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La madre suficientemente buena

16 de Octubre de 2007 | 10:02 |
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Cada vez se hace más necesario que las madres se den cuenta de lo importante que es hacerse cargo de su condición humana e imperfecta. Un concepto que ayuda mucho, es el del psicoanalista inglés, Donald Winnicott, quien describió “la madre suficientemente buena” como aquella que no aspira a ser perfecta ni la mejor, sino que acepta sus limitaciones, está disponible para su hijo, pero no de forma incondicional, pues es capaz de poner límites y decir ahora me toca a mí.

Aunque hoy en el discurso está más incorporado el poder equivocarse como mamá, las mujeres en su rol materno se siguen sintiendo muy exigidas. Quieren que sus hijos sean sanos físicamente, estén bien emocionalmente, se desarrollen socialmente, tengan buenas notas, estén contentos, etc. Y si esto no sucede, rápidamente se sienten muy culpables.

A las madres les cuesta aceptar que tanto ellas como sus hijos, y los papás de los hijos, cometen errores y tienen faltas, condición propia del ser humano. Pareciera que el ser “mejor mamá” pasa por aceptar con humildad que los seres humanos aprendemos de la experiencia y para ello es necesario sobrellevar amorosamente los errores y las caídas como parte del aprendizaje.

Es muy frecuente ver en la consulta que tanto las madres como los hijos se sienten muy culpables por no estar cumpliendo con los ideales sociales de sus respectivos roles, ambos se siente exigidos de cumplir con patrones de excelencia y eso genera mucha frustración y angustia. Pareciera que piensan que existen ciertos patrones que establecen cómo es la buena madre de un adolescente. Las madres buscan calzar este formato, en vez de ir poco a poco encontrando lo más propio de esa dupla madre-hijo, pues con cada hijo la relación es diferente. Cada dupla madre- hijo y familia tiene su estilo y su propio ritmo.
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No hay una manera única de relacionarse con los hijos adolescentes, se trata de una construcción lenta que es necesario ir armando poco a poco, para ver como van calzando las piezas del puzzle. Entenderse con el adolescente requiere tiempo. Ahora esta búsqueda, pasa por equivocarse y juntos ir aceptando las limitaciones de la relación.

La madres no siempre están del todo disponible para los hijos, más ahora, que trabajan. Esto puede ser un plus para la relación con el adolescente. Se trata de una madre con limitaciones, que tendrá que priorizar. Debe ir aceptando que no le será posible hacerse cargo de todo y aquí es fundamental pedir al papá que también tome responsabilidades en la relación con los hijos.

Los asuntos prácticos son importantes, pero no deben estar por sobre la importancia de vincularse. Darse tiempo para estar juntos, por ejemplo comer todos en la noche para que haya espacio para conversar. A lo mejor ese es el tiempo para estar y como es poco es importante aprovecharlo bien.

La madre suficientemente buena a veces falla, no tiene todo el tiempo que quisiera, pero esta frustración puede ser fuente de creación para los hijos y la relación; siempre y cuando esta falla no sea abandono. El adolescente aunque este en su pieza encerrado y aparentemente sin importarle si la mamá está o no necesita saber si ella está disponible por si la necesita. No le es indiferente su presencia o ausencia, lo mismo la del padre. Ahora bien hay muchas maneras de estar accesible para los hijos, cada madre irá elaborando su propia estrategia desde sus posibilidades.


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