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Más allá del estrés

El entrenamiento realizado en forma desmedida predispone a lesiones y a enfermedades.

10 de Junio de 2008 | 10:35 |
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El término estrés no significa angustia ni neurosis. Estrés es un cambio del medio ambiente que demanda energía a nuestro organismo para adaptarse a él.

Para esto hay que considerar al entrenamiento como un estrés, un estímulo que de ser desmedido predispone a la enfermedad. Y este conocimiento no es nuevo. Durante la primera mitad del siglo XX, el investigador Hans Selye describió el proceso que llamó Síndrome de Adaptación General o Reacción de Estrés.

Se trata de un proceso con cuatro etapas. Un cambio ambiental, físico o psíquico genera una reacción de adaptación inmediata, la fase aguda, con el concurso de mecanismos fisiológicos disponibles. Por ejemplo, voy a competir a la altura, me expongo a la altura con menos oxígeno disponible y entonces respiro más veces por minuto y mi corazón late más rápído.

Luego viene la fase subaguda con reacciones o respuesta mediatas, con reacciones fisiológicas y bioquímicas para adaptarse aún más. En el caso de la altura, mejora la entrega de oxígeno en los músculos y otros tejidos.

La tercera etapa es de reacción tardía, con el desarrollo de mecanismos de adaptación más profundos que involucran incluso cambio de la anatomía, que en el proceso de adaptación a la altura se da en una hipertrofia del corazón del lado derecho y un aumento de los glóbulos rojos de nuestra sangre.

La cuarta etapa del Síndrome de Adaptación General es la fase de agotamiento. Por un estímulo, un cambio sostenido cerca del límite máximo o supramáximo, o por una merma en las capacidades energéticas del ser -porque adaptarse cuesta energía-, somos incapaces de adaptarnos o de sostener la adaptación, y sucumbimos hasta la merma del rendimiento, la enfermedad o incluso la muerte.

Selye demostró que el estrés (sobreestrés) estaba relacionado con el concurso y comienzo de dolencias. Nuestro organismo está recibiendo constantemente estímulos del medio externo; entre otros, de las condiciones físicas que nos rodean y nos afectan.

Lo anterior juega totalmente para un deportista en entrenamiento y competencia. El estímulo o estrés que él recibe lo llamamos entrenamiento. Este proceso de síntesis de estímulo y reacción es lo que entendemos en esta descripción como estrés, y tiene límites, más allá de los cuales no podemos adaptarnos, y donde acecha la enfermedad cuando no podemos engendrar una respuesta adaptativa suficiente.

En los deportistas este proceso puede ser sutil, y el estímulo excesivo va minando lentamente la capacidad de adaptación de su organismo. Adaptarse significa compensar internamente el cambio, pero en muchos casos el costo energético es tan alto, o el tiempo dado para generar una respuesta adaptativa tan escaso, que tarde o temprano se rompe el equilibrio en términos de enfermedad.

Así, tan importante como el entrenamiento, los deportistas deben entender que el descanso y los períodos de recuperación tras la actividad física son fundamentales en su proceso, porque en este tiempo el organismo usa a fondo los mecanismos biológicos que restauran sus reservas energéticas, los procesos que nos purifican de los desechos metabólicos generados durante el ejercicio, además de echar a andar los procesos celulares de reparación de tejidos y de generación de moléculas biológicas, como las proteínas del tipo enzimas, que son inducidas por el entrenamiento, y que luego nos permitirán ser más eficientes.

De esa manera, los cambios generados por el entrenamiento, y que nos permiten hablar de un acondicionamiento físico, tienen lugar durante el reposo.

Por ende, es importante considerar el descanso como parte integral del entrenamiento, y por eso nos referimos a un Descanso Activo para subrayar conscientemente la intención que conlleva, es decir, poner nuestra atención, nuestra energía, en una óptima recuperación.

Descansar activamente significa mejorar la calidad del sueño, aprender a relajarse, elongar y recibir masajes antes y después del ejercicio, aprender a hidratarse y nutrirse antes y después del ejercicio.

La dosis de estímulo, es decir, de entrenamiento, es individual, y la justa medida del descanso también. Pero ambos son la base de la prevención de lesiones de abuso y de enfermedad de sobreentrenamiento.
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