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"Las madres a veces son increíblemente ansiosas"

Durante los años '70 y '80, Francia atravesó por un período de desvalorización del matrimonio. Eso trajo como consecuencia nuevas formas de unión, otras maneras de criar a los niños y distintos cambios sociales. ¿Un ejemplo? El 95 por ciento de las parejas ha convivido antes de casarse.

09 de Agosto de 2007 | 15:34 |
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En Francia, el gobierno le pidió un informe sobre los cambios de la familia contemporánea para ver qué reformas en derecho se podían realizar en 1998. La socióloga Irène Théry, a sus 55 años, se ha convertido en toda una autoridad en materia de matrimonios, filiación y vida privada, ha escrito un puñado de libros al respecto.

Como directora de estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Théry ha podido constatar que en su país la familia es la prioridad número uno en las encuestas de opinión. A pesar de que hace poco Francia atravesó por un período de desvalorización del matrimonio, que trajo como consecuencia nuevas formas de filiación, de armar núcleos parentales y de criar a los niños, para los galos - "particularmente entre los jóvenes"- la familia sigue siendo su principal preocupación.

Y la familia que formó Théry es claro reflejo de la realidad social de los nuevos tiempos. "Soy casada hace poco más de treinta años y crié a cuatro hijos: dos del primer matrimonio de mi marido y dos que tenemos en conjunto. Cuando los niños de mi marido eran pequeños, vivieron la mitad del tiempo en casa de su madre y la otra mitad con nosotros. Su madre tuvo la generosidad de respetar mi lugar de madrastra y yo le devolví esa generosidad lo más que pude, siempre respetando su lugar de madre. Ambas hoy somos abuelas amorosas: me gusta ir envejeciendo y tomar distancia de los problemas de la vida privada de otros tiempos, verlos sobre todo con más humor y tolerancia, y así seguir inventando la familia contemporánea", dice.

-¿Por qué cree usted que la gente continúa entusiasmándose con la idea del matrimonio?
"Es que en Francia no hubo un rechazo al matrimonio, sino a sus aspectos más tradicionales: dependencia e inferioridad de la esposa, autoritarismo del padre, obligación de continuar juntos cuando nos hemos equivocado, etc. Entonces se produjo un aumento de uniones libres y familias naturales. Sin embargo, en ese tiempo, y sin darnos cuenta, el matrimonio cambió profundamente. Cambió en Derecho, llegando a ser una institución libremente elegida, con igualdad de sexos establecida, con régimen pluralista y disoluble por voluntad común. También cambió en las costumbres: ya no es más la primera etapa obligada para tener vida de pareja, y nos casamos más tardíamente. En Francia el 95% de las parejas ha convivido antes de casarse. Hoy ya no se está obligado a casarse y se hace por querer, no por conveniencia social. La gente se casa porque desea reinventar una vida donde los rituales tienen un valor, los estatutos un sentido, donde algo representa el mostrar públicamente su compromiso y que se es feliz organizando una hermosa ceremonia y una bella fiesta que reúne a familia y amigos. Todo, para decir que aún se cree en el amor que dura siempre".

-¿Cuál ha sido la raíz de esta transformación?
"Lo que ha cambiado todo es la evolución del estatus jurídico y social de los hijos. Pensemos en los bastardos de antaño: entre el hijo legítimo y el hijo ilegítimo era como el día y la noche. Uno era honrado, el otro un paria social y la madre soltera, señalada. Hoy, los derechos y deberes de los padres y los niños son exactamente los mismos, exista o no matrimonio. Por eso, en Francia, desde fines de los '90, la situación ha cambiado: el matrimonio modernizado ha vuelto a ser deseable y suscita un nuevo entusiasmo. Se puede ahora pensar el sueño de una vida en pareja conforme a nuestros ideales contemporáneos... Un nuevo régimen se instala poco a poco: la coexistencia pacífica de dos formas de unión, el matrimonio y la unión libre, ambos aceptados por la sociedad. En la misma familia, algunos hijos se casan y otros no, y todo el mundo lo encuentra normal. Me parece que decidir casarse o no, es desde ahora una elección personal".


"El secreto de las parejas que duran es enfrentar los problemas"

Pero, finalmente, casados o no casados, el problema es el mismo para todas las parejas: cómo lograr hacer la vida, ser felices y no tener que divorciarse. Théry explica : "Antes, el mayor riesgo era quedarse obligadamente juntos, toda una vida aunque no se fuera feliz. Hoy, todo el mundo lo sabe, el riesgo es lo contrario. Es escuchar al otro decir un día me voy y tener el sentimiento de que la vida se derrumba".

-Entonces, ¿cómo debería funcionar un matrimonio para que sea durable?
"Antes, el ideal de la pareja era con dos hacer uno. Andar al mismo paso, hablar con una sola voz. Este ideal de uno parecía hermoso, pero aceptaba implícitamente la jerarquía de los sexos: todo conflicto se arreglaba por la preeminencia del marido y la mujer no tenía nada que decir porque era dependiente. El gran cambio de la igualdad de los sexos es que la mujer ahora es una interlocutora del hombre. El nuevo ideal moderno de la pareja es el dúo: con uno y uno hacer dos. Un dúo, con dos voces diferentes para cantarlo, dos cuerpos diferentes para bailar. El secreto de las parejas que duran es enfrentar los problemas, saber que habrá crisis superables, conversar de a dos. Saber hacer frente a los cambios, hacer del tiempo su aliado y no su enemigo. Mientras más envejecemos, más nos damos cuenta de que no hay solo amor-pasión: existe también amistad, complicidad, incluso camaradería. Reírse de sí mismos es el gran privilegio de las parejas que tienen una larga historia detrás, es muy preciado. Pero, cuidado, para llegar a hacer de la amistad la sirvienta del amor, no basta con saber hablar, lo más importante es escuchar. En el amor como en la música, la falta de escucha no perdona".

-¿Cómo serán los matrimonios del futuro?
"Los sociólogos siempre se tientan con la posibilidad de prolongar hacia el futuro las tendencias actuales y se equivocan bastante. La única cuestión de la que estoy segura es que no volveremos atrás. Creo verdaderamente que el ideal de igualdad de los sexos es irreversible y que estamos aún al principio de una nueva era. Lo que espero es que entendamos mejor que este nuevo ideal no es en sí mismo una respuesta milagrosa: plantea nuevos problemas y es normal. Espero que las jóvenes parejas estén menos desarmadas frente a la nueva libertad que tienen, que sean menos individualistas de lo que fue mi generación".

Uno de los fenómenos sociales de Francia en los últimos tiempos, y también de Chile, ha sido la proliferación de madres solas después de una separación o un divorcio. "Muchos adolescentes son criados sin padres. Estas familias monoparentales son más pobres que las otras y las madres deben enfrentar inmensos problemas que no son de tipo moral, sino que social, de pobreza, de guetos urbanos, de escuelas, de violencia. Todas estas dificultades se acumulan en las mismas espaldas, dado que estas mujeres tienen en muchos casos, un trabajo precario. Tenemos aquí dos desafíos en lo inmediato: responsabilizar a los padres divorciados y crear políticas familiares a la medida de los problemas sociales planteados", detalla la especialista.

"Las madres honran demasiado a sus hijos"

Las madres hoy están en una situación paradójica respecto del rol que los papás asumen con los hijos, según cuenta la socióloga. "Quieren que los padres estén más presentes, pero no les dejan siempre un lugar. Honran demasiado a sus niños, como si fuera el único lazo indisoluble, y son a veces sobreprotectoras e increíblemente ansiosas. Corren sin cesar contra el tiempo: cuando están en el trabajo, se culpabilizan por no estar con los niños. Las mujeres no queremos escoger entre maternidad y responsabilidad profesional o social. Queremos todo y tenemos razón. No sé cómo será en el futuro, pero sí deseo que la conciliación entre vida familiar y profesional sea prioridad de la política mundial, y que logremos inventar un nuevo lugar para los padres porque las madres necesitan tener cerca de ellas una nueva masculinidad de parte de los hombres".

Actualmente, en Europa existe un gran debate sobre qué tipo de autoridad deben ejercer sobre sus hijos madres y padres. Théry comenta que en el pasado los padres confundieron la autoridad y el autoritarismo, descalificando la autoridad. "Hoy, reaprendemos que un niño necesita seguridades, y padres que entreguen referentes. Lo que la gente busca es asumir una autoridad que respete al niño, saber comportarse como adultos responsables para guiar al hijo hacia la autonomía. La preocupación que existe hoy por la familia demuestra que la crisis que sufriría este núcleo fundamental de la sociedad, profetizada por los ultraconservadores, no tuvo lugar. Pero, por otra parte, frente al cambio del mundo, el desafío es enseñarle al niño que la familia no es todo, que no hay nosotros y los otros. Nuestra pequeña casa particular forma parte de una casa común más grande, de nosotros los humanos, donde todos somos responsables. Hay que educar al niño a no tener miedo del mundo que lo rodea y a comprender que el planeta será lo que los hombres hagan de él. Y lo primero que retiene un niño es el ejemplo de sus padres más que las lecciones".

-La maternidad en Chile se ha postergado y no es raro encontrar madres que optan por tener hijos pasados los 40 años ¿Cómo explica este fenómeno?
"Es lógico. La ampliación de la esperanza de vida es un cambio de nuestro tiempo. Cuando la vida se alarga, no quiere decir que tengamos más años de vida al final, sino que se puede ser más joven en todas las edades. Por otra parte, la mujer no se precipita para tener un hijo, quiere primero tener un oficio, estar segura de que tendrá los medios para criarlo. También existen maternidades tardías después de una ruptura, cuando se tiene un segundo hijo. El problema es que el reloj biológico de la fecundidad de las mujeres no ha cambiado. Existe una injusticia natural entre los sexos, dado que los hombres sí pueden ser padres más tardíamente. La dificultad que viene será manejar la ayuda que la medicina puede aportar frente a la infertilidad creciente a los 40 años, sin esperar milagros tecnológicos".

La ciencia ayudará a algunas madres a dar a luz cuando estimen conveniente. Serán las responsables de alumbrar a las nuevas generaciones, de lidiar con hijos rebeldes. Un desafío evitable y prueba de ello es que en Europa se estancaron las tasas de natalidad. Para revertir eso se han multiplicado las ayudas parentales y los servicios sociales.

Numerosas asociaciones buscan apoyar a los padres que están en dificultad con sus hijos. "No niego la existencia de que los problemas familiares existen, mi oficio es estudiarlos, pero no comparto en absoluto el discurso actual que critica a los jóvenes. Tengo una gran confianza en ellos, los encuentro formidables, aprendo de ellos y estoy segura de que muchos de sus lectores coinciden conmigo".








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