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“La Iglesia no es un poder fáctico”

20 de Septiembre de 2007 | 12:44 |
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Aún está en conversaciones con la editorial para resolver los aspectos finales de la edición, pero es un hecho de que en los próximos meses estará en librerías un nuevo libro de Sol Serrano.

“¿Qué hacer con Dios en la República?” es el título de la obra que aborda el proceso de secularización de Chile en el S. XIX y que concluyó con el acto formal de la separación del Estado y la Iglesia en 1925.

Se la ve sumamente entusiasmada. Cuenta que la razón que la llevó a adentrarse en ese tema en particular fue descifrar cómo “este mundo occidental (América y Chile), pero a la vez más periférico de Occidente vive procesos de modernidad, uno de los cuales es la secularización”.

“Me interesaba ver cómo lo vivía una sociedad como la chilena, cómo lo vivía a nivel político, del Estado, pero también cómo lo vive a nivel social y cultural, cómo cambian las prácticas religiosas y cómo se va diferenciando lo profano de lo sagrado, lo temporal de lo espiritual, lo civil de lo eclesiástico”, explica.

-Los chilenos somos de actos formales. ¿La separación Estado Iglesia marca la secularización?
“La política, como un hecho más formal muy poco dramático, fue negociado. Los conflictos están en el S. XIX y están porque la independencia significa no sólo separarse de España, significa también fundar la República y ella funda la legitimidad del poder ya no en los principios religiosos como en una monarquía, sino que en un principio jurídico cual es la soberanía popular.
“El conflicto es cómo se reordena la sociedad cuando el fundamento básico de la legitimidad deja de ser religiosa; la religión tiene que empezar a ocupar otro lugar. Todo esto es muy concreto, muy conflictivo y muy enredado y por eso se llama ¿Qué hacer con Dios en la República?”, porque la verdad tiene que ver con cómo se readecua la religión...”

-¿A dónde la instalamos?
“Claro, y lo que me interesa es poder probar que la secularización de la sociedad en el S. XIX no es, en lo absoluto, lo mismo que la descristianización. El mundo, la sociedad, no se hace menos religiosa, la religión ocupó un lugar distinto, y más aún, y lo más interesante que el libro prueba, es que hay un proceso de cristianización; la Iglesia expande, a través de todos sus conflictos más bien, su capacidad de llegar a la gente”.

-¿Eso se mantiene hasta hoy? Porque si bien somos un país secular tenemos un alto porcentaje de práctica religiosa...
“Alto. Sí, lo que pasa es que la religión ocupa un lugar menor en la cultura, evidente, pero sigue siendo un componente constitutivo de los individuos; es uno de los componentes, no el componente de la sociedad. Como parte de la sociedad, me parece que la religión católica tiene una muy especial relevancia en la sociedad chilena y en toda América Latina en cuanto a práctica. En Chile tiene una particular relevancia en el espacio público”.

-Si bien nos secularizamos, la Iglesia sigue teniendo gran influencia. ¿Eso explica que la consideremos un poder fáctico?
“Es que no es un poder fáctico, porque la Iglesia sí tiene poder es porque sus fieles se lo otorgan, no porque tenga un poder distinto o ajeno al consentimiento de las personas. No puede haber un fáctico, un poder coercitivo, cuando está basada en el consentimiento de las personas; nadie es católico por obligación. Entonces sí hay muchos católicos que le otorgan relevancia a la Iglesia a la cual pertenecen porque es un fenómeno de la sociedad civil, así que el tema de que la Iglesia es un poder fáctico es un gran error que me parece, además, autoritario. De hecho, lo que hay es un movimiento social, de la libertad de las personas. Si hay algo en lo cual se expresa la libertad de las personas es la adhesión religioso.
“Por eso es poderosa la Iglesia Católica, sólo por el consentimiento de sus fieles, por ninguna otra razón”.

Sol Serrano explica que la secularización que experimenta Chile no puede considerarse temprana frente a la vivida por los otros países de América, que habían sido colonias española. Aclara eso sí, que en nuestro caso no se dio la violencia que sí experimentó, por ejemplo, México.

“Es muy interesante nuestra secularización, porque es políticamente muy pactada; no por eso no fue dramático y conflictivo en muchas cuestiones y así lo relata el libro”, sostiene.

-¿El ser tan pactado explica que no hayamos arrastrado conflictos religiosos posteriores?
“Eso es muy interesante, porque una de las características más relevantes de América Latina es que no ha tenido conflictos religiosos. Piensa que Europa pasó en guerras religiosas durante tres siglos; la religión ha sido un factor de gran violencia en la historia mundial; si vemos las guerras religiosas de Europa, que son distintas a los conflictos de la evangelización en el período de la Conquista española, nosotros no hemos tenido en América. Hay un sólo episodio violento religioso en la América moderna que es la rebelión de los cristeros en México, en 1929, que fue corta, pero bien dramática.
“Somos un continente con una gran pluralidad religiosa dentro del mundo cristiano, con un gran sincretismo entre las culturas indígena, africana y española y en el S. XX ha vivido un proceso de pluralización del cristianismo, o sea, la religión católica ha disminuido y han crecido las denominaciones protestantes. Este ha sido un continente que ha mantenido la práctica religiosa muy diversa, amplia, al revés de Europa, que prácticamente ya no tiene y no ha sido nunca violenta. Más bien, la religión ha cumplido un rol articulador, de cohesión de la sociedad que de división; en Europa ha sido muy divisiva; primero, entre protestantes y católicos y después, entre el mundo republicano y socialista y el mundo católico”.

-¿Las tensiones se han presentado más cercanas al S. XXI, como en la discusión de la ley de divorcio?
“Sí, hay conflictos entre el mundo católico y el mundo secular, laico, y ha habido una fuerte separación entre ambas culturas, pero al mismo tiempos mantienen muchos espacios de colaboración. Hay divergencias, pero no diría que son las más definitorias de la sociedad chilena. Tuvimos problemas ideológicos y el catolicismo ha estado con todos, por cierto menos en la izquierda marxista. Si se ve, el mundo católico, los parlamentarios católicos, votan transversalmente; esto ha permitido también muchos acuerdos; el voto es cruzado”.

Sol Serrano advierte que la respuesta a la pregunta de su libro es estrictamente histórica y no filosófica. “Noooo, filosóficamente no me atrevería siquiera a preguntarlo”.

“El libro muestra cómo la religión católica se adapta en una sociedad plural. En el caso chileno, dentro la secularización de la sociedad. Lo que trato de probar es que el catolicismo pasó a ser una de las fuerzas preponderantes de la sociedad civil y no del Estado”.

-¿Eso es un signo de la madurez de nuestra sociedad?
“Es un signo de que la historia es más compleja que las divisiones tan polares entre católico y laico, entre liberal y conservador, entre derecha e izquierda”.
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