José Luis Villanueva Ahumada, alias “Joselo”, nació el 5 de noviembre de 1981. Es oriundo de Buin y pasó su infancia entre arduos entrenamientos en Colo-Colo y largos trayectos hacia el Instituto Nacional.
“El viaje de vuelta a mi casa en la noche era terrible. Los micreros en esa época no dejaban subir, perdía todas las micros, llegaba tardísimo, me quedaba dormido y despertaba en Paine. Fue bien penca. Por eso a los 12 años dejé el fútbol y el Instituto y me cambié a un colegio más cercano”, cuenta con gran una sonrisa que luce su pulcra dentadura sobre el hoyito en la pera que lo caracteriza.
No pasó mucho tiempo para que retomara su pasión y a los 16 ingresó a Palestino (luego a Cobreloa y a la UC) porque le quedaba más cerca de su casa que cualquier otro plantel. Y pese a todo, guarda los mejores recuerdos del lugar que lo vio crecer. “Fue muy rico vivir en Buin, me encantó crecer allá. En el verano salía en la mañana y me iba a un potrero a jugar y volvía de noche. No había maldad, dejábamos las cosas tiradas en la calle y no pasaba nada. Ahora me gusta vivir en Santiago, es mi forma de vida, acá tengo todo. Y bueno, salir de Buin y vivir en otros países ha sido toda una aventura”.
Y en Buin su figura y familia es sinónimo de orgullo puro. Tanto así que un alumno de su mamá profesora de profesión le hizo una
página web. que versa “dedicada con especial cariño a la Sra. Enriqueta Ahumada, madre de José Luis Villanueva, el nuevo ídolo del fútbol chileno”. “Mi mamá es profesora de un colegio en Buin, es bien querida por allá y un niño fanático del fútbol la hizo y se la dedicó”, explica.
Pero no sólo el fútbol y otros pasatiempos como el tenis y surf, que piensa adoptar en su nueva vida en Río, llenan los días del futbolista. Dice que también lee y lee mucho. “Mi escritor favorito es García Márquez y mi gran regalo de navidad fue “Cien años de soledad”, con árbol genealógico y todo para ubicarme. Pero trato de agarrar otros autores para variar, me gustan todo tipo de novelas y libros de historia”.
La música también es importante en su vida y no se separa de su Ipod, el que asegura tener repleto de canciones de todo tipo de estilos pero sobre todo de rock argentino. Y es que el delantero vivió un año en el país vecino por su paso por Racing. “Es imposible no empaparse de ellos, es un país muy alegre, la gente está muy preocupada de disfrutar, salen en la noche a comer, es otra cosa. Fui muy feliz allá”.
Su novia de años, “Fer”, una morena y atractiva periodista que lo escolta en la entrevista, lo ha seguido por el mundo y no dejó de acompañarlo a Argentina, México, Corea y ahora ya asiste a clases de portugués. Aún no hay planes de matrimonio ni hijos pero por ahora comparten a Horacio, un diminuto perro de raza Yorkshire, que confiesa como su gran debilidad. “Lo amo y me ama, lo sacamos a pasear siempre, es como nuestro hijo. Lo compramos en Corea cuando pasábamos por un mal momento por mi operación y nos reanimó a los dos. Allá era tímido y temeroso y acá se puso más alegre”, declara riendo con ganas.
-Me imagino que en un país tan lejano y distinto como Corea y con todos los problemas que enfrentaste la relación con tu novia se afiató.
“Sí, de todas maneras. Siempre lo pasamos bien juntos en todas partes pero allá lo pasamos bastante mal por mi operación y todo, porque fue bien estresante. Ese ha sido el único momento de nuestra relación que tuvimos que ser más fuertes. El resto ha sido súper lindo y acá hemos estado muy bien”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“La serie de TV “Heroes”, he visto todos los capítulos y mi polola dice que hablo solo mientras la veo y en inglés más encima, ¡garabateo como gringo! Es que me pongo muy tenso. La empecé a ver en Corea cuando me estaba recuperando del tobillo con tres amigos ingleses y vimos una maratón de la serie, desde las 8 de la noche hasta las 5 de la mañana. El tema de los héroes es muy de hombres y desde chicos que nos gustan, como Superman o los Transformers”.