Un aumento significativo ha tenido la diabetes gestacional durante los últimos años. Si hace una década sólo entre el 3% y el 5% de las embarazadas presentaba este problema, hoy en día esa cifra es del 10%, de acuerdo a estudios nacionales.
"La doctora Andrea Huidobro, experta en nutrición, hizo una investigación epidemiológica bastante rigurosa en 2004, que arrojó como resultado una incidencia de 10%, aproximadamente. Y eso es mucho más de lo que se hablaba en las décadas del 80 y 90, cuando se veían incidencias del 3% a 5%", comenta el doctor Cristián Belmar, especialista del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Católica.
¿Qué está influyendo en este incremento? El ginecoobstetra explica que claramente la enfermedad se ha hecho más frecuente debido al cambio en la alimentación y la baja en la actividad física de las personas, lo que se suma a una demostrada susceptibilidad étnica a tener diabetes. "Los latinos tienen más predisposición a desarrollar esta enfermedad y eso no lo podemos cambiar".
Sí se pueden controlar aquellos factores que favorecen su aparición: "Si una mujer se embaraza en un buen peso y sube lo aconsejable se puede reducir la posibilidad de que desarrolle diabetes gestacional".
Esta enfermedad aparece durante el embarazo, período en el que el organismo de esa persona es incapaz de regular el alza de azúcar, por lo que este nivel se eleva más allá de lo tolerable. Generalmente se termina con el parto, aunque los problemas que puede provocar a veces trascienden ese momento.
Para empezar, el hijo en gestación crece y engorda en exceso, lo que genera en algunos casos que al momento de nacer tenga un peso excesivo, lo que dificulta el parto o provoca que éste deba hacerse vía cesárea.
"Además, cuando el feto ha estado sometido a altos niveles de azúcar en el útero, al nacer se produce una baja brusca de su glicemia, lo que si bien no es grave, sí puede redundar en que la guagua deba estar un par de días con algún tratamiento especial", advierte el doctor Belmar.
La madre, en tanto, puede en el mediano plazo tener más riesgos de desarrollar diabetes. "Publicaciones científicas internacionales hablan de probabilidades de 40%", acota Belmar.
Por lo general, las embarazadas con esta enfermedad sólo necesitan bajar la ingesta de carbohidratos y azúcares y pocos casos requieren de administración de insulina.