El título de la película lo dice todo. Es un film que escruta en lo más profundo de las conciencias humanas para descubrir sus lados buenos y malos y nos pone enfrente de la pureza infantil. Por algo el film se llama “Little children” en su verisón en inglés.
Sarah Pierce (Kate Winslet) es antropóloga que se ha postergado por ser dueña de casa. Y en eso está, atrapada en un matrimonio desgastado y con una hija pequeña que consume todo su tiempo.
La monotonía de su vida ha hecho que despreocupe su apariencia personal y que parezca desconectada del mundo que la rodea. Un día, mientras lleva a su hija a pasear a un parque cercano, conoce a Brad Adamson (Patrick Wilson), un padre cesante que se queda en casa cuidando de su hijo, mientras su esposa sale a trabajar. Lo que comienza como una amistad no tarda en convertirse en un apasionado romance.
El film podría quedarse encerrado en esta infidelidad, pero avanza también hacia el cuestionamiento personal al poner en este escenario a Ronnie, un pedófilo que acaba de salir de la cárcel y que se muda a la casa de su madre en el mismo barrio de Sarah y Brad. Él intenta cambiar su vida, pero la noticia de su llegada es recibida con repudio por los vecinos. Larry, uno de los mejores amigos de Brad, lidera una campaña para echarlo de la comunidad.
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