El teatro y luego la política siempre han estado, de alguna u otra forma, presentes a lo largo de su vida, lo que le ha traído más de algún infortunio. Pese a que hace un tiempo rechazó un ofrecimiento a postularse como concejal de La Florida, asegura que le encantaría ser alcalde de alguna comuna más pequeña, porque se define absolutamente “politiquero”.
Es que ya de adolescente Claudio Arredondo mostraba cierta veta “democrática”. Cuando estudiaba en el Liceo Lastarria, por el ‘78, la rectora era la que elegía al centro de alumnos y ese año, lo nominó a él como presidente. “Yo le dije que por qué no hacíamos una elección mejor y por supuesto, me echaron”.
- ¿Qué tan politiquero eres?
“Me encanta la política, soy bien politiquero, me entretiene. Si hubiera pasado por alguna universidad habría participado feliz en el centro de alumnos. Pero eso sí, no soy militante de ningún partido, soy de la Concertación”.
- ¿Qué pasó cuando te ofrecieron ser concejal de La Florida?
“Se me acercó Gonzalo Duarte, o sea, tenía que ir por la Democracia Cristiana. Lo pensé harto pero como sé que los concejales no tienen mucho qué hacer, porque fiscalizan pero no proponen mucho, prefiero hacer algo mas ejecutivo”.
- Algo más ejecutivo… ¿Cómo el rol de un alcalde?
“Claro, me gustaría ser alcalde independiente pero de una comuna más chica, como Pirque –el alcalde se va a asustar, es muy amigo mío (se ríe)- donde vivo hace tres años. Pero eso sí tendría que pasar por el filtro de mi mujer, que no le gusta mucho”.
- ¿Por qué?
“Porque un tiempo trabajé en la Municipalidad y me la pasaba en eventos y no estaba nunca en la casa, una lata, no tienes horarios”.
- Ah, entonces por ahí va la cosa...
“(Risas) Claro, pero igual se puede entrar a conversar. A lo mejor más adelante me tiro, es un bicho que siempre he tenido. Es que en esa época, además, había descuidado mi pega como actor. Pero no me arrepiento porque logré materializar varios proyectos y pude vivir sólo del teatro. Además, justo me llamaron para hacer la serie “Heredia” (TVN) y decidí cuidar más mi pega”.
Porque por sobre todo Claudio es actor y es algo a lo que nunca le ha podido hacer el quite, ni siquiera de niño: es hijo de los conocidos actores Gabriela Medina y César Arredondo (éste lo adoptó ya que su padre biológico se separó de su mamá cuando tenía apenas dos años), pero es el único de los seis hermanos que optó por esta carrera.
Cuando decidió entrar a la escuela de Fernando González, sus padres lo agarraron y le advirtieron lo difícil e inestable que era esta profesión, sobre todo en esa época, y lo pusieron a prueba. El resultado fue positivo.
- ¿En un principio tus padres no quisieron que repitieras el plato?
“Claro, pero era imposible, o sea, me sentaron y me dijeron todo lo que yo en realidad ya sabía, porque lo había visto en ellos, y que probara primero. Fue el mismo Fernando González quien le dijo a mi papá que yo tenía talento. Pero siempre me apoyaron, hasta el día de hoy”.
- La influencia era demasiado cercana y fuerte.
“De todas maneras, imagínate que desde que tengo uso de razón que mis papás me llevaban a los ensayos, para no dejarnos solos en la casa, entonces yo me crié en los escenarios. Por eso no me lo cuestioné tanto”.
Claudio debutó a sus precoces 18 años en la teleserie “De cara al mañana”, en la que oficiaba como todo un galán. Después le siguieron las clásicas “Los títeres” y “Ángel malo”. En esta última incluso se quedó con Claudia di Girolamo.
- ¿Te creíste el cuento del galán alguna vez?
(Se ríe) “No, para nada, imagínate que yo con esta pinta voy a ser un galán”.
Pese a que gracias a su papel en “Ángel malo” ganó un premio como actor revelación, junto a Carolina Arregui, las puertas de Canal 13 se le cerraron por “asuntos políticos”, según él. “Me deprimí mucho, fue como pasar del cielo al infierno de un día para otro, así que decidí dejar la actuación para rebelarme. Pero sentado en mi cama me preguntaba qué hacer si no sabía hacer nada más”.
- Ahí vino tu laguna televisiva, ¿qué hiciste?
“Rosa Ramírez (actriz) me llamó para ofrecerme una pega en la que tenía que preguntar qué jabón usaba la dueña de casa ¡y fue terrible! Ya había hecho dos teleseries exitosas entonces la gente me reconocía y me preguntaba por qué hacía encuestas y les daba pena, me ofrecían once y les tenía que contar todo. Me deprimí más aún, fue un lío y me retiré, duré apenas un mes, cuando mucho”.
- ¡Encuestas! Nuevamente por culpa de la política.
“Sí, justo en plena dictadura yo me lancé con obras en contra como “Por la razón o la fuerza” y “Ardiente paciencia”.
Pero su lejanía de las pantallas no fue infructífera. Organizó el festival “La Florida es Teatro” y montó el “Teatro de la Esquina” en Vicuña Mackenna, (que exhibía obras clásicas para escolares) por más de 10 años. Pero nuevamente apareció un contratiempo: el 2000 tuvo que cerrarlo. “Entones deprimí muchísimo de nuevo, sentí que era muy injusto el hecho de no haber podido mantenerlo. Estaba decaído y se me notaba pero sentí el apoyo de mis compañeros, como Mauricio Pesutic”.
Para su suerte, ya había vuelto a la TV. “Antes no me urgía si no me llamaban porque estaba en el teatro y si me ofrecían un papel y no me interesaba, simplemente no lo aceptaba. Hasta que Víctor Huerta (director) me dijo que no podía seguir rechazando, que se iban a aburrir de llamarme y ahí empecé a aceptar y trabajar de nuevo en teleseries con papeles pequeños en un principio y en paralelo nunca dejé el teatro”.
Fue así que los éxitos no tardaron en volver: protagonizó “Confesiones del pene”, un acierto teatral que se mantuvo un año en cartelera, entre otras. Además, su papel de detective bohemio y solitario en “Heredia & Asociados” le cayó del cielo y recibió un Altazor como mejor actor de TV en 2006.
- En una entrevista dijiste que eras igual de mujeriego que Heredia.
“Jajaja, sí, fue una época en mi vida que estaba soltero, vivía en el centro y andada siempre solo merodeando los bares céntricos”.