Las nulidades matrimoniales y la nueva ley de divorcio permiten a las parejas chilenas poner fin a una relación que no los ha hecho felices. Prueba de ello es que, el 2008, el número de divorcios registrados fueron el 34,9 % de los matrimonios realizados durante el mismo año, según cifras del Registro Civil.
Además, la apertura de mente y costumbres que ha registrado nuestro país les han hecho posible rehacer vidas, sin tantas trabas como en el pasado.
Tal es el caso, que se estima que los matrimonios en segundas nupcias han tenido un aumento del 32% en los últimos cuatro años.
Para nadie es un tabú, eso está claro. Pero muchos se preguntan si es que la felicidad en la que creyeron embarcarse cuando se casaron por primera vez, es posible recuperarla en una segunda oportunidad.
Lo cierto es que más que posible es lo más probable. Sin embargo, hay mucho por ceder y por aprender, ya que no sólo está en juego el corazón de una persona, sino que el de toda una familia.
Así lo afirma la psiquiatra Magda Verscellino, quien explica que volver a amar en un segundo matrimonio es tan factible como lo fue en el primero, e incluso sostiene que “el amor puede ser aún más intenso”.
Es que “el tema del ‘gran amor de mi vida’ es muy relativo”, por lo que no se reserva sólo a los romances de juventud. De hecho, según señala, “es más probable que los matrimonios terminen por problemas de compatibilidad que de madurez”.
Una visión similar tiene la psicóloga Esther Morales, quien es muy clara al decir que “es posible amar con intensidad en un nuevo matrimonio, tanto como en el primero”. Aclara que la diferencia entre las dos uniones está en que, “cuando uno es más joven, hay una falta de experiencia y madurez y, con el tiempo, se van dando cuenta que requieren habilidades que no fueron desarrolladas durante el pololeo. Empiezan a hacer falta tolerancia y paciencia”.
En cambio, prosigue la psicóloga, las uniones en segundas nupcias posibilitan una convivencia más calmada y cauta, en la que se sabe cómo abordar las situaciones que antes parecían irreconciliables. “Cuando se vive un nuevo matrimonio, se llega con mayor madurez y la pareja no se la lleva en peleas de personas jóvenes”, agrega.
Sin embargo, entre todo lo positivo que es poder reconstruir la vida amorosa, existen puntos en los que se debe ser muy cuidadoso. La psiquiatra Verscellino advierte que en un segundo matrimonio no pensamos sólo en nosotros mismos, “sino que se debe tomar en cuenta cómo va a funcionar la pareja con la familia y, sobre todo, con los hijos”.
Los tuyos, los míos y los nuestros
Para Verscellino, el tener que convivir con los hijos de la nueva pareja puede ser un tema conflictivo, si es que no se plantea de la forma correcta. Esto puede suceder, como señala la profesional, “especialmente si a uno de los cónyuges les toca, en cierta forma, ‘adoptar’ a los niños del otro”.
Las ideas como “¿debo permitir a mi pareja participar en la crianza de los niños? ¿Qué hago si es que él los reta?” surgen y pueden complicar la relación.
Ante esto la psiquiatra recomienda que, si se quiere funcionar como una familia, el ideal es que el nuevo integrante de ésta pueda participar en la crianza de los menores, pero esto debe ser “en apoyo a la madre o padre de los niños”.
“Si yo tengo una nueva pareja, no puede desautorizarme. Su deber es apoyarme en lo que planteo y, si es que hay alguna divergencia hablarlo entre madre y padrastro y no delante de los pequeños mostrando una discordancia. Si es que se debe hacer una sugerencia, que sea en privado, sino puede ser nocivo para los hijos”, agrega.
Otra clave fundamental es que, en este rol de apoyo, las sugerencias del padrastro o madrastra sólo deben remitirse a opiniones. “No es recomendable dar indicaciones sobre la forma misma de criar a los hijos del otro ni en cuanto a los premios y castigos que han decidido los padres”, señala la profesional.
En este sentido es que la psicóloga Esther Morales sostiene que “los hijos siempre van a querer que sus padres vuelvan a estar juntos, es por esta razón que pueden tratar de boicotear la nueva relación de uno de sus progenitores para lograr su cometido”.
Las claves de un segundo matrimonio feliz
Se ha planteado que un segundo matrimonio exige un esfuerzo mayor, ya que cada decisión no sólo afecta a los cónyuges, sino que a todos los que comparten la misma familia. Es por esto que las profesionales comparten conceptos que son fundamentales para la sana convivencia y el mantenimiento de una relación plena y feliz.
En primer lugar, la psiquiatra señala que ante todo debe haber mucho respeto, y que “es esencial sentirlo por la ex pareja, ya que es el padre o madre de los niños”.
De existir una buena relación con ésta, “no debe atacarse, sino que celebrarse. Si esto no sucede, pueden presentarse los celos que degraden la convivencia”.
Además no se debe olvidar que hay que “mantenerse abierto a incorporar ítems que van más allá de lo que es la nueva pareja, sino que de todo lo que conlleva esta persona”, es decir, ser conciente de su pasado y de su historia familiar.
Por su parte, la psicóloga Morales señala que lo más importante es “cultivar la relación”. Según su parecer, “muchas parejas se casan y dejan la relación en piloto automático y, si eso sucede, hay más posibilidades de fracaso”.