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“Me traicioné a mí mismo"

17 de Septiembre de 2008 | 10:11 |
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Más de una vez se ha conocido la noticia de que Rodrigo Díaz está a punto de tomar sus maletas, para probar suerte en el extranjero. Primero fue Estados Unidos, pero la idea no prosperó. Y en marzo pasado, varios ya lo veían en Argentina, donde la productora de Marcelo Tinelli -Ideas del Sur- lo tentaba para participar en “Bailando por un sueño”, estelar en el que tendría como pareja a la mismísima Cecilia Bolocco.

Sonaba tentador, pero ni la ex reina de belleza ni el bailarín viajaron a Buenos Aires. En el caso de él, las razones de haber rechazado el proyecto las argumenta, diciendo que aún le falta mucho por hacer en Chile.

“En Argentina me decían: ‘Ché, te vas a hacer famoso y te van a pedir autógrafos’. Pero yo me reía. No les quise contar que en Chile ya había vivido eso, que la gente me conocía… De verdad, no era lo que me interesaba. Si hubiera perseguido eso, la fama y hacerme conocido en un mercado tan difícil para un chileno, como lo es el argentino, me habría ido para allá, pero prioricé otras cosas; mi familia, mis amigos, mis hermanos chicos…”.

La familia de Rodrigo está compuesta por 7 hermanos, 5 por parte de la mamá y 2 del papá. “A los más chiquititos les encanta que yo baile. Como que me admiran harto. Toman clases en la escuela… Son muy ricos”, dice el bailarín, para quien la familia es la base de su vida y bienestar.

“Puedo estar increíble en mi trabajo, pero si en el lado familiar estoy flaqueando, sería muy infeliz. Y al revés, si en el trabajo ando mal, pero con mi familia estoy bien, voy a seguir siendo feliz igual”.

-¿Y qué harías si te termina por convencer algún proyecto fuera de Chile?
“Me los llevaría a todos (se ríe). Soy aclanado. No me puedo ir si mi familia”.

Hace unas semanas, el bailarín dio a conocer uno de los momentos más tristes que le ha tocado vivir y que afectó directamente a su núcleo familiar, cuando perdió el hijo que esperaba con su pareja, la bailarina peruana Carolina Mandiola.

-Dijiste que la fe en Dios fue lo que te ayudó a levantarte. ¿Se puede superar la pérdida de un hijo?
“Todo se puede superar cuando uno pone la mirada en Dios. Hasta las cosas más absurdas. Para Dios no hay nada imposible”.

-¿Qué queda para un no creyente?
“A una persona no creyente le va a costar mucho más superar este tipo de cosas, porque no van a entender el propósito de porqué le está pasando esto. Yo sé que tengo que buscar a Dios cuando tengo problemas".

-¿Te arrepentiste de haber contado en televisión que ibas a ser papá?
“Sí, mucho. En realidad yo no lo conté. Se filtró, no sé cómo, y toda la prensa lo supo. Más que nada, para no tener que estar negándolo y mintiendo, fui a un programa y lo conté no más. Pero fue la primera y última vez que expongo mi vida privada, porque nunca lo he hecho. Siempre he tratado de destacar por mi trabajo, nunca he andado metido en líos de nada. Sentí que violé mi propia privacidad y me arrepentí mucho. Me traicioné a mí mismo, a mis valores. Pero bien, todos cometemos errores y lo rico es aprender de ellos… Y ya sé que nunca más”.

La cercanía a Dios de Rodrigo no es reciente. Viene desde los años en que trabajaba en Chilevisión y que la soledad golpeaba fuerte en su vida: “No estaba viviendo con mi familia y lo pasé bien malito en esa época. Tenía 18 años y sentía un vacío en mi corazón. Echaba mucho de menos a mis hermanos. Ahora entiendo que eso me tenía que pasar. De otro modo, no habría conocido el amor de Dios, de la manera que lo he hice”.

-¿Cómo fue eso?
“Cuando me sentí súper solo, desafié a Dios y le dije: Ya poh, compadre. Si existes, por favor ayúdame. Mándame una señal. Y una amiga, al otro día, me llama y me dice: Rodrigo, me invitaron a un grupo cristiano. Eso es lo que estaba esperando. Llegué y el tema de ese día era la soledad. Ya más señales no me pudo dar”.

-La escuela, tus trabajos con los niños, ¿es una manera de devolverle la mano?
“La academia vino de chico. Mi mamá siempre ayudó al Hogar de Cristo, así que esta cosa social siempre ha estado muy fuerte en mi familia. Es algo que está no más, como que se lleva. Entonces, si me dan la oportunidad de hacer todas las cosas que he hecho, cómo no poder dejar un granito de lo que uno ha aprendido”.

-¿Te dejas tiempo para ti?
“Sí, me gusta estar en mi casa, en mi cama, echadito. Comer, comer, comer y comer comida rica”.

-¿Es ése tu vicio privado?
“Es mi vicio privado, público, de todo. Pero ahora que estoy yendo al gimnasio de nuevo, me hacen estar dieta en base a proteínas… Me cuesta”.

-¿Eres sibarita o comes lo que venga?
“Me gusta la comida rica. Soy de las cazuelas, de los garbanzos, del pollo arvejado con puré. Comida casera cien por ciento. Ahora tengo que comerme el pollo cocido, fideos blancos y ahí uno tiene que ingeniárselas para comer cositas ricas”.
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