Durante el último Simposio de Cáncer de Mama, realizado en San Antonio, EE.UU., se divulgaron dos estudios que muestran una reducción de los casos de tumores mamarios en ese país en 2003. En ambas investigaciones se especula que la disminución coincide con la caída en el uso de terapias de reemplazo hormonal (TRH).
La TRH sufrió un importante retroceso en 2002, al conocerse los primeros resultados del estudio Women's Health Initiative (WHI), en el que se la asociaba con el desarrollo de cáncer.
Sin embargo, esta semana, la Sociedad Internacional de Menopausia (IMS, en inglés) dio a conocer un comunicado en el que aclara que el menor uso de tratamientos hormonales no es la causa de la disminución de los tumores de mama, como se interpretó en primer momento. "Cualquier intento de relacionar ambos hechos es prematuro y no hay bases científicas para ello".
Sólo dentro de dos años se podrá tener antecedentes concretos que demuestren cuánto incidió la retirada de la TRH.
El doctor Sergio Brantes, de la Sociedad Chilena de Climaterio, agrega que "la reducción en la incidencia de cáncer de mama comenzó antes de 2002, y lo más probable es que se deba a un fenómeno multifactorial".
Precisamente, los expertos plantean que en los últimos años las mamografías se han reducido, por lo que muchos tumores no estarían siendo detectados. Asimismo, se debe evaluar cómo han variado otros factores clave en el riesgo de cáncer de mama, como el abuso de alcohol, tabaco o la falta de ejercicio.
A partir de la segunda parte del estudio WHI, se pudo establecer que la terapia con estrógenos no implica mayor riesgo, pero no es suficiente para indicar el uso de hormonas como método preventivo.
"El nuevo concepto es aplicar la terapia adecuada a la mujer lo más precoz posible, es decir, entre que comienza la menopausia (alrededor de los 49 años en Chile), y durante la primera década siguiente", dice Brantes. Además, su uso no está limitado a cinco años ni hasta los 60, sino a un buen control anual, que incluya mamografía y evaluación del riesgo cardiovascular.
Al respecto, un informe del Colegio de Medicina de la Clínica Mayo, en EE.UU., plantea que aplicada en el momento correcto, la TRH incluso puede proteger contra la enfermedad cardíaca. "Parece haber una protección si se inicia el tratamiento entre los 50 y los 58 años. Si se comienza el tratamiento tarde, ahí es cuando aparece el daño", dijo la profesora Virginia Miller en un encuentro de la Sociedad de Farmacología Británica, realizado esta semana en Oxford.
La especialista espera probar ese punto en un ensayo clínico llamado Kronos Early Estrogen Prevention Study (KEEPS), que incluye a 720 mujeres de 42 a 58 años, y cuyos resultados se esperan para 2010.