La celulitis se define como una modificación en el tejido conjuntivo producto de la acumulación de grasa, líquidos y toxinas. Cuando se produce este cambio, la piel aparece irregular y con pequeños bultitos, que es lo que conocemos como piel de naranja.
Las causas son múltiples. Por un lado influye la acumulación de grasa en los adipositos, lo que presiona los capilares y aparecen los bultos. Y por otro, la retención de agua y toxinas como consecuencia de una obstrucción en los capilares sanguíneos y linfáticos. También resultan decisivos los cambios hormonales, sobre todo durante la adolescencia, así como la herencia genética y el estrés. La adrenalina también favorece el almacenamiento de grasas en el cuerpo.
Hay tres tipos
Si sabes qué tipo de celulitis tienes, es más fácil combatirla. Existen tres clases.
Edematosa: Se da sólo en muslos, de manera difusa y en forma de piel de naranja. Necesitas geles anticelulíticos en forma constante, masajes con cremas o aceites para favorecer la circulación y evitar la acumulación de líquido.
Dura: La piel se vuelve compacta, dura y difícil de pellizcar. Puede ir acompañada de estrías, y duele cuando se aprieta la zona afectada. Necesitas usar un guante de crin en la ducha con movimientos circulares y de abajo y hacia arriba, cremas anticelulíticas en forma constante, poner las piernas en alto siempre que puedas y tomar mucha agua. Si puedes ir a un centro de estética para que te den masajes de drenaje linfático, mejor.
Blanda: Aparece en muslos, cadera y glúteos, y cambia de forma cuando se aprieta con la mano. Puede ir acompañada de problemas circulatorios, fatiga o dolores musculares, y el tejido superficial tiene poca consistencia y se ve flácido. Necesitas alternar cremas anticelulíticas con reafirmantes. Los masajes también ayudan.
Soluciones integrales
El ideal es actuar ante la primera señal de alerta y combinar el uso constante de geles con una dieta balanceada y ejercicio.
Cremas: Lo más importante es utilizarlas a diario y aplicarlas con masajes circulares. Hay anticelulíticos que evitan que las grasas se almacenen, y otros que las destruyen.
Ejercicios: Haz flexiones de piernas, sentadillas y bicicleta. Prefiere las escaleras al ascensor.
Alimentación: Debes evitar la sal y tomar mucha agua, ya que elimina los productos de desecho. Disminuye las grasas y azúcares.
Tratamientos estéticos: Hay ofertas de masajes que pueden contribuir a la eliminación de toxinas. Sólo asegúrate de acudir a un centro serio.
Infusiones: El té verde ayuda a depurar el organismo de los excesos alimenticios.
No se sabe qué tan efectivas son las cápsulas que se supone ayudan a absorber las grasas, o si te pueden provocar otros problemas.
Tu rutina diaria
Si estimulas la circulación y el drenaje de toxinas a través del ejercicio, tus piernas estarán más firmes y el problema pasará más desapercibido. Sigue estos movimientos.
UNO: Utilizando el respaldo de una silla como apoyo, levanta la pierna derecha hacia delante tan alto como puedas, mantén 15 segundos y bájala despacio. Debes repetir 12 veces y cambiar de pierna.
DOS: En la misma posición, levanta la pierna derecha hacia el lado exterior, mantén 15 segundos y bájala lentamente. Haz 12 repeticiones y cambia de pierna.
TRES: En la misma posición, levanta la pierna derecha hacia atrás, mantén 15 segundos y bájala. Debes hacer 10 repeticiones y cambiar de pierna.
CUATRO: Recostada sobre el lado izquierdo y con las piernas estiradas, sube la derecha en ángulo recto y bájala lentamente ofreciendo resistencia. Haz 10 repeticiones con cada pierna.
CINCO: Cruza la pierna que trabaja por encima de la rodilla que descansa en el suelo, hasta tocarlo con la parte interior del pie. 10 repeticiones con cada pierna.
SEIS: Eleva lateralmente la pierna tanto como puedas, mantén la flexión y baja. Haz 15 repeticiones y cambia de pierna.
