Es una estructura majestuosa, a orillas del hermoso lago Llanquihue, que perfectamente puede ser motivo de envidia para ciudades y fundaciones culturales de cualquier país. Pero su objetivo, más que generar recelosos, es incentivar a otros a seguir los mismos pasos, porque es -en la práctica- una muestra de que sí se puede concretar un sueño.
La directora artística del
Teatro del Lago, Nicola Schiess, se desvive por los proyectos que están impulsando, aunque les falta mucho para terminar la construcción de 8 mil metros cuadrados que comenzó a ser levantada en 2004, el mismo año en que ella asumió el cargo.
Desde 2005, las instalaciones que ya están terminadas (unos 2 mil metros) han sido sede de las exitosas y consolidadas Semanas Musicales de Frutillar, pero también de cursos y talleres para escolares, exposiciones de arte y centro de encuentro para la comunidad.
La sala principal de conciertos con capacidad para 1.250 personas aún no está terminada, pero los detalles en madera, la piedra volcánica y el cobre hablan del interés de sus impulsores por rescatar lo más propio de la zona y de Chile.
-El Teatro del Lago debe ser la obra más imponente del sur del país. ¿Qué representa esta obra?
“Creo que es un hito y no todo el mundo se ha dado cuenta de lo que significa, por lo que no le han sacado el provecho que podrían. Es un centro destinado a involucrar las artes, la cultura, en la educación de Chile y en eso estamos enfocados, porque creemos que a través de las artes podemos mejorar mucho la educación”.
-Es un hito además porque se levantó en regiones. ¿Crees que la cultura se ve afectada por la centralización?
“Sí, es que Chile, en todos los ámbitos se ve afectado por la centralización. O sea, a mí me llamó la atención que cuando se mencionaron a las 100 mujeres líderes de 2007 (distinción que ella obtuvo) se hablara del porcentaje que era de la capital y de las regiones. Se trata de las mujeres, punto, de la cultura, no de Santiago y las regiones; eso me sorprende”.
-Ciertamente, con este centralismo, la cultura debe ser mucho más golpeada.
“Sí, definitivamente, pero hay mucha apertura, mucho movimiento cultural, mucha construcción y creación en las regiones. Se están levantando teatros que es el espacio mínimo que se puede tener para las artes”.
-¿Sientes en esto cierto desprecio por el aporte que pueden hacer las regiones?
“No desprecio, creo que es un desconocimiento, simplemente. Es lo mismo con el Parlamento en Valparaíso, donde los congresistas van y vienen y no viven la región. En ese sentido, se trata de desconocimiento, incluir a las regiones en la vida como algo habitual”.
-¿Crees que las autoridades están comprometidas con una política de descentralización en el ámbito de la cultura?
“Creo que lo tienen más y más consciente; por algo hay fondos concursables regionales, incluso en el Fondart”.
-¿Y es suficiente?
“Nunca va a ser suficiente, creo que ni en Santiago es suficiente. Uno viaja a Nueva York, a Praga, para ver cultura y es muy raro que uno viaje a Santiago para hacerlo, para ver las artes. Aunque tengamos el Museo Precolombino, que es un gran museo, creo que nos falta mucho en ese sentido. Quizás para algunos no, pero depende de lo qué se busque; si deseamos un nivel internacional, nos falta mucho.
“Creo que una capital, automáticamente, está más vincula a las posibilidades de intercambio, a combinaciones internacionales, que las regiones; eso siempre va a ser así: Un gerente siempre va a viajar más que el trabajador del campo, es algo que se da en todos los países. Por eso, la labor en la región es más potente que en la capital; eso sí”.
-¿La cultura no podría subsistir sin el financiamiento privado?
“Creo que hay muchas falencias en las normativas que faciliten hacer donaciones privadas. En Europa, el 50% de las artes las financia el Estado y en Estados Unidos, gran parte lo financia el privado, pero en ambos, hay leyes en favor de las empresas y las personas para que puedan aportar fondos. En Chile, falta tanto una buena ley de donaciones como de incentivos en impuestos”.
-¿Cómo lo han logrado ustedes?
“Nos hemos movido muchísimo, estamos buscando un sistema que funcione, porque creo que Chile debe llegar, a la larga, a tener una combinación entre el sistema europeo y americano. No me gusta que se tenga que postular año a año a los fondos concursables porque no permite proyectos de largo plazo; es bueno eso para cuando se tiene que comprar algo específico como armar la orquesta, pero no para perseverar en la formación. Si queremos algo más de largo aliento hay que pensar seriamente en revolucionar el sistema”.
-¿Y cuál es la recepción que tienen en los empresarios locales?
“Muy buena porque los locales son los que más reciben de lo que estamos ofreciendo. Estamos trabajando para toda la región, o sea, la de Los Lagos y de Los Ríos, y nos estamos involucrando con los colegios a través de un proyecto llamado ‘Eduvida’, que consiste en traer a los alumnos, profesores y apoderados para que convivan, comprendan y se involucren con las artes.
“También tenemos un círculo mundial Amigos de Teatro del Lago que nos envían aportes desde todas partes e involucra desde al donante de 2 mil pesos mensual hasta el gran benefactor. Tenemos ya una sede en Alemania y estamos por abrir una en EE.UU.”.
En el rostro de Nicola Schiess se ve el orgullo que siente por el Teatro del Lago, obra que se hace cargo de la historia cultural de Frutillar. La ciudad, con 250 años, cuenta en sus registros con la labor de profesores alemanes como Jakob Junginger, quien fundó el colegio y el coro; y Robert Dick, que durante 25 años dirigió el Colegio Alemán y no contrataba maestro que no supiera tocar algún instrumento.
De ahí a la llegada de los encuentros corales (predecesores de las Semanas Musicales), que dirigía Arturo Junge y la incorporación de la violonchelista Flora Inostroza –actual presidenta de la Corporación Cultural- al grupo de músicos, hubo un paso.
-¿Ustedes han ampliado la oferta cultural?
“Bueno, las Semanas Musicales siguen con sus 10 días en el verano que comprenden 40 conciertos con 400 músicos, pero durante todo el año tenemos más de 100 actividades no sólo musicales. Hay teatro, danza, cine, charlas, exposiciones y además, tenemos la Casa Patrimonial Richter, escuela de las artes, donde se hacen, en verano, cursos especiales para los turistas y durante el resto del año, talleres de escultura, fotografía y muchas otras artes”.
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