Hoy son muchos los chilenos que, tras el dolor de una separación, se atreven a emparejarse nuevamente. Y todos tienen que enfrentar una serie de desafíos que no siempre esperan. Es lo que en Chile y en el mundo se llama una familia ensamblada o mixta donde conviven con la nueva pareja los hijos del primer matrimonio y del segundo.
Los especialistas en el tema afirman: "En este tipo de familias hay que tolerar las distintas historias, hábitos, estilos de vida y pensamientos, y prepararse para los conflictos que de seguro aparecerán. Se encontrarán situaciones mías, nuestras (del matrimonio), nuestras (yo con mis hijos), de ellos, y habrá que construir un nosotros dentro del cual quepa cada miembro de la familia y todos se sientan integrados", explica el doctor Arturo Roizblatt, psiquiatra y autor del libro "Enfrentar la Separación y Construir una Nueva Familia".
Éstas son algunas claves que permiten estar más preparados a la hora de enfrentar esas situaciones.
1.- Hacer el duelo de la separación Para poder construir una nueva relación de pareja sólida y armoniosa, es importante haber cerrado el capítulo anterior, de manera de no tener expectativas irreales de lo que nos puede traer esta nueva relación, ni medirla en función de la experiencia pasada. Muchas veces, aseguran los expertos, las personas esperan demasiado de su nuevo matrimonio. Dicen "esta vez no me pasará lo mismo", "no voy a cometer los mismos errores" o "no volveré a aceptar lo que acepté", lo cual suele revelar una menor tolerancia al conflicto y una menor capacidad de buscar por todos los medios resolver dificultades.
También hay casos en que las personas dicen: "yo no me volveré a separar pase lo que pase". Eso tampoco es lo ideal. "Son dos caras de una misma moneda. Es vivir la relación actual de pareja en función de la relación anterior y eso siempre es mal negocio. La relación actual tiene que construirse en sí misma. No es el espacio para reparar todo aquello en que uno se equivocó antes, porque es una carga demasiado grande e impide que esta relación pueda adquirir vitalidad y existencia en sí misma", explica Claudia Cáceres, sicóloga y coordinadora de la Unidad de Terapia familiar en Proceso de Separación y Familias Ensambladas del Instituto Chileno de Terapia Familiar.
Hacer el duelo facilita además que la relación con la ex pareja sea más fluida y no interfiera en el nuevo vínculo. "El hecho de que los ex maridos o esposas sean permanentemente fantasmas amenazantes no le hace bien a nadie. Por eso, ojalá los duelos que se producen con la separación matrimonial estén ya finalizados cuando la nueva familia se conforme", advierte el doctor Roizblatt.
2.- Hacer el duelo del ideal de familia tradicional Este duelo implica varias cosas. La primera es aceptar que la nueva pareja y familia que se forma tendrá características distintas a la de un primer matrimonio. "Este tipo de familia no es como las tradicionales, biparentales biológicas, y el tener eso claro, aunque para algunos sea difícil de aceptar, alivia, evita problemas y permite prepararse para las alteraciones normales que se presentan", asegura Roizblatt.
"Si la expectativa es armar esta nueva familia y vivir en pareja desde la lógica de que el único ideal de familia bueno es en donde hay dos papás juntos con hijos biológicos, entonces lo más probable es que haya mucho sufrimiento. Además, tanto a la pareja como a los hijos les costará asumir que la familia que tienen puede ser buena y rica y eso es fundamental para crear todo el sentido de pertenencia y de identidad", agrega Cáceres.
En este contexto, existen dos condiciones ineludibles para no fracasar. La primera es aceptar y querer al otro sin abstraerse del hecho de que es padre o madre de familia. "Si la pareja no está dispuesta a aceptar que ese hombre o esa mujer tiene una parentalidad previa, entonces tiene que plantearse de verdad si esa relación es para él o ella porque es difícil que sea algo que se arregla en el camino", dice Cáceres.
La segunda condición ineludible es la aceptación de la exclusión. A diferencia de una familia tradicional, en las familias mixtas, los miembros de la pareja deben tener la capacidad de aceptar que los vínculos biológicos y no biológicos no son iguales y tolerar el no estar incluidos en todos los espacios.
3.- Respetar los tiempos de cada uno Es otro punto fundamental y tiene que ver con la construcción de los vínculos. Cuando hay hijos de por medio, es muy probable que la pareja no pueda dar todos los pasos que quiere con la rapidez deseada, sino que tendrá que respetar los tiempos de los niños. Eso puede significar que la convivencia se postergue hasta que se haya producido cierta integración de la pareja con los hijos que no son de él o de ella o de los hijos de él con los hijos de ella, si ambos fueron padres en un primer matrimonio.
No forzar la relación es también lo que recomienda el doctor Roizblatt: "La tarea de ensamblar ambas familias es larga y requiere de buena voluntad y paciencia. La conformación de esta familia como unidad deberá definirse, pero no de un día para otro, como tan frecuentemente se pretende, y es esa urgencia lo que lleva a una sensación de frustración, de tarea no lograda. Hay que tener cuidado y paciencia con los ritmos de aceptación de la nueva pareja por los hijastros, vigilar los tiempos, saber cuánto tiempo y cuándo estar juntos y averiguar qué es lo adecuado para ellos. Cada adulto es único, cada hijo/a es único/a y cada relación entre cada uno de sus hijos y su nueva pareja también es única".
4.- Definir los roles Una vez que se alcanza el punto en que se puede tomar en consideración la convivencia, el proceso sigue siendo gradual, porque llega la hora de definir los roles que juega cada uno en esta nueva familia. "Ahí la clave es no olvidar que no es lo mismo ser padre o madre biológicos que padrastro o madrastra. Cada uno tiene su aporte y pueden ser relaciones muy enriquecedoras para la vida de los hijos, pero son diferentes", dice Claudia Cáceres.
En su experiencia de sicóloga ha notado que los mejores resultados se obtienen cuando el padrastro o la madrastra no ejercen autoridad desde un principio, porque evitan así las situaciones de rechazo del tipo: "tú no me mandas porque no eres mi papá o mi mamá".
Cáceres recomienda que en un primer tiempo, el padrastro o la madrastra asuman exclusivamente un rol indirecto de apoyo a la pareja. "¿Cómo ayudo yo en la crianza de hijos que no son míos? Ayudándote a ti, madre o padre. Si el padre o la madre tiene dudas, lo conversan, definen estrategias en conjunto, pero quien las implementa siempre es el padre o la madre biológica, al menos en toda la primera etapa. Luego, progresivamente, en la medida en que se va generando confianza y respeto y en que se van construyendo lazos afectivos, el padrastro o la madrastra puede asumir cierto rol de autoridad. El error más habitual es partir al revés y ejercer inmediatamente autoridad para marcar el territorio. Eso causa mucha resistencia por parte de los hijos", señala la sicóloga.
También ayuda, dice, que el padrastro o la madrastra se empeñe en solucionarle problemas a los hijastros. 'Por ejemplo, si el papá o la mamá no puede ir a buscarlos a alguna parte, va él o ella'.
Otro punto clave es tener en cuenta el rol que juegan los padres y madres biológicos que no viven con los hijos, y reconocer la importancia que tienen para ellos. De lo contrario se puede desencadenar mucho enojo. "Hay que evitar hacer críticas a la ex pareja del cónyuge y menos aún hacerlas en presencia de los hijos, ya que se está criticando a alguien a quien ellos generalmente aman y respetan", dice Roizblatt.
5.- Más que nunca, cuidar los espacios de pareja Salir a comer solos una vez a la semana y arrancarse un fin de semana al mes. Esa receta, que puede parecer muy obvia, es fundamental, según los expertos, sobre todo para las parejas que han tenido hijos en un primer matrimonio y luego tienen otros juntos. "Son parejas que a pesar de todo tuvieron mucho espacio solos cuando los hijos de cada uno estaban donde el papá o la mamá biológico, por el fin de semana o las vacaciones. Entonces, cuando vuelven a tener hijos, el cambio es muy fuerte y resienten esta nueva pérdida de libertad. La queja es que tienen cada vez menos sexualidad y disfrutan pocos momentos juntos, porque están todo el tiempo con los hijos tuyos, míos y ahora uno, dos o tres nuestros que además son más pequeños", explica Cáceres.
En esos casos es importante que logren darle nuevos espacios a su pareja, recurriendo a redes de apoyo que hagan que la dinámica familiar sea menos absorbente.
6.- Aclarar lo antes posible los temas económicos Parece evidente pero no lo es. Los especialistas aseguran que se evitan muchos conflictos si los asuntos de pensión alimenticia, así como los del contacto de los hijos con el padre o la madre no custodio, están acordados antes de que uno de los padres se vuelva a emparejar. De lo contrario suelen surgir dificultades. Puede que la nueva pareja no acepte que los hijos vean tanto a su padre o madre o que sienta que el apoyarlos económicamente equivalga a mantener indirectamente a la o el ex también. Un ejemplo de eso puede ser que la nueva pareja pregunte: "¿Por qué pagas tú la conexión a Internet en la casa de tus hijos si tu ex también usa el computador?".
En esos momentos, dicen los expertos, es importante recordar que estos acuerdos debieran ser entre padres biológicos e involucrar sólo indirectanente a la nueva pareja.