Hace unos meses, antes de partir de gira a Europa, Yussef Manzur (24), seleccionado nacional de vóleibol, no podía entrenar debido a una tendinosis en la rodilla. "Necesitaba recuperarme rápido, pero en estos campeonatos existe el riesgo de dar doping positivo", cuenta Yussef. A su vez, su compañero Jaime Grimalt (23) lidiaba con una tendinitis de rodilla.
Para reducir el dolor y la inflamación que los afectaba, ambos recurrieron a la homotoxicología: se les inyectó en la rodilla un antiinflamatorio de origen natural. "El dolor disminuyó mucho y creo que la recuperación se aceleró", recuerda Jaime.
La homotoxicología -una rama de la medicina biológica- ha sido calificada como "la homeopatía moderna", pues se considera un puente entre la medicina homeopática y la alopática u occidental.
En los años '50, su creador, el médico y homeópata alemán Hans-Heinrich Reckeweg, postuló que las enfermedades del ser humano tienen su origen en la acumulación de "homotoxinas" en el organismo.
Las toxinas provienen de fuentes tan diversas como la mala calidad del aire, compuestos químicos, cigarrillo, medicamentos, bacterias, virus, mala alimentación, desechos de procesos metabólicos e, incluso, traumas emocionales o estrés.
"La medicina biológica relaciona todos los órganos en su funcionamiento, de manera similar a como lo hace la medicina china. Es una medicina sin 'anteojeras' ", dice el doctor Horacio Kinast, director del Centro Nacional de Medicina Biológica.
Escépticos
Las enfermedades y sus síntomas serían el resultado de la resistencia del sistema inmune frente a los tóxicos. Por eso, el objetivo de los medicamentos antihomotóxicos es estimular a que el organismo se desintoxique empleando para ello compuestos órganicos, vegetales y minerales.
"Los fármacos actúan drenando toxinas y buscan activar o estimular los mecanismos de defensa propios del cuerpo para que éste pueda salir adelante por sí mismo", explica el doctor Sergio Vaisman, pediatra y director médico para Chile de Heel, laboratorio alemán fabricante de fármacos antihomotóxicos.
Estos incluyen medicamentos para tratar cuadros tan variados como alergias, asma, artrosis, síntomas de la menopausia, aumento del colesterol, psoriasis, migrañas, afecciones virales, estrés e insomnio, entre otros.
Se estima que en Chile alrededor de 600 médicos están empleando fármacos homotóxicos en clínicas y hospitales. "Hay médicos de todas las especialidades que están involucrándose con esta medicina, que es un complemento a los tratamientos tradicionales", precisa Kinast.
Algunos médicos confiesan que su escepticismo inicial frente a la medicina biológica se fue diluyendo al ver su efecto. "Al principio no le creía mucho, lo consideraba como un agüita de hierbas, pero a medida que lo fui probando vi que funcionaba. Además, hay estudios y respaldo científico que avala su efectividad", cuenta el doctor Rodrigo Salvo, pediatra del Hospital El Pino, quien lleva dos años usando la homotoxicología.
El doctor Vaisman fue uno de los precursores en el país. "Me habían dado una muestra médica de un remedio para el dolor de garganta y la guardé en mi cajón. Tres semanas después llegué a la consulta con dolor de garganta y probé con una pastilla. Luego otra y en el día el dolor desapareció, pero pensé que era casualidad".
Tiempo después su suegra llegó de visita con un fuerte dolor de cabeza y el doctor le dijo que se pusiera bajo la lengua una pastilla antihomotóxica para la migraña. "A los 45 minutos andaba muerta de la risa, sin dolor". Entonces, comenzó a indicarlo a sus pacientes.
Para el doctor Alejandro Orizola, traumatólogo de la Universidad de Chile y del equipo chileno de Copa Davis, la medicina biológica surgió como una solución para tratar a deportistas profesionales.
"En el último tiempo, el gran problema que tenemos con el tratamiento de los deportistas es que muchos medicamentos dan doping y la lista crece todos los días, tanto así que ya no tenemos cómo tratar un resfrío con medicamentos alopáticos". Con los fármacos biológicos, en cambio, esto no ocurre.
Por eso, agrega, "estoy usando medicina biológica como primera opción cuando tengo que indicar antiinflamatorios, analgésicos o relajantes musculares y también para disminuir la inflamación preoperatoria, porque me ha dado muy buen resultado".
El doctor Salvo los indica, entre otras cosas, para tratar cólicos e irritabilidad en guaguas o para reforzar el sistema inmune en caso de infecciones. Por ejemplo, si llega un niño con una amigdalitis, indica un antibiótico y un fármaco antihomotóxico, que ayuda a drenar los ganglios linfáticos. "El resultado es mejor que usar sólo medicina alopática".
Los adultos mayores también se benefician con esta terapia. Según explica el doctor Augusto Brizzolara, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Fach, la homotoxicología ayuda a mejorar su respuesta funcional e inmune, lo que deja a los pacientes mejor preparados para combatir las enfermedades.
El especialista señala que usa esta terapia biológica para tratar "enfermedades degenerativas, articulares, dolor crónico de origen miofascial (columna, extremidades, cadera), gripes, resfríos, desregulación del sueño y estados de ansiedad y angustia".
Arsenal farmacológico
Los medicamentos utilizados en medicina biológica, llamados antihomotóxicos, tienen presentaciones similares a los fármacos tradicionales: comprimidos de uso oral y sublingual, gotas, aerosoles de aplicación nasal, soluciones inyectables y pomadas.
Los fármacos, que tienen una función tanto terapéutica como preventiva, se administran en dosis diluidas, es decir, con cantidades muy pequeñas de compuestos minerales, vegetales y orgánicos.
Entre sus ventajas, los médicos destacan que casi no producen reacciones adversas. Sí puede provocar que los síntomas se intensifiquen inicialmente. Su costo en farmacias varía entre los $6.000 y los $12.000.