Lo primero que se visualiza al entrar al
Museo de la Moda no es el mentado vestido de Marilyn Monroe. Tampoco el famoso traje de Cary Grant. Nada de eso. Sino que, nada menos, una gran pantalla que reproduce en forma permanente una recopilación de antiguos videos del matrimonio Yarur Bascuñán, los padres del gestor de esta iniciativa: el recién inaugurado espacio de exhibición de
trajes que van desde el siglo XVII al XX y que contempla creaciones de importantes modistos como Christian Dior y vestuario de celebridades como Joan Crawford.
En la aludida pantalla se puede apreciar la celebración de las nupcias y algunos de los múltiples viajes por el mundo de la pareja. También la historia de esta conocida familia. Porque estos fallecidos personajes siguen haciendo historia; fueron el motor inspirador de esta obra y representan una imagen más que reiterativa en la vida de su único hijo.
Jorge Yarur Bascuñán heredó muchas cosas de sus padres, entre ellas, el gusto por lo ‘fashion’ y la elegancia de su madre. A los 46 años parece haber encontrado una misión en la que se ha embarcado sin restricciones.
No es nada fácil seguir una conversación con él: es inquieto, no mira a los ojos y con su ronca voz salta rapidísimo de un tema a otro. Además, se nota que se preocupa de su físico; tiene un musculoso cuerpo que se luce tras sus ajustadas vestimentas.
Muy quitado de bulla, a diferencia de algunos integrantes de su familia paterna, ha cultivado un bajo perfil y se muestra austero, sin dejar el gusto por lo “bueno”, claro. Pero no por eso se siente ajeno a lo que pasa en Chile. Jorge tiene opinión y saca la voz. Le preocupa la pobreza, se va en contra del gobierno y critica a la TV chilena y a la farándula. Poco a poco comienza a develar una sensibilidad inusual y a la vez, una sencillez que sorprende.
Vive en lo que era la chacra de la casa de sus padres. Se construyó un hogar ahí y sólo lo acompaña una decena de perros, los que rescata de la calle. Porque se siente absolutamente vulnerable al sufrimiento de estos animales. Tanto así, que, aunque el museo le quita mucho tiempo y energía, tiene innumerables proyectos en carpeta para seguir salvándolos.
También en el futuro pretende ayudar a personas discriminadas. Y, lejos de avergonzarse o rehuir de su tormentoso pasado envuelto en drogas, siente como un deber el transmitir este mensaje de superación para ayudar a otras personas aquejadas con esta adicción. Además, recalca que el museo es una institución sin fines de lucro y ya creó la fundación Yarur Bascuñán para proteger a los perros vagos de Santiago y Valparaíso.
- Hablemos del museo. ¿Cuál fue el detonante que te llevó a levantar un proyecto de esta envergadura?
“Es que como no tengo hijos necesitaba darle un sentido a la casa de mis papás, darle una perpetuidad porque uno no sabe qué puede pasar…”
- ¿Como para darle trascendencia a tu vida, en vez de tener hijos? ¿Lo tienes descartado de plano?
“Claro, esto vendría siendo como mi hijo. Lo tengo descartado porque para tenerlos hay que estar muy centrado y capacitado para entregar demasiado. Muchos padres se separan y los hijos van de un lado a otro y eso lo encuentro terrible. Hay que pensarlo muy bien para darles una vida segura. No es al azar. Mucha gente los tiene porque socialmente hay que tenerlos, pero no es obligatorio, es una opción en la vida”.
Tras siete años de arduo trabajo Yarur inauguró este museo, el primero en su tipo en Latinoamérica y que contempla más de 7.000 prendas. “Vistiendo el tiempo” se llama la primera exhibición que durará hasta enero. Las diferentes exhibiciones irán rotando cada cierto tiempo y las prendas se despliegan en diferentes vitrinas a lo largo de lo que era la casa de sus padres, de 1.500 mts2 construidos (el parque es de 10.000) y emplazada en toda una esquina de Vitacura con Vespucio. Mientras uno camina entre las vitrinas, todo bajo estrictos estándares internacionales, se puede apreciar algunas habitaciones del hogar de los Yarur Bascuñán, que conserva intactas.
Para darle un plus a esta esperada inauguración, Jorge invitó a nada menos que Elijah Wood, el conocido actor estadounidense que protagonizó “El señor de los anillos”.
- ¿Cómo lograste atraerlo a la inauguración? ¿Y por qué lo elegiste a él?
“No lo conocía, sólo le envié la invitación. Tenía mucho interés en conocerlo, me parecía una buena y simple persona y así es. Quedé con una muy buena relación con él y su polola. Lo elegí a él porque es de bajo perfil, por su carrera y porque tiene una sensibilidad especial, no es farandulero, nunca sale en el copuchenterío y además para llamar la atención de la gente joven”.
Historial |
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- Bajo perfil, como tú.
“Sí, no me interesa figurar, nunca voy a fiestas o eventos. A mis papás sí les gustaba. Invitaban gente todos los domingos a almorzar a la casa y era entretenido porque venía todo tipo de personas; desde periodistas, pintores, empresarios y a mí me gustaba participar”.
- En un principio le tenías cierta aversión a las entrevistas, ¿ya no?
“Ahora me relajé con el cuento de las entrevistas, al principio andaba como gato de espalda. Es que la prensa se ha portado súper bien y yo estaba asustado por eso. Estoy bien agradecido de la prensa, entendieron el mensaje. Acá no hay farándula, sólo arte”.
- ¿Estás satisfecho con los resultados?
“Lo que más me gusta es el montaje, está muy bien hecho. En otros museos se pueden ver bonitas colecciones pero las piezas ya vienen hechas, el trabajo es el montaje”.
- ¿Cómo es vivir al lado del museo?
“Me encanta porque así no tengo que salir a toparme con los tacos. Tengo la suerte de que mi trabajo me quede al lado”.
Sin duda el museo ha dado de qué hablar (a la fecha, más de 2 mil personas lo han visitado). Y no sólo en Chile, también en el resto del mundo. Un productor de cine inglés contactó a Jorge porque va hacer una película en Latinoamérica y quiere utilizar el museo como una de las locaciones. Y hasta el New York Times le dedicó un artículo en el que cuestionaba quién era Jorge Yarur y qué quería hacer con tamañas piezas de tanto valor. “Me pareció pésimo el artículo porque sólo hablaba de lo único que les interesa a los norteamericanos, la plata no más. Ellos se preocupan de lo que vende y no nombran todo el trabajo que hemos hecho, han sido años de sacarse la mugre trabajando”, comenta notoriamente indignado.
En forma exclusiva, Jorge adelanta cómo será la próxima exhibición, hasta ahora todo un misterio. La idea es llamar a jóvenes diseñadores chilenos a un concurso para que se inspiren en un vestido de Lady Di. “Es bueno para motivar y dar a conocer a estos jóvenes y el vestido de la princesa va a mover al público. Hay que atraer a la gente con algo así, sino qué les va a interesar ver diseños de jóvenes”, se queja.
“Toto”, como le dicen, viene aterrizando de Europa (París y Londres). Allí asistió a remates de ropa de los años 20 hasta los ‘60, su especialidad. “Compré cosas bien razonables porque el mercado está muy interesado en las etiquetas Dior, apunta sólo a grandes nombres y los coleccionistas de museos están enfocados a eso y para mí es muy conveniente (se ríe). Traje un montón de cosas no muy importantes pero buenas y me salieron a buenos precios”. Y es que así, Yarur pretende seguir sorprendiendo.
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