EMOLTV

“¡No es que yo sea un adonis, jajaja!”

Por estos días, el niño lindo de la TV pone todo su empeño en desarrollar sus próximos personajes, tanto para televisión como para teatro. Dotado de una sensibilidad particular, con él bien se podría utilizar el famoso cliché de que es “mucho más que una cara bonita”. Y no es que sólo transmita belleza externa e interna sino que además, revela sentirse totalmente obsesionado por esta cualidad. También confiesa sus frustraciones y anhelos más íntimos.

02 de Octubre de 2007 | 09:54 |
imagen
Sentado en un café cercano al Parque Forestal, Iñigo Urrutia no pasa desapercibido. No sólo por ser un rostro conocido y codiciado por miles de mujeres (y hombres) sino porque ahora luce un look mucho más llamativo: algo así como un frondoso afro se desprende de su cabeza. Es para complementar su personaje en la próxima teleserie de Mega, “Fortunato”. Dice que le gusta llevar el pelo así, que le da más estilo. Y es que al actor le importa demasiado el ‘style'. Y se nota. Viste siempre a la moda y ocupa los perfumes más 'chic', como el Dolce Gabbana.

“No te molesta que fume, ¿cierto?”, pregunta mientras deja su café de lado para sacar una bolsa de tabaco y comenzar a enrolar un cigarrillo. No tiene cómo encenderlo, pero eso no importa porque de la nada aparece una señora y le ofrece un encendedor. “Quédatelo no más, porque tengo otro. Para que no tengas que andar pidiendo pues”, le dice con un embelesamiento tal, que casi da risa. Y es que eso genera Iñigo. Una escena similar se vuelve a repetir al rato. Cuando camina por el Parque y posa cual modelo para la sesión de fotos, un grupo de colegialas se percata de su presencia y se le abalanza escandalosamente para pedirle besos, autógrafos, una chapita, lo que sea de él.

Iñigo sólo se sonroja. Se le ve tímido. Quizás por eso no le gusta dar entrevistas, porque le da pudor y porque, según él, siempre lo tergiversan y lo sacan de contexto. Además que no lo necesita; no le gusta figurar, según él. Por eso quiere partir la conversación más profesionalmente, describiendo su personaje en “Fortunato”.

- Entonces, cuéntanos ¿cómo es tu nuevo personaje?
“Se llama Omar y es un mecánico mujeriego, ambicioso pero buena persona. Es el hijo putativo del protagonista, Fortunato (encarnado por Marcial Tagle), un tipo muy básico pero bien alegre. Es el objeto de deseo de una señora mayor y de clase alta. Y él es arribista y como a la familia le está yendo bien se da como el fenómeno del ‘roto con plata’. Además, se sabe ‘rico’ y se viste bien provocativo. Es bien macho”.

Puede que no calce mucho ver a este actor interpretando a un personaje de ese calibre; cómico, después de haberlo visto siempre de niño lindo y bueno, o también de canuto y hasta de malvado, como en “Montecristo”. Pero él asegura que ya había experimentado algo en este género. Probó una pincelada en “Aquelarre” y “Amores de mercado” (ambas teleseries de TVN, su antigua casa televisiva). “Le tenía un poco de susto a la comedia pero ahora ya me acomodé. Tengo buenos partners, nos reímos mucho. Que los técnicos se maten de la risa ya es un buen parámetro. La teleserie va a prender”, dice.

- ¿Sientes que has interpretado a personajes variopintos en estos diez años?
“Sí, he tenido mucha suerte, me han tocado de distintas clases sociales, con distintas obsesiones, características, no me siento encasillado”.
- Pero nunca has hecho de feo y es difícil que lo hagas.
(Se ríe coquetamente) “Pero es que para qué voy a interpretar a un feo si hay otros actores que no son bonitos, pero grandes actores y que pueden hacerlo mucho mejor. Además, yo igual podría hacerlo, con un buen apoyo de maquillaje. ¡No es que yo sea un adonis tampoco, jajaja! Pero le dan esa posibilidad a otros”.

Asegura que sus personajes favoritos han sido Marcelo Alonso en “Aquelarre” y Marco Lombardo en “Montecristo”. “En la primera tenía que actuar con la Paty López y fue muy entretenido trabajar con ella. Y Marco, porque fue un desafío y un personaje importante. Y no porque haya sido protagónico, porque a veces éstos pueden ser muy fomes ya que se mueven con los mismos temas; el amor y desamor, etc. En cambio éste estaba teñido con venganza, dolor, desamor, un personaje muy completo, me encantó”.

- ¿‘Montecristo’ marcó un antes y un después en tu carrera?
“Depende... Me carga eso de estoy en mi mejor momento en las entrevistas. No, para mí todo esto ha sido un camino y una consecuencia para interpretar cada vez mejores personajes. Y ha sido un trabajo súper necesario. Agradezco haber empezado con personajes chicos, de abajo, porque eso me ha dado luces para ver cómo se trabaja, observar y aprender, sin que nadie tenga una expectativa tan grande de mí, sino que éstas sean sólo mías”.

-¿Cómo fue pasar de un canal con el área dramática tan estable a uno más pequeño y sin mucha ni buena experiencia?
“Me siento muy bien, le tengo mucha fe a Mega. TVN fue mi escuela televisiva y aprendí mucho, hice papeles entretenidos e importantes para mi carrera. Pero en Mega me ha tocado asumir roles más fuertes, con más carácter. El de “Montecristo” fue súper intenso. Y lo más importante es que me sentía preparado para interpretarlo. TVN me dio trabajo durante diez años y estoy muy agradecido”.

El canal público quiso ficharlo desde mucho antes. Cuando el actor aún estaba en la escuela de Fernando González. Pero él se negó en un principio. Se hizo de rogar. Quería terminar sus estudios antes de incursionar en la TV. Y el canal lo esperó y apenas egresó debutó en “Tic tac”. Y les gustó su trabajo, porque desde entonces no dejó esa pantalla, con todo tipo de personajes aunque más bien secundarios, durante una década, hasta que se decidió a dar el salto con un protagónico, en Mega.

Eso sí, aclara que su primera experiencia en teleseries fue traumática. “Es que antes de entrar los actores siempre tenemos el típico prejuicio hacia la tele, de que queremos hacer arte. Y es una cosa totalmente distinta. Para mí fue especialmente difícil acostumbrarme al ritmo, a los códigos, a relacionarme con los otros. Ahora me gusta hacer TV, las teleseries, la ficción. Pero sólo eso, no veo nada más de televisión, no me gusta”.

-¿Te sumas a los que critican a la TV farandulera de hoy?
“De todas maneras. Creo que es una mierda, me da urticaria cada vez que veo esos programas faranduleros que no aportan nada, al contrario. Entiendo que a la gente le guste, por la morbosidad. Pero la ficción, en cambio, sí puede entretener a esa gente que llega cansada de la pega a la casa, porque en Chile se trabaja demasiado, entonces es bueno darle ese espacio mágico para que se rían o lloren. Yo lo aprovecho y me hago cargo de eso, me gusta aportar en ese sentido”.

Agrega que está agradecido de la televisión porque le ha dado una buena calidad de vida y el hecho de ser reconocido para la gente y que lo llamen para otros proyectos. “Te da un nombre y en el mundo de hoy eso ayuda mucho”.

-Entonces, ¿por qué no te gusta dar entrevistas? También puede ayudar.
(Se ríe) “Es que cuando das muchas entrevistas te invalidas como actor. Qué le importa a la gente lo que yo pienso. No soy ni un líder de opinión ni pretendo serlo, no soy un ejemplo para nadie. Sí me interesa que reconozcan mi trabajo y que lo valoren pero antes de eso tengo que valorarlo yo, que es lo que hecho a lo largo del tiempo, trabajando mis inseguridades, y cuando tenga algo que decir de eso o de algo importante, lo haré. Pero si salgo con alguien o cualquier cosa, me da lata, y la prensa escrita tergiversa y nunca quedo conforme con las entrevistas. Que no fue lo que dije o lo que quise decir, entonces después tengo que llamar a los periodistas para retarlos”.

- ¿Cómo manejas la sobreexposición?
“Igual es agradable ser anónimo pero también la gente es muy respetuosa conmigo…yo soy muy patiperro, me gusta relacionarme con todos en la calle, siento que soy una persona súper accesible. Obviamente a veces no ando con la sonrisa para todo el mundo porque soy un ser humano como cualquiera pero no me compro ese rollo, porque no me interesa vivir como alguien distinto a los demás. Y el contacto con la gente, el observar, es lo que te hace interpretar mejor a los personajes.
“No soy de ir a lugares de mucha gente como los estadios, porque me persigo. Pero en la calle me pongo mis audífonos y no me doy ni cuenta si me miran o no, soy bien volado. Y si me miran es porque reconocen mi trabajo yo creo”.

- ¿Qué te falta por hacer, profesionalmente?
“Más cine y teatro. Participé en los films “Paréntesis” y “El huesped”. Me falta hacer más lobby para trabajar con ciertos directores que me gustaría. El cine acá es súper cerrado, se trabaja siempre con la misma gente y es una vara que me pongo porque me gusta mucho ese formato y quiero hacer más. Pero hasta ahora no he visto ni un peso de lo que he hecho. En cambio,de la TV vivo, aunque tampoco eso es mi prioridad, pero sí tener la experiencia de viajar, ir a festivales, ver cómo se mueve ese mundo, trabajar con gente capa. Tenemos grandes directores”.

Y enumera: “Pablo Larraín, Sebastián Campos, Silvio Caiozzi. Pero no estoy apurado, sé que va a llegar el momento y ya aprendí a disfrutar del presente, de lo que estoy haciendo ahora y dejé la ansiedad de lado”.

Comenta con entusiasmo que está preparando un papel en la obra “Algunas chicas”, dirigida por Carlos Osorio y que se estrenaría a fines de septiembre. “Para mí es un tremendo desafío y me da un poco de susto porque mi personaje está todo el rato en escena y dialogando con cinco actrices distintas. Me encantaría hacer Shakespeare, me gustan mucho los clásicos”.

- ¿Sientes que dejaste de lado el teatro por la TV?
“He hecho teatro pero siempre me encasillan en la TV. No soy de los actores que me he llenado de trabajo porque tampoco me gusta vivir así. Hay algunos que después de grabar se van al teatro. Pero me gustaría más tener una compañía. Es que las herramientas que entrega el teatro son únicas. Un actor jamás debería dejar de hacer obras. La tele no tiene esa instancia de aprendizaje porque es mucho más inmediata y los actores que no hacen teatro se quedan pegados, como la mayoría de los más jóvenes. Con la TV te empiezas a achatar con los años, con los mismos personajes, sin herramientas para poder seguir proponiendo cosas. Hay muy pocos genios en ese sentido y un genio de verdad no se va a quedar sólo con la televisión, entonces el teatro es un deber”.


Continúa leyendo:
"Quiero tener una pareja pero soy muy complicado”

“Soy súper vanidoso y creo que es por mi inseguridad”
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?