EMOLTV

Llevar un piercing en la lengua y... perder un diente

La Cámara de Diputados pidió aumentar la fiscalización de los sitios donde se realizan estos procedimientos; los médicos esperan que la medida disminuya las infecciones.

05 de Septiembre de 2007 | 10:07 |
imagen
No importó que el reglamento del Código Sanitario vigente desde 2004 prohibiera realizar piercings a menores de edad sin la autorización de sus padres. En noviembre de 2006, el hijo del diputado UDI Manuel Rojas, con sólo 13 años, llegó a su casa con un reluciente aro de titanio en plena lengua.

"Ni siquiera tenía claro si el lugar donde se lo hizo estaba autorizado para hacer piercings", se lamenta su padre.

Al diputado Rojas el tema lo toca de cerca, y por eso en enero, junto a otros 10 parlamentarios de diferentes partidos, presentó un proyecto de acuerdo para que el Ministerio de Salud aumente la fiscalización para los establecimientos donde se realizan estas prácticas, y para las personas que las llevan a cabo. La moción fue aprobada por unanimidad.

Más normas

Decomisar los utensilios y clausurar inmediatamente el local si es que no cuenta con la certificación del Servicio de Salud, o si el establecimiento no exige a los menores de edad autorización notarial de sus padres, son las normas que se agregarían al reglamento, siempre que el Ministerio de Salud lo apruebe.

En la actualidad, la Secretaría Regional Ministerial de Salud (Seremi), que es la encargada de fiscalizar los locales, sólo tiene la facultad de cerrar establecimientos por razones de salubridad, algo que en la Región Metropolitana se hizo tres veces durante todo 2006.

Los médicos reconocen que la fiscalización es esencial para evitar problemas mayores, sobre todo cuando la perforación se realiza en la lengua, una zona de extremo peligro, por su facilidad para sufrir infecciones.

El presidente de la Sociedad Chilena de Odontopediatría, José Hassi, sabe de esto. En su consulta ha recibido 15 casos de jóvenes con daños bucales causados exclusivamente por ir a la moda y llevar aros en la lengua.

"El problema más frecuente son las infecciones. Muchos de estos aros son colocados sin las medidas de asepsia adecuadas, y a esto se suma que la boca siempre está húmeda y hay bacterias, lo que favorece el desarrollo de estos procesos", explica.
Lo que dice la norma actual
El "Reglamento de Tatuajes y Prácticas Similares" existente explica que antes de la realización de cada procedimiento, la persona que lo lleva a cabo debe informar verbalmente y por escrito los riesgos, los cuidados de la zona tratada, la necesidad de consultar a un médico ante signos de infección, dolor excesivo o persistente, o cualquier otra complicación. Además, debe entregar su nombre completo.
Los menores de edad deben tener una autorización escrita de alguno de los padres y estar acompañados por él.

Pero eso no es todo. Hassi está consciente de que una mala maniobra en el músculo puede provocar graves daños: "Cuando la perforación se hace en las papilas gustativas, los jóvenes pierden un poco el gusto. Además, pueden presentar alteraciones al hablar".

A esto se suman dificultades al masticar y tragar alimentos, daños en el labio o la encía debido al roce del piercing con estos tejidos y la alergia que produce el níquel -material del que están hechos algunos aros- en ciertas personas.

Al cirujano maxilofacial Raúl Sáez también le han llegado jóvenes, todos entre 12 y 19 años, con complicaciones derivadas de la misma causa: el piercing. "He visto adolescentes que llegan con reacciones granulomatosas como respuestas defensivas del organismo. Es decir, alrededor del aro tienen una inflamación rosada del porte de una mora que a veces es acompañada de picazón".

Pero éstas no son las únicas consecuencias.

Daño irreversible

Microfracturas y abrasiones de esmalte, incluso fracturas de esmalte y dentina son frecuentes entre quienes siguen esta moda. Todo, debido al golpe continuo del aro contra los dientes, un hábito que suelen adquirir los jóvenes que llevan piercings.

"Estos daños en las piezas dentarias son irreversibles y el tejido dentario perdido sólo se puede reemplazar con algún material estético a base de resina", explica el odontopediatra José Hassi.

Es más, el dentista Santiago Matta confirma: "Cuando los jóvenes se golpean reiteradamente el aro contra los dientes se provoca una fuerza descontrolada que va desplazando el diente y atrofiando la raíz y el hueso, lo que puede llegar incluso a la caída de éste".

Y aunque no se juege con el aro, puede haber problemas. Al especialista Raúl Sáez le ha tocado atender a jóvenes con fracturas de la corona de premolares debido a que, sin querer, se han mordido la cabeza del piercing mientras comen.





EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?