante difícil vivir con uno mismo”.
-¿Cómo lo llevas a la práctica?
“Uuff… con varias cosas: acostarme temprano, salir a comer algo rico, jugar con mis sobrinas, proyectarme con una casa en la playa, en el norte (Huentelauquén), con unos amigos actores y crear ahí una comunidad. El único vicio que me queda es que soy fanático de la mayonesa, aunque sé que me hace mal, pero yo mismo me la preparo”.
-¿Sólo la mayonesa? ¿Y un cigarro o un traguito de vez en cuando?
“Nada, lo dejé todo: el cigarro y sobre todo el alcohol y las drogas. Estoy en otra”.