No hay que ser tan light a la hora de elegir los alimentos. Menos aún si queremos bajar de peso. Las denominaciones "light" o "diet" nada significan en nuestro reglamento y, por lo general, sólo representan una reducción de calorías en relación con el producto original. La premisa es que no se pueden consumir alimentos en forma desmedida. La clave de una dieta saludable está en el balance de sus componentes.
Si bien es cierto que la presentación de algunos de estos artículos favorece la confusión, la responsabilidad de la elección está en los consumidores. Saber leer las etiquetas se torna una labor primordial. Como explica la nutricionista de Clínica Las Condes, Dra. Verónica Álvarez, la mayoría de la oferta "diet" se relaciona con la reducción de las grasas y los azúcares. "Esta denominación, tomada de la literatura anglosajona, no implica cero aporte de calorías o grasas, a menos que la etiqueta así lo establezca. Por el contrario, en algunos casos, el consumo desmedido de ciertos productos puede provocar aumento de peso".
Ejemplos hay muchos. Entre ellos, cremas, mermeladas y mayonesas light. Si bien todos ellos ayudan a mejorar la calidad de dieta, no está recomendado comerlos en forma habitual. Según la especialista, el tema se torna especialmente complejo cuando hay personas que no pueden ingerir ciertos componentes por un tema de salud. "Quienes sufren de diabetes, hipertensión o ciertas alergias o intolerancias deben tener un mayor cuidado y leer con detención los ingredientes. Muchas veces, por ejemplo, se cree que un producto diet no tiene azúcar, en circunstancias de que sólo se le ha quitado una parte".
Algunos mitos
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Según el manual "Selección de Alimentos, Uso del Etiquetado Nutricional para una Alimentación Saludable', del Ministerio de Salud, los términos "Light" y "Diet" son nombres de fantasía que sugieren una propiedad nutricional. "Por lo tanto, en los alimentos que se usen estos términos se deberá indicar en la rotulación el descriptor nutricional que le corresponda, según el tipo de modificación. Así, asociado a un término Diet o Light, el alimento podrá ser independientemente: libre, bajo, liviano o reducido en calorías, grasas, colesterol, sodio o azúcares".
El mismo documento señala que en la actualidad hay una gran variedad de estos alimentos y la recomendación para el consumidor, al momento de realizar la elección, es leer la etiqueta de los mismos y comparar el aporte de nutrientes por porción de consumo habitual y por 100 gramos o 100 ml, según corresponda.
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Comparar las calorías entre las distintas marcas también es una sugerencia de la Dra. Álvarez. Dice que, por ejemplo, entre los productos lácteos light hay grandes diferencias en el aporte calórico, especialmente entre los quesos crema y los yogures.
Fijarse en las calorías de la porción habitual también puede ayudar a elegir mejor entre las alternativas. Otro dato es verificar los porcentajes de grasa. Puede darse que un alimento no tenga azúcar, pero su alto contenido graso lo hace igual de prohibitivo para quienes están en plan de dieta.
Creer que no aportan calorías y que, por lo tanto, puedes comer todo lo que quieras es un error muy frecuente, dice la especialista. "Esta percepción se da bastante frente a los productos que se comercializan como naturales. La gente asocia la palabra integral a bajo en calorías, y no son sinónimos. Lo único que establece es el uso de más fibras, lo que si bien es sano, también hay que fijarse en los otros ingredientes. El galletón integral es el típico ejemplo de producto con muchas calorías y grasas. Lo mismo sucede con el chocolate diet. Hay que recordar que muchos de ellos han sido fabricados con fructosa, que si bien no es nociva para los diabéticos, tiene las mismas calorías que el azúcar".
En torno a si son o no saludables las distintas alternativas de endulzantes también existen mitos. "La verdad es que si uno revisa fuentes como la FDA norteamericana, edulcorantes como la sucralosa y el aspartame están incluso aprobados para ser usados en mujeres embarazadas. De hecho también se recomienda su consumo en niños con problema de peso. Los que han estado en mayor cuestionamiento son el ciclamato y la sacarina. En estos últimos años se han revisado los estudios y al parecer la ingesta de sacarina no tiene ninguna relación con el cáncer. De hecho, lo más probable es que la FDA le levante el estatus de revisión".
En materia de dulzor, una de las últimas revoluciones del mercado es la sucralosa. A nuestro país llegó con la marca Splenda, pero ya existen otras alternativas, entre ellas, las nacionales, a un precio bastante menor. "La ventaja es que la sucralosa permite la cocción y ahora se está adicionado a galletas, bebidas y muchos productos. Otro beneficio es que como endulza más que los otros edulcorantes, se necesita una dosis menor. No es que químicamente sea más sana que el aspartame".
Otra tendencia son los alimentos funcionales, productos a los que se les ha adicionado algún componente que ayudan a reducir el colesterol o mejorar la digestión. La mayoría de la oferta se concentra a nivel de lácteos.