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Sólo un 33% de las mujeres confía sus problemas al marido

El estudio, realizado en Santiago, mostró de qué manera las exigencias de la vida moderna y la distribución de roles en el hogar están afectando la vida en pareja.

24 de Agosto de 2007 | 09:32 |
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El estereotipo clásico es una mujer quejándose y sacando fuera sus tensiones, mientras el hombre calla y evade sus temores con exceso de trabajo o de televisión. Por eso, uno de los datos sorprendentes de la encuesta "Madres, roles y estrés", que se presentó esta semana, los mostró a ellos mucho más abiertos que ellas a contarle sus problemas a su pareja.

Sin embargo, para médicos y psicólogos que atienden a hombres y mujeres, esto no es extraño. En una sociedad ultra exigente, en la que ambos están asumiendo nuevos roles, la mujer sigue manteniendo el de "cuidar y acoger a los otros".

"Las mujeres se sienten solas porque su marido no suele escucharlas como ellas quisieran. Han visto que cuando intentan desahogarse, ellos siguen mirando la TV, no le hacen ningún comentario o le piden que vaya al grano. Pero ellas no necesitan soluciones concretas sino sentirse acogidas. Por eso, ante la falta de respuesta, han dejado de contarle sus cosas", señala Luis Herrera gineco-obstetra de la Clínica Las Condes.

Él ha constatado esto con frecuencia en su consulta, asegura. "Cuando les pregunto un poquito más sobre su vida, muchas de ellas se abren fácilmente, se desahogan, lloran".

La encuesta "Madres, roles y estrés" -realizada por Adimark sobre una muestra de 650 capitalinos, hombres y mujeres de entre 30 y 65 años, y de todos los estratos socioeconómicos- fue presentada por la Clínica Las Condes y Comunidad Mujer. Sus resultados muestran que ambos sexos están con altos niveles de tensión, pero que ellas se están llevando la peor parte: el 60% de las mujeres y el 43% de los hombres declaran tener un nivel de estrés medio o alto.

El mismo estudio reveló que las mujeres sólo en un 32,8% conversa con su marido, mientras que éste lo hace con su mujer en un 58,2%. Así las mujeres confían sus problemas en un 25,7% a sus amigos, en un 18,2% con sus hijos, en un 14,7% con su madre y en un 19,7% no los comparte con nadie. El hombre, en cambio, sólo le cuenta sus problemas a sus amigos en un 19,6%, se los guarda en un 20,6% y con sus hijos los habla sólo en un 6,2%

Una de las principales demandas que hacen las mujeres a sus parejas, según la encuesta, es que compartan más con ellas la administración de la casa. Para Marta del Río -psiquiatra, psicoanalista y terapeuta familiar- esta aspiración femenina de que el hombre se comprometa más al interior del hogar tiene que ver con su necesidad de contención en un escenario complejo y muy demandante.
Más diálogo
Marta del Río, psiquiatra: "La pareja, de algún modo, nos trae una imagen materna o paterna. ¿Y qué espera un hombre de su mamá? Que lo cuide".
Luis Herrera, gineco-obstetra: "La mujer quiere conversar los problemas de pareja para luego retomar una sexualidad normal. Él no quiere conversar, quiere tener sexo y siente que con eso se superará el problema".
Mariely Said, psicóloga: "Para ser buen amante y esposo, un hombre necesita sentirse vencedor, fuerte, atractivo. Y ella, sentirse amada, reconocida y aceptada".
Gabriel Dukes, psiquiatra: "La relación sexual es uno de los pilares sobre los que se basa la pareja: representa la posibilidad de intimidad, un estar de a dos muy distinto a como se puede estar con otros"

A la psiquiatra no le extraña que las mujeres aparezcan en la encuesta confiando menos sus problemas a sus parejas que los hombres. "Para compartir tus temores profundos con alguien tienes que sentir que esa persona es capaz de contenerte. Y los hombres, en general, no han sido preparados para la contención emocional de los otros".

"Ellos se sienten agobiados ante la demanda emocional porque han desarrollado menos recursos para enfrentarla", agrega Marta del Río. Y esto tiene que ver, ni más ni menos, explica, con los roles de género que han sido asignados por siglos.

"Ellas, en cambio, tienen incorporado en su rol de género el cuidado de los otros más que el cuidado de sí mismas". De ahí que en la encuesta las mujeres muestren un alto nivel de satisfacción con las tareas que realizan, pero menos conformidad con sus aspectos personales (aspecto físico, estado de ánimo, tiempo para sí misma).

"Las mujeres inclinan mucho más la balanza por la maternidad que por la pareja. Son muy mateas como mamás. Y no ven que si la pareja está bien, los hijos van a estar bien", dice el doctor Luis Herrera.

En este contexto, la relación matrimonial se ha resentido. Para la psicóloga y psicoterapeuta de adultos Mariely Said, el estrés es un motivo frecuente de consulta, que "ha ido aniquilando la vida sexual y la comunicación de la pareja".

Cambios

Estas tensiones son inevitables dado el cambio de escenario que produjo la entrada de la mujer al mundo del trabajo, lo que se ha traducido en una crisis de la identidad de roles. "Crisis que está repercutiendo en la salud mental de las personas, pero que también es una oportunidad", afirma el psiquiatra y psicoanalista Gabriel Duke.
Dependencia
El 67,6% de los hombres cree que su mujer tiene una alta dependencia emocional de él. Y el 58% de ellas piensa lo mismo de sus maridos, según el estudio "Madres, roles y estrés".

Así, en medio de este doloroso reacomodo, los especialistas están viendo algunas señales de cambio. "Las mujeres de las nuevas generaciones están pudiendo ser más claras y explícitas en sus demandas de apoyo y de contención a sus parejas. Y hay hombres que pueden entender estos mensajes, empatizar con lo que les pasa a ellas y lograr cambios", dice Marta del Río.

Para la psiquiatra, es clave que las madres eduquen a sus hijos hombres en el lenguaje de las emociones, "que hablen con ellos sobre lo que sienten", y que los padres sean cariñosos y les muestren sus sentimientos.

La psicóloga Mariely Said enfatiza la necesidad de que las parejas se dejen un "espacio físico-mental-relacional", que esté al margen de los hijos y de las necesidades de la casa.

También considera importante que hombres y mujeres, además de saber comunicar sus demandas, aprendan a aceptar al otro y que no intenten "convertirlo en otra persona". "Luchar 'con' el otro y no 'contra' el otro significa recordar el motivo por el cual están juntos".



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