Nacido y criado en Maipú, a los 26 años Pedro Ruminot fue víctima de un cáncer al tórax justo cuando empezaba a figurar en “El club de la comedia”, su mejor momento. Lo que partió como un resfrío y se convirtió en una incesante tos con vómitos y mareos, derivó en el pronóstico más fatal.
Lo médicos auguraban lo peor. Pero fue a punta de fe y tras someterse a una operación y sesiones de quimio y radioterapia, que logró vencerlo. Por su rápida mejoría, los doctores lo catalogaron como todo un milagro.
Hoy, con el pelo crecido y una sonrisa permanente, Pedro asegura que su enfermedad no fue en vano y que sacó una valiosa lección.
-¿Ahora estás bien?
“Sí, tenía que chequearme cada tres meses pero como he evolucionado tan bien ahora son cada seis. El cáncer no ha vuelto, aunque sé que puede volver pero daré la pelea. Por ahora sigo mi vida normal, salgo y todo bien. Lo único es que me quedó un pulmón más chico que otro y ahora si me duele un poco cualquier cosa me hacen un scanner altiro”.
-¿En ese momento te sentiste muy expuesto?
“Sí, fue heavy, en un principio pensé en no decir nada pero después caché que podía ayudar a la gente a tomar conciencia de que quienes tienen cáncer pueden vivir si dan la pelea y luchan. Pero sí me sentí muy expuesto. Me llamaron de tres matinales para hacerme un seguimiento de la operación, mientras me ponía la bata y todo eso, ¡horrible! Los mandé a la mierda y rechacé muchas entrevistas. Imagínate que cuando salí del hospital me ofrecieron la portada de un diario, así como ‘el milagro de Ruminot’, pero les dije que ni cagando. Y así un montón de cosas, entrevistas a mi mamá y fue fuerte aunque traté de mantenerlo en cierto margen”.
-¿Cuál fue la lección?
“Que todo ha servido como ejemplo para mucha gente que ahora me agradece por el optimismo. Me llaman de la fundación del cáncer y voy, no quería hacerlo pero me siento un ejemplo de la lucha contra el cáncer y es gratificante la relación con la gente, es bonito. Pero no la exposición, yo no quería salir en portadas como ‘Ruminot se murió’, sino que ‘Ruminot mató a la gente de la risa con el mejor chiste del mundo’, pero no por el cáncer”.
-¿Todo esto gatilló un cambio en ti?
“Sí, te cambia todo, uno vive sin miedo. Ahora soy como el hombre sin miedo, estuve al lado de la muerte y es verdad, es raro el cambio. No he tenido el tiempo para procesarlo, pero uno se vuelve más cercano a la familia, a los amigos, los afectos afloran y uno se da cuenta que la gente que supuestamente lo quiere, es en verdad, quienes realmente son tus amigos, cuánto te quiere tu familia. Que mi papá me diga que me quiere, cosa que no hacía nunca. Por ese lado ha sido súper bueno”.
-¿Sientes que tienes una segunda oportunidad en la vida, una misión?
“Todos los días pienso que no debería estar acá. Los doctores me decían que no iba a vivir y estoy tratando de ver cuál es la razón y debe ser porque tengo que ayudar a la gente que tiene cáncer, moral y espiritualmente y en el futuro, económicamente. Me gustaría hacer una ‘Teletón’ del cáncer porque todo el mundo tiene a alguien que ha padecido cáncer, es la enfermedad que ha causado más muertes en el siglo. Por ahí va mi misión”.
-Cambiando de tema, ¿con tantas cosas que haces te queda tiempo libre?
“Poco, pero me gusta salir, me hace bien, lo paso bien. Al cine no voy desde hace dos meses y eso es mucho tiempo. A mi familia la trato de verla casi todas las semanas. En un momento quise formar una banda con Felipe Avello pero no se pudo por tiempo, yo toco guitarra. Me gusta tanto lo que hago que no me importa mucho mi vida personal y de ocio. Ahora haremos una gira por el sur y me encanta porque estoy con mis amigos, Sergio es mi mejor amigo del colegio, entonces lo paso bien”.
-¿Algún vicio privado?
“La pornografía, no, broma...jajajá. No sé, porque no fumo, tomo poco; creo que más que nada es ver “El padrino” todas las semanas, la trilogía completa. Me la sé casi de memoria, me encanta”.
