Las últimas cifras de la encuesta Casen revelaron una preocupante realidad, entre el 2003 y 2006 el mercado laboral femenino aumentó sólo en 1% y en los últimos 17 años creció 11 puntos, siendo uno de los países más bajos de América Latina, muy lejos de los países desarrollados donde alcanzan una tasa sobre el 70%.
La necesidad de crear las condiciones básicas para apoyar la inserción de la mujer al trabajo remunerado es un tema esencial.
Los últimos estudios están demostrando que muchas empresas están asumiendo dicha responsabilidad entregando los beneficios para facilitar a las trabajadoras su vida familiar y su enriquecimiento profesional, materializado en cuidado infantil, capacitación y flexibilidad laboral, entre otras.
Sin embargo, combatir estas cifras no sólo es trabajo de una buena implementación de eficientes políticas laborales, pues dichas acciones deben ir de la mano con políticas públicas que faciliten la salida de la mujer al mundo del trabajo.
Educación, calidad de vida y salud son la base para optar al mundo laboral, de lo contrario la inserción de la mujer es casi imposible.
Será entonces necesario unificar fuerzas para lograr una sociedad más equitativa, donde el Estado se responsabilice de llevar a cabo eficientes políticas públicas que permitan a la mujer entrar al mundo laboral, y a su vez, los privados entregar los beneficios para que dichas trabajadoras permanezcan y crezcan personal y profesionalmente, y donde ambos implementen medidas de colaboración y apoyo que busquen dicho objetivo.