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El factor 'olvidado' por la pareja

Aunque es uno de los cuatro pilares de la relación de pareja - junto con la comunicación, la contención y el amor sexual- , los proyectos comunes no suelen ser explicitados por las parejas, aunque sean un motivo habitual de conflicto. Son parte de los proyectos comunes, por ejemplo, saber en qué gastaremos la plata y cómo criaremos a nuestros hijos. Así de importantes. En este reportaje, el reconocido siquiatra y sicoanalista Ricardo Capponi les otorga el sitial que les corresponde.

26 de Julio de 2007 | 09:47 |
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Cuatro elementos fundamentales determinan la calidad y el pronóstico de una relación de pareja a largo plazo. Estos componentes del amor sexual estable, como los ha llamado el destacado siquiatra y sicoanalista Ricardo Capponi, son la comunicación, la contención mutua, la vida sexual y los proyectos comunes. Estos últimos, aunque siempre aparecen en la dinámica de una relación de pareja, no siempre lo hacen de manera explícita. Y no deja de ser curioso que así suceda porque son un motivo habitual de conflicto. Por ejemplo, lo relacionado con las platas. En términos generales, mientras los hombres quieren ahorrar y ser previsores, las mujeres desean invertir en calidad de vida, bienestar y darles diversas cosas a los hijos.

De los diferentes proyectos comunes en que se embarca la pareja, el primero se refiere precisamente a la resolución de problemas que tienen que ver con la satisfacción de necesidades mínimas como: cuánto vamos a gastar, en qué casa vamos a vivir, dónde pasaremos las vacaciones o cómo costearemos nuestros pasatiempos.

Un segundo aspecto es el deseo de la pareja de tener hijos, lo que expresa su voluntad de consolidarse, porque en el criar la pareja también va alimentándose a sí misma. "La pareja muestra su mirada personal e íntima, acuerda las habilidades que considera que el niño debe desarrollar en la vida, los principios por los que hay jugársela, los valores que le van a inculcar".

Un tercer elemento se relaciona con su inserción grupal y social. "Cómo resuelve el dilema de incorporarse a la sociedad manteniendo su autonomía, y que en definitiva se relaciona con las características que debe tener la sociedad en la que queremos vivir". En este sentido la pareja elabora una estrategia de incorporación a través del trabajo, las relaciones de amistad y las instituciones.

Relacionado con el anterior, nuestra capacidad reflexiva nos lleva a preguntarnos acerca del sentido trascendente de nuestra existencia. "La pareja también busca ir más allá de sí misma, porque si se encierra en ella, se aleja; por lo tanto, también está preocupada de lo que se podría llamar un sentido de trascender, que puede tener un carácter religioso, solidario o político".

Y un último aspecto se liga con la moral común. Ambos tendrán que plantearse una normatividad propia frente a las tentaciones, al anhelo de satisfacer deseos que pueden estar en contradicción con lo que aspiran, por ejemplo, la fidelidad.

La pareja va construyendo una moral con un estilo propio, pero que sigue ciertos principios generales. "Uno sobre el que existe bastante acuerdo se refiere a lo nocivo de tener sexo con un tercero. Las parejas toman estos principios y en el área chica se hacen ciertas concesiones. El grado de flexibilidad de ese rayado de cancha dice mucho acerca de la calidad de la relación.

Por último, otro aspecto del proyecto de pareja tiene que ver con los hobbies, las diversiones, las vacaciones, y cómo se proyectarán en este ámbito". Cuánto hay de respeto a las actividades ajenas y a acompañarse en pro de la unión familiar.

Varias reglas o pasos van ayudando a crear proyectos comunes sólidos y exitosos en el tiempo.

Primera regla: EXPLICITAR ACUERDOS
Uno de los consejos que el siquiatra Ricardo Capponi daría a las parejas es que en el momento de adquirir el compromiso definitivo, expliciten los roles de cada uno; por ejemplo, en relación con las platas, la crianza de los hijos, en definitiva todo lo que tiene que ver con una distribución justa del poder, de modo de llegar a ciertos acuerdos, y que no se improvise en el camino, dejando como un supuesto tácito que el hombre lo va a asumir. "No hay que olvidar que el ser humano tiene una tendencia a controlar o dejarse controlar, y el proyecto de pareja sigue siendo un área de la relación muy sensible al machismo. Explicitar el proyecto garantiza que cada uno tendrá los mismos derechos y deberes, y que será fruto de algo pensado".

Para que un proyecto tenga éxito también es esencial la calidad de la elección de pareja; es decir, que haya ciertos grados de concordancia, es decir rasgos en común que los sintonizan, pero también complementariedad; que el otro posea aspectos que yo no tengo. Parejas excesivamente concordantes corren el riesgo de la apatía y el aburrimiento. Parejas excesivamente complementarias corren el riesgo de la lejanía y el desencuentro.

Otro elemento perturbador es la envidia solapada entre hombre y mujer, que impide el desarrollo de la gratitud. "Envidias del hombre al mundo femenino-maternal, y envidias de la mujer al mundo masculino de logros. Entonces se da una falta de aprecio. Ni uno ni otro aprecia el rol complementario, y esto afecta la calidad de los proyectos comunes, pero también la contención emocional reciproca. Por eso son tan importantes el respeto y el aprecio mutuo, evitando una distribución rígida de roles".

Segunda regla: TENER EXPECTATIVAS ATERRIZADAS
Esperar más o menos de la relación es un tema que conflictúa a las parejas. Las expectativas idealizadas siempre serán expuestas a la frustración, pero la capacidad que tenga cada miembro de aterrizarlas y tolerar la frustración contribuirá al éxito.

Capponi asegura que es inevitable crearse expectativas idealizadas durante el período de enamoramiento. Uno supone que el otro le puede dar más de lo que puede, también cree que uno puede dar más de lo que realmente puede. El proceso de aterrizaje implica frustración, porque es el único modo de crecer y madurar de forma tal que generosamente podamos renunciar sin quedar llenos de resentimiento, algo que logramos en mayor o menor medida. "El aterrizaje de expectativas requiere una renuncia, pero cuando hay poca capacidad de sacrificio, hay rabia, y si ésta surge, aparece la descalificación, el ataque al vínculo y viene entonces el deterioro".

Toda expectativa, sin embargo, requiere también del paso del tiempo, que es el cedazo que hará madurar a la pareja y renunciar a deseos que no se pueden cumplir para realizar otros. De hecho, algunas parejas al final de la vida se dan cuenta de que tuvieron muchas discusiones y que pese a ello pudieron lograr muchas cosas.

Muchas veces algunas parejas creen que su separación fue provocada, porque tenían proyectos que no coincidían, por ejemplo, en el estilo de vida que deseaban llevar. "Pero cuando uno investiga más, esa diferencia de estilos provenía de la lejanía mutua y de los resentimientos acumulados, que a estas alturas les impedían renunciar a ciertas gratificaciones en pro de agradar al otro. Por lo tanto, ahí lo que está fallando es el amor".

Tercera regla: SABER MODIFICAR LOS PROYECTOS
Los proyectos de la pareja son proposiciones a largo, mediano y corto plazo, pero pueden sufrir modificaciones de acuerdo con las circunstancias, una crisis, por ejemplo que implica una cesantía. "La pareja debe tener la flexibilidad para modificar los antiguos proyectos y asumir otros nuevos".

Son cambios relacionados con el corto plazo, porque en el largo plazo no se ha modificado la intención de construir una relación en la cual se criarán hijos, habrá preocupación por satisfacer las necesidades materiales o el insertarse en la sociedad de una determinada manera. La práctica cotidiana es lo que puede variar.

Un momento muy importante en que los proyectos cambian cualitativamente es cuando la pareja se separa. Muchos proyectos se vienen abajo, pero hay uno que se mantiene: el de los hijos. Los proyectos quedan reducidos sólo al de familia. "Como ex pareja ahora nos dedicaremos a criar a nuestros hijos, porque un proyecto de familia puede no tener pareja constituida, en cambio uno de pareja siempre tiende a crear una familia".

Tradicionalmente, el proyecto de las parejas era centrado sólo en el de familia, pero se ha ido tomando conciencia de la importancia de la relación de pareja para una buena calidad de la familia. "Hoy se sabe que si no está considerada la pareja en la relación de familia, se deteriora el vínculo de pareja y finalmente se rompe. No se mantiene por convención social como antes, lo que afecta inevitablemente a los hijos. Por otro lado, existe evidencia de que la calidad de la familia tiene que ver con la de la pareja. Ésta tiene que preocuparse de construir un espacio propio más allá".

Cuarta regla: RESPETO, APRECIO Y RELACIÓN SIMÉTRICA
Otro factor de éxito tiene que ver con que la relación sea simétrica, respetuosa y valoradora. Cuando se vuelve asimétrica, y uno tiene el poder sobre un aspecto - el dinero, por ejemplo- el proyecto se ve afectado. El respeto se refiere, por su parte, a no pasar a llevar ni dejarse pasar a llevar en la toma de decisiones.

Si frente a un conflicto uno opta por callar, pero tiene la certeza de que fue pasado a llevar, inevitablemente terminará con resentimientos. "En este caso, callar no ha sido un acto de renuncia generoso, sino un acto de sometimiento que pasará la cuenta, y el día de mañana esa persona no sólo no se callará sino que tomará venganza y agrederá al otro".

El aprecio al otro también es un factor importante, y se refiere a un aprecio genuino por el aporte del otro a la relación. Si hay actitud de competencia o envidiosa, no hay aprecio, y esto es algo que se va aprendiendo desde la infancia. Se ve en el modelo de la relación que establecen los padres entre ellos, cómo se tratan, cómo se respetan y valoran mutuamente.

Una pareja, aunque haya establecido ciertos patrones de relación, puede ir modificándolos para aprender otros nuevos, en la medida en que desarrolle la capacidad de elaborar sus conflictos y tomar conciencia de cómo el estilo en que se relaciona posee gérmenes destructivos.

En general, las parejas que logran hacerlo tienen la capacidad de ponerse en el lugar del otro, y reconocer en sí mismas cómo participan en la generación de los desencuentros. Por lo tanto, cada vez que tienen un problema aprenden, hacen experiencia, lo cual les permite ir pensando y entendiendo sus conflictos. "Cuando no existe esa capacidad, tropezarán sucesivamente con la misma piedra. En la medida en que puedan hacer esto irán mejorando su comunicación, contención, vida sexual y serán capaces de ir superando los obstáculos. Aunque, las parejas que hoy lo hacen, lamentablemente son pocas".

Hoy, sin embargo, asegura Capponi, más que nunca tenemos la oportunidad como sociedad de construir una relación de pareja de calidad. En el pasado, ésta se cimentaba en la dupla poder-sumisión y no hay posibilidad de crecer en el amor de pareja basándose en ese tipo de lazo. Recién a fines del siglo XX, luego de que la mujer reclamara sus derechos, como al respeto a su aporte en la pareja; a tener buena sexualidad; a que el hombre le sea leal y no tenga una sexualidad disociada; a la crianza compartida y a trabajar e insertarse en la sociedad, podemos empezar a hablar de una de pareja de calidad.
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