Descubrir una posible predisposición biológica:
En la mayoría de los casos la anorexia se gatilla después de haber comenzado una dieta. Pero el porqué algunas jóvenes desarrollan la enfermedad y otras no, siguiendo ambas dietas estrictísimas y no reguladas por un nutricionista, se explica por una posible predisposición familiar.
"Normalmente en esos casos ha habido o hay en la familia mujeres con trastornos alimentarios, del ánimo o depresión. Hay una genética que de alguna manera puede configurar el cuadro. Por eso hay que preocuparse de este tema, averiguar dentro de la familia. Porque si es así, esa niñita tiene más riesgos, se le hace más fácil perder los límites", dice Lilian Urrutia, siquiatra infanto-juvenil del Instituto Neurosiquiátrico de Chile. Coincide Alfredo Nudman, profesor de siquiatría de la Universidad de Cornell, y codirector del programa de trastornos alimentarios del Instituto Schilkrut, quien señala que "tanto para la anorexia como para la bulimia se han identificado genes. Eso no significa que necesariamente esa niña se va a enfermar, pero sí que debe tener mucho más cuidado. Lo que hace que esa persona esté más vulnerable son los factores sicológicos y familiares que la rodean. Si no tiene problemas sicológicos y vive en un ambiente estable y de cariño, lo más probable es que esté protegida. Pero si fallan estos factores, y comienza con una dieta lo más probable es que la bomba de tiempo explote. Que quede claro: lo que hace detonar la predisposición es una dieta, siempre".
No usar la comida como moneda de cambio:
Cuando las niñitas son muy chicas (tipo cuatro o cinco años) y se fascinan comiendo dulces, es fácil manipularlas a través de ellos. Pero los especialistas son enfáticos en señalar que jamás hay que usar la comida como premio, recompensa, castigo, o factor de negociación, porque así tienden a ir asociando la gratificación y el bienestar con ese tipo de alimentos, y cuando llegan a la preadolescencia y están gordas, se producen los problemas. "Hay que estructurarles el horario, acostumbrarlas desde chicas a que coman una variedad de alimentos. No restringirlas, sí darles más posibilidades. También hay que diferenciar los momentos de juego, de diversión, con los de la comida, lo que se puede ir haciendo poco a poco en la casa", explica Lilian Urrutia.
Jamás decirles que se van a poner "gordas":
Si las niñitas están comiendo muchos chocolates decirles directamente que se van a poner gordas es complicado. Por último hay que darles otras explicaciones, como que les pueden salir caries en los dientes o que se pueden enfermar de la guatita. "Uno no sabe cómo esa niñita va a escuchar la palabra 'gorda'. He tenido casos de anorexia que han partido porque alguien les dijo: Estás más gordita. En ese momento se produce un quiebre, esas niñitas cierran la boca y no comen nunca más", cuenta Lilian Urrutia. Para Alfredo Nudman, decirle a una hija que se va a poner gorda es "la mejor receta para el desastre".
Reforzarles la autoestima:
Según Alfredo Nudman, es vital reforzarles la autoestima en lo corporal desde muy chicas."Hay que decirles que son bonitas, siempre", señala. Y añade: "Para las hijas, las mamás son más importantes en términos del ejemplo, pero en el caso de la imagen que tengan de sí mismas el papá es fundamental. Si un papá critica a su hija y la mira con ojos reprobadores porque está gorda, ésa es la imagen que ella tendrá de sí misma, y con esa autoimagen se relacionará con los hombres en el futuro. Por el contrario, si el papá la hace sentirse linda y cómoda, ésa es la manera en que ella se sentirá".
Incentivar la comida sana en familia:
Como familia hay que incentivarles la comida sana, y desde muy chicas; porque si no aprenden a comer desde sus primeros años, después les cuesta comer frutas y verduras. "El gusto se entrena y se adquiere. Si la familia tiene un sistema de alimentación poco sano y variado, será difícil que uno de los hijos tenga una alimentación sana", señala la doctora Urrutia. El doctor Nudman agrega: "Hay que ayudarles a comer balanceado, incluyendo chocolates, queques o lo que les guste. Comer estas cosas es normal para ellos y tienen que hacerlo, pero en el contexto de una dieta sana. Quizá dejarlos para un par de días a la semana, para los fines de semana, los cumpleaños, pero que no sean parte de su dieta de todos los días. Tiene que ser una costumbre familiar: no puede ser que los niños coman una cosa y los padres otra".
Que hagan actividad física:
Según Alfredo Nudman, "los deportes en equipo son factores protectores importantes, más que los individuales. En estos últimos si pierde es culpa de ella y de nadie más, en cambio en un deporte grupal las responsabilidades se comparten. Un deporte que se practica en grupo les refuerza la autoestima". Lilian Urrutia está de acuerdo y agrega que "eso es mucho más protector que actividades como el ballet, por ejemplo, en que se necesitan cuerpos muy delgados, aunque nada es blanco y negro, y aquí entra la capacidad de los padres para captar qué es mejor para sus hijas. Si tengo una niñita muy obsesiva hay que evitar las actividades que le potencien esa obsesividad y, en este caso, será mejor que haga algo de menor exigencia. Hay que fijarse en la estructura de personalidad de cada hijo".
Además, señalan los especialistas, es muy importante que los niños vean a sus papás haciendo deporte. "Ése es un estilo de crianza más protector que el de una familia sedentaria", señala Urrutia. Y agrega: "En general los papás no están presentes en la dinámica de las niñitas. Es más usual que salgan con sus hijos hombres: con ellos juegan fútbol o suben un cerro. En ese sentido, un factor protector sería que ellos las incorporaran más a sus actividades, que les estimularan más la actividad física. Porque las mamás, con quienes están siempre, son mucho más sedentarias".
Preocuparse del ambiente familiar:
Mientras más chicos los niños más influye el ambiente familiar. Cuando hay menos estructuras en una casa, más caos, se pueden ver más disfunciones. Mientras en la adolescencia el problema de las niñitas son los kilos de más, en la niñez y prepubertad pueden producirse problemas de identidad, de inseguridad, que las pueden ayudar a desarrollar la enfermedad en el futuro. Alfredo Nudman: "Separaciones matrimoniales y problemas en la casa, las colocan en situaciones sicológicas más precarias, y muchas veces las niñitas no tienen recursos adicionales para lidiar con estas situaciones".
Poner ojo en dos etapas: pubertad y adolescencia
Entre los especialistas hay consenso de que hay dos edades peak para el desarrollo de trastornos alimentarios: en la pubertad - 11, 12, 13, 14 años- , y luego entre los 16 y los 18, en que comienzan con las relaciones de pareja y por eso se fijan objetivos de dietas y de bajas de peso. "Antes de que les llegue la menstruación, cuando están gorditas antes del estirón, es la etapa en que mayoritariamente se gatillan los trastornos alimentarios. Hoy día existe mucha más presión social, están más expuestas y, por lo mismo, están más susceptibles a sentirse gordas y a comenzar a hacer dietas por su cuenta", dice Lilian Urrutia. El doctor Nudman añade: "La presión de los medios es tan gigantesca que los cuadros de anorexia los estamos viendo cada día más temprano, en niñitas de nueve, diez años, y en proporciones importantes. Lo que quiere decir que las que tienen la predisposición se van a enfermar cada día más temprano".
Que las mamás den un buen ejemplo:
Alfredo Nudman: "Además de la comida sana y de la actividad física en familia, lo más importante es lo que la hija ve en su mamá. Si la niñita la ve obsesionada con los kilos, siempre a dieta y sin otra cosa en la cabeza desgraciadamente no habrá mucho que hacer. Si la niñita no tiene el gen que la predispone, lo va a agradecer, pero lo más probable es que de todas maneras tenga problemas. Y si lo tiene lo más probable es que se desarrolle un trastorno. Por el contrario, si la niñita ve que su mamá no es una sílfide, pero se cuida, hace deporte y se siente cómoda y bonita con su cuerpo, se va a dar cuenta de que se puede ser feliz no siendo perfecta". Lilian Urrutia añade: "Frente a estos ejemplos muchas veces las niñitas desarrollan conductas fóbicas hacia ciertas comidas, como los carbohidratos, por ejemplo. Porque lo más frecuente es que incorporen el sistema de alimentación de la mamá, que no come pan, que no come azúcar, que no come paps, arroz, etcétera".
Evitar que se expongan a dietas desreguladas:
Es usual que las niñitas al sentirse gordas, en plena etapa de desarrollo de su autoestima, comiencen a hacer dieta por su cuenta, como la de la manzana o la que vieron en una revista. En este sentido, no hay que dejarlas solas nunca. Decirles que se les encuentra razón, que podrían bajar un poco de peso si lo necesitan, y que las van a acompañar donde un nutricionista. "Yo he visto niñas que sólo con la asesoría nutricional salen de la temática de la dieta, se tranquilizan, y de inmediato se sienten más seguras con su cuerpo", asegura Lilian Urrutia.