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Con conciencia planetaria

21 de Enero de 2009 | 09:38 |
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Se considera una persona en paz con el mundo. Le gusta contribuir con su granito de arena en todo lo que pueda, especialmente cuando se trata de temas medioambientales. “Qué sacamos con preocuparnos por el futuro de nuestros hijos si les estamos destruyendo el planeta”, argumenta al hablar de los descalabros ecológicos que están sucediendo en el mundo.

Si bien considera que es urgente que como sociedad cambiemos la violencia con la que vivimos y nos relacionamos entre nosotros mismos, no cambiaría por nada vivir en Chile. A pesar de haber nacido en nuestro país, se fue muy pequeño, debido a la carrera de diplomático de su padre. Vivió por primera vez en Chile, muchos años después, cuando llegó de Italia para integrarse al grupo Congreso de Valparaíso.

Hijo de padre brasileño y madre chilena, toda su vida vivió entre viajes por el mundo, pero la mayor parte de su infancia y juventud la pasó en Génova, un pequeño puerto italiano. “A pesar de que nos rodeábamos de gente muy culta y de clase alta, mi papá decidió ponernos en un colegio público, lo que fue una gran decisión, porque al mes yo ya estaba hablando en italiano, y a los dos meses, ya era amigo de todo el puerto”.

Esta educación impuesta desde niño, le sirvió para poder relacionarse y ponerse en el lugar de cualquier persona. “Es por esto que conozco el protocolo de los embajadores, pero también soy muy amigo de los más humildes”.

Aunque la música es su campo de acción, le gusta hablar sobre la situación de nuestro país, de la educación y de la actitud de nuestra sociedad. Incluso, sobre la realidad de Chile en el siglo XXI afirma que “para que uno quiera pertenecer al grupo de países pudientes se debe tener una buena educación, sobre todo una buena educación pública. Pero esa educación no se arregla en cuatro años, si no que en diez o veinte años, tenemos que pensar en esto pero más allá de esta mezquinería política de pensar en los cuatro años ’que voy a estar en el poder’ después el resto que se joda”.

Como buen padre de dos hijos pequeños, de nueve y seis años, sus máximas preocupaciones son el mundo que le va a dejar de herencia a sus hijos, y es por esto que se abandera con las causas ecológicas y sociales como si fueran la máxima verdad. Pero no se trata de sólo una pose, en sus giras por Chile ha sido testigo visual de cada realidad que defiende. “En Mehuín conocí a mis hermanos mapuches y en Chiloé el drama de la contaminación de la costa”.

-¿Participas en algún grupo ecologista?
“Yo participo en varios grupos, no estoy inscrito ni tengo carnet, pero cuando me piden ayuda con una canción o un mensaje yo se las doy. En algún minuto participé en Oceana, porque se acercaron a mí para que les hiciera una canción con el fin de llamar la atención sobre la pesca de arrastre y la pesca indiscriminada que se está haciendo en nuestros océanos. Mantengo un constante vínculo con la gente de Greenpeace, porque a través de ellos trato de buscar información cuando quiero escribir sobre algo de sus temas. Pero es con mis hermanos mapuches de Mehuín con quienes tengo un gran vínculo, porque estuve tocando ahí y había escuchado pero no había visto el desastre ecológico que se puede causar en uno de los lugares más lindos de Chile. Incluso, yo invitaría a la gente que en las vacaciones vaya para allá y vea todo lo que está en juego.
“Hoy existe un chovinismo muy de barra de fútbol, si ese mismo ímpetu por exaltar los dones de Chile lo pudiésemos demostrar el Pascua Lama, en la Patagonia, en Punta Choros, en Mehuín, en todos los descalabros ecológicos. Yo te aseguro que con un poquito más de opinión en Chile no se harían estas cosas, o si se hacen sería con un poquito más de conciencia de mi vecino”.

-¿Tus hijos siguen tus pasos en la música?
“Mi hijo toca guitarra y mi hija toca violín. Lo más emocionante que fue que mi niñita le pidió al Viejito Pascuero su violín y eso fue lo más emocionante. Además se lo toma súper en serio y practica todos los días. La abuela de mi señora tocaba violín, así que de por ahí le viene la afinidad. Yo no tengo ni una relación con las cuerdas, las amo, pero soy absolutamente negado con eso. Mis hijos abren para mí un universo nuevo que me tiene muy feliz.
“Mi hijo cumplió 9 años y escucha música muy diferente. Pasa de Slipknot, TV on the Radio a Yadám, que es un músico cubano que ahora la está matando en España, le gusta Bob Marley, es tan amplio.
“En el caso de Slipknot yo consideraba que era un poco fuerte, pero él lo disfruta, se compró un CD en que venía un DVD con imágenes de sus ensayos, en los que aparecen sin máscaras y concentrados, entonces él dice “ves, son como el papá”, no es que yo haga eso, pero ensayan y estudian, son músicos. Le digo, esto es show.
“Tú no puedes hacer que no vean películas de terror o imágenes fuertes, pero trato de explicarles que detrás de todo eso hay un montón de personas trabajando, que todo es de mentira. Las noticias trato que no las vean, creo que ya es suficiente con la vida real. Últimamente estuvo viendo imágenes de Gaza y yo no tuve como explicarle tanta barbaridad, fue bien fuerte”.

-¿Te gustaría que fueran músicos?
“Me gustaría que fueran músicos, pero que hagan lo que quieran. Si son músicos ojalá que sean otra cosa más, porque ser músico ya te da una herramienta extraordinaria que te abre más puertas”.

-¿Tienes algún vicio privado?
“Me gustan los espectáculos y recitales en vivo, creo que es en ese momento cuando uno en verdad puede ver la calidad de un músico y la conexión que tiene con su público”.

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