La casa de la ONG Víctimas de la Delincuencia está ubicada en un cité del barrio Bellavista. Es colorida, tiene gran cantidad de pinturas y el mobiliario es fruto de donaciones lo que demuestra el apoyo que han recibido en su esfuerzo por sacar adelante el proyecto.
La ONG como tal nació formalmente en julio de 2006, luego de que mucha gente se acercara a Gonzalo Fuenzalida para ofrecer colaborar en su cruzada. Así las cosas, se instalaron en la ex embajada de Rusia en Callao y comenzaron a idear una red de estudios que pudieran prestar asesoría legal gratuita a las víctimas.
Hoy el staff permanente comprende a tres trabajadoras sociales, dos abogados y una psicóloga que llevan los casos que se presentan voluntariamente o que ellos mismos salen a buscar a las calles.
La idea es crecer, explica Soledad Urzúa, de tal manera de poder prestar directamente la asesoría legal con el fin de evitar volver a revictimizar a las personas afectadas, cuestión que sucede cuando se narra reiteradamente los hechos. Lo que se quiere es impedir que las víctimas pasen por muchas manos, pero para ello deben tener más recursos.
Hasta ahora, ya han atendido a más de 100 personas y establecieron un convenio con la municipalidad de Recoleta de apoyo a víctimas que próximamente ampliarán a otras comunas y regiones.
Pintora, Soledad siente que a través del arte se puede reparar y quizás esa sea una de las razones por las cuales aceptó hacerse cargo de la dirección de la agrupación que hizo su aparición formal a través de una página web que un amigo les montó.
“Se abrió un espacio; mucha gente comenzó a contar sus testimonios que no habían expuesto a nadie; se sintieron aliviados de poder tener un lugar donde encontrar un igual, gente dañada que quería salir adelante. Nosotros percibimos como una necesidad que había en el ambiente y la canalizamos y trajimos a tierra”, explica.
-¿Qué tipo de servicio están prestando?
“Antes que nada, acogemos a las víctimas de delitos de mayor connotación social y nuestro servicio es atención psicosocial, terapia psicológica, orientación legal y en algunos casos, representación jurídica”.
-¿O sea, están ofreciendo lo que el sistema no entrega?
“Sí, reparación psicológica y asesoría legal. A la víctima se le hace una entrevista de calificación entre la psicóloga y el abogado para conocer su causa; luego se establece si es necesario iniciar una terapia; aunque mucha gente viene sólo por el abogado nosotros les ofrecemos reparar el daño psicosocial provocado por el delito”.
-¿Muchas víctimas están tan choqueadas que ni siquiera se dan cuenta que necesitan hacer una terapia?
“Muchos vienen sólo para pedir asesoría legal porque relacionan reparación con hacer justicia, pero no saben que en el fondo están dañadas, que han sido revictimizadas muchas veces porque han tocado un montón de puertas y nadie los ha ayudado. De hecho, hemos ayudado a muchas que después vuelven a prestar ellas ayuda… se suman a la causa. Estamos funcionando desde abril y hemos atendido a más de cien víctimas”.
-¿También buscan hacer visible este tema en la sociedad?
“Tenemos varias áreas de acción; una agencia de comunicaciones nos presta asesoría en esa parte de manera de poder dar a conocer la realidad de la víctima; ahí hemos desarrollado varios planes de acción. En lo político, Gonzalo se ha entrevistado con muchas autoridades para darles a conocer nuestra propuesta de defensoría.
“Nacimos desde la ciudadanía, somos su voz y por eso hacemos campañas para que la gente se sume. La idea es que los ciudadanos participen porque hay un poder fuerte… conseguir casi 98 mil firmas en dos días es harto. Queremos despertar conciencia en la ciudadanía, los invitamos a ser activos, pero también queremos recuperar a esas personas que ya están decepcionadas, no creen en la justicia y ya no hacen ni siquiera la denuncia”.
-¿Van a crecer?
“Nos han llamado de varias partes; tenemos contacto con gente en Viña del Mar donde pensamos abrir, más temprano que tarde, un centro de atención integral. Nos enfocamos en replicar el convenio que firmamos con Recoleta y que nos ha dado buenos resultados por lo que en marzo partimos con Puente Alto y posiblemente Colina”.
-¿Qué otros desafíos se han impuesto?
“También queremos hacer un trabajo de prevención para lo que nos gustaría establecer un acuerdo con monitos animados de la TV para que se dediquen algunos capítulos a la delincuencia y con es programa ir a los colegios y liceos para enseñarle a los niños medidas de protección y hacerlos reflexionar sobre la delincuencia”.
-Se hace evidente que la falta de recursos victimiza mucho más a la gente; los de mayores recursos pueden recurrir por ayuda.
“Es verdad, pero muchos no lo hacen y por eso recibimos a todas las víctimas… las víctimas son iguales sin importar donde vivan y por eso, hemos recibido a gente de Ñuñoa, Vitacura. Aún en las comunas de más recursos nosotros podríamos enseñar a la gente qué es lo que debe hacer, a quién recurrir. En el fondo, las unidades de atención a víctimas que tienen las fiscalías te ayudan y acompañan si es que llegas a juicio, lo que además es muy superficial”.
Soledad apunta a que las víctimas muchas veces superan al grupo de personas que fue directamente afectada por el delito. Cuenta que en su caso, además de su marido, la nana y sus dos hijas, un sobrino pequeño que se impuso del caso tuvo que recurrir a un psicólogo debido al miedo que se le generó. “Si no se repara en lo profundo, queda todo un grupo dañado”.