Uno de los factores que influyen cada vez más a la hora de dificultar el embarazo es el estrés que provoca el ritmo frenético de la vida actual.
Según los especialistas, la tensión diaria, las extensas jornadas de trabajo y la vida sedentaria, inciden directamente en el nivel de fertilidad de las personas.
La ginecóloga Cecilia Fabres, de la U. de Medicina Reproductiva de la Clínica Las Condes, explica que "cuando las mujeres están sometidas a fuertes niveles de estrés o ansiedad, se producen trastornos en la ovulación que dificultan el embarazo".
"Esto ocurre frecuentemente en alrededor del 10% de los casos de infertilidad cuya causa se desconoce", agrega la sicóloga Irene Furman, del Instituto de Investigaciones Materno-Infantil (Idimi), de la U. de Chile.
Círculo vicioso
Además, cuando una pareja no consigue concebir en el tiempo en que ellos habían calculado, se genera un estrés adicional, que incluso se puede manifestar en una depresión, ya que se ve amenazado el proyecto de familia y hasta el funcionamiento sexual de la pareja.
"Es un círculo vicioso donde el estrés se instala en la pareja y a veces basta con mandar al paciente algún tipo de terapia sicológica para que se relaje y quede esperando", agrega Fabres.
Según la experta, también ha ocurrido que hay parejas que llevan años intentando un embarazo, pero cuando optan por someterse a algún tipo de cirugía o deciden adoptar, se embarazan justo antes, porque dejaron de presionarse por el tema.
Un estudio de la U. de Harvard confirma esa hipótesis. La sicóloga Alice Domar, directora del Centro Mente-Cuerpo para la Salud Femenina, investigó a 184 mujeres infértiles, a quienes dividió en tres grupos terapéuticos. El 55% de las que recibieron terapia cognitiva y el 54% de las que recibieron terapia de apoyo consiguió su objetivo de embarazarse, en comparación con el 20% que siguió el tratamiento convencional.
"Esto sugiere que un número significativo de mujeres podría lograr un embarazo sin la necesidad de recurrir a tratamientos costosos que, además, son invasivos, como los que ofrecen las técnicas avanzadas de reproducción asistida", señala Domar.
En aumento |
Los especialistas coinciden en que los últimos diez años se han triplicado las consultas por infertilidad en Chile. El ginecólogo Ricardo Pommer atribuye este fenómeno a que las mujeres están postergando cada vez más el período de embarazo a edades cercanas o superiores a los 35 años. La edad constituye, así, un nuevo factor de riesgo, ya que después de los 38 años las posibilidades de embarazo se reducen al 15% y después de los 40 al 5%, asegura el experto.
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En el caso de los hombres, la situación no es muy distinta, ya que diversos estudios señalan que el estrés disminuye la calidad de los espermatozoides.
Una reciente investigación de la Clínica Tambre de Madrid asegura, además, que en los últimos 12 años, el número de espermatozoides en el semen descendió en un 40%, y entre las causas del fenómeno, además de las sustancias químicas del ambiente, se menciona el estrés.
Para el ginecólogo Ricardo Pommer, director del Programa de Fertilización Asistida del Idimi y de Clínica Las Nieves, "no está tan claro que durante períodos de menor estrés el organismo secrete alguna sustancia química que ayude a que los hombres y las mujeres tengan una mejor chance de embarazo".
Sin embargo, en la práctica esto es muy habitual que suceda, lo que el especialista asocia al distanciamiento sexual que algunas parejas viven cuando comienzan a tener problemas de fertilidad.
"Por ejemplo, si una mujer tiene una sola trompa obstruida es común que comience a distanciar las relaciones sexuales, ya que piensa que no tiene sentido la actividad sexual, si ese mes no ovulará", dice Pommer.
La sicóloga Rosario Domínguez, de Clínica Las Condes, quien la semana pasada realizó una ponencia sobre el tema en el seminario "La Sexualidad: Un Concepto más Amplio", organizado por el centro Ikastola y la U. Diego Portales, tiene una visión similar.
"La infertilidad es como un duelo que afecta mucho a la pareja y que le impone importantes desafíos", explica. Entre ellos, resolver los temas relacionados con la culpa y la rabia a través de una terapia sicológica es fundamental.
La experta señala además que, en general, los hombres y las mujeres reaccionan de manera diferente frente al problema.
"Cuando se estudia la causa, la persona que tiene el problema siente un peso mucho más grande, y cuando ese trastorno es masculino, a muchos hombres les influye en la autoimagen y comienzan a sentir rabia con su cuerpo, ya que existe un número importante de ellos que asocian la fertilidad a la virilidad".
En esos casos, la mujer tiende a proteger más a su pareja, con lo que coarta su posibilidad de expresar su tristeza.
En las mujeres, en cambio, el problema también las afecta mucho, pero los expertos tienen la visión de que ellas están más preparadas para enfrentarlo.
Daniela Solari, sicóloga de la Universidad Católica y especialista en el tema, señala que la respuesta de ambos se relaciona también con las características de la pareja, ya que "quienes son más autoexigentes y tienen poco apoyo social y de sus familiares, viven el problema con mayores índices de estrés".