Este año lanzó su primer libro. Una autobiografía llamada “Mi vida como prisionero”, que no sólo habla de su vida, sino que es una especie de reconciliación con su propia historia. Y es que para Claudio Narea “la idea era contar una parte de Los Prisioneros que la gente no conoce, mi versión”, y ha sido todo un éxito. A sólo dos semanas de su lanzamiento, logró el primer lugar de ventas en todos los rankings nacionales y sigue sumando ventas.
Desde que era un niño que quería ser músico. A pesar de sostener que “no era el genio de Los Prisioneros”, cuenta que sus influencias musicales comenzaron cuando tenía 12 años y vio a un grupo tocando con guitarras eléctricas. Ese día, se propuso no descansar hasta tener una y cumplir el sueño de ser un verdadero rockero, sin imaginar que, más tarde, serían sus canciones las que sellarían con tinta de fuego la memoria de toda una generación.
Aunque siempre callado, rompe el silencio con esta publicación demostrando que tiene mucho que decir y que, lejos de haber sido el “Prisionero enigmático”, es un hombre con ideas claras y que su vida ha sido un aprendizaje, que es como él la entiende, y hoy se convierte en un legado.
-¿Por qué decides hacer pública tu vida a través del libro?
“De algún modo mi vida ya era pública. Había tres libros, entrevistas de Los Prisioneros y la gente comentaba. Sin ir más lejos, el otro día vi una biografía de Jorge González, en que aparecía mi ex esposa e imágenes de mi hijo que lo mostraban como si fuese suyo.
“Había canciones ligadas a la historia nuestra. En un momento en que ya han pasado tantas cosas más bien misteriosas y enigmáticas, zancadillas que fueron ocurriendo en mi vida, pensé que no podía ser, no podía seguir sucediendo.
“Una forma de frenar esto era mostrando la otra parte, mi parte, que no era conocida. Era sabida la historia de Jorge, de Los Prisioneros, pero de una manera equivocada. No es que me encante contar mi vida, si de mí hubiera dependido no lo habría hecho. Pero creo que hay cosas que son superiores, yo no podía seguir con esta historia a medias”.
-¿Qué te pasa con que tanta gente haya querido saber tu historia?
“la gente, tal vez, se interesó por saber mi historia porque simpatizaban conmigo o porque le gustaban Los Prisioneros; otros habrán comprado el libro porque puede haber sido entretenido leer las copuchas. Pero es que los medios apartaron muchas partes y destacaron sólo algunos aspectos del libro, que si yo tuviese que hacer un resumen, creo que no es esa la síntesis. Creo que hay de todo, yo no soy la gente que compra el libro, así que no sé qué los motiva, pero para la mayoría es simplemente conocer mi historia”.
-¿Sientes que tu historia marcó mucho a una generación y ellos son los que compran tu libro?
“Sí, pero también he visto que lo compran, y de hecho les he firmado muchos libros a gente joven, incluso de 14 años. Yo no sé qué tipo de gente compra mi libro, pero creo que más allá de quiénes sean prefiero pensar en cómo llegue a esa gente, qué les dice, porque todo el mundo saca conclusiones un poco distintas.
“No todos salen como si fueran robots entendiendo lo mismo. Para muchos puede ser un error que yo haya hecho eso. Para otros, está muy bien. Yo no voy a poder darle en el gusto a todo el mundo. A lo mejor también a mí me habría gustado escribir otras cosas, como de música”.
-¿Te gustó escribir?
“Me quedó gustando esto de escribir. Nunca lo había hecho y me costaba, si hasta me complicaba mucho para redactar correos. Repasaba todo el libro, escribía, corregía y borraba. Si hubiera seguido así no habría escrito nada. Finalmente me gustó el resultado del libro, pero más allá de eso, me da lo mismo quien lo compre, lo importante es cómo la gente lo está tomando y, en general, lo reciben bastante bien.
“En el libro no me las doy de nada, trato de hacer una lectura muy sincera de lo que viví. Para mucha gente yo era el genio de Los Prisioneros pero ahí les digo que no lo era. Traté de ser muy justo con las palabras para cada uno. Si Miguel (Tapia) aparece menos es porque en mi vida estuvo menos presente”.
-¿Sientes que es un compromiso contigo haber escrito este libro?
“Sí, es un compromiso conmigo, porque tiene mucho más que ver conmigo que con el resto del grupo. Hace muchos años que la gente hablaba cosas y hasta salían libros sobre nosotros que yo ni siquiera leía. No leí ni ‘Corazones rojos’, ni ‘Malditos sudacas’, ni tampoco ‘Exijo ser un héroe’; por lo que tenía que contar la parte que faltaba.
“Creo que todo tenía que ver conmigo. En el libro presento lo que soy, ahí están mis virtudes y mis defectos. De hecho, mientras lo escribía iba aclarándome, me empecé a acordar de episodios y al pasarlos al papel se fue alivianando mi propia historia. Hice el ejercicio de mirar para atrás y vi muy claro cosas que antes no entendía. Ahora, las entiendo”.
-¿Te demoraste mucho en escribirlo?
“Me demoré seis meses. No es mucho tiempo, es que la información estaba toda ahí, eran recuerdos. Podría haber escrito más capítulos pero cuando los libros tienen 500 páginas se te hacen un poco largos.
-¿Qué te parece la nueva música chilena?
“No estoy al tanto de todo. Lo que está haciendo Francisca Valenzuela me parece muy bueno, lo mismo con Teleradio Donoso. Hay hartos muy interesantes, aunque todavía no tienen la cobertura que deberían tener. Todo lo que está de moda opaca al resto, o sea el 95% de las personas se van a lo que suena, a lo que está de moda, pero no percibe la música chilena que está muy interesante”.
-¿Qué piensas de la música pop chilena, de ese boom de lo comercial?
“A mí me gusta el pop. La música bien hecha y bien facturada para ser boom del verano no me molesta, de hecho, muchas de las grandes canciones de la historia fueron pensadas así. Ahora no tengo mucha noción de esta música. A mí no me dice mucho este nuevo pop chileno, pero es porque tengo otra edad. Pero me parece bien que exista esta música oreja para un público adolescente.
“Por supuesto que cuando creces ésa deja de ser la música de tu vida y es así como funciona lo que está de moda, porque es para una edad”.
-Tú fuiste parte de una generación muy diferente y miembro de una banda que estaba en contra del Chile en que vivían ¿Qué crees de la sociedad chilena de hoy?
“Yo creo que ha llegado un tiempo de crisis que nadie se esperaba. Desde los 90 llegó la democracia y la cosa empezó a ir para arriba. Pero ahora surgieron nuevos problemas como la corrupción.
“Creo que es bien curioso porque me parece que la sociedad chilena se ha transformado en una materialista e individualista. En los 80 había una cierta claridad de que ‘los que estamos acá somos hartos’; veías a Pinochet hablando y podíamos distinguir donde estaba el enemigo. Podíamos unirnos en torno a un ideal que era la democracia, pero cuando lo logramos ya no quedó ningún otro ideal. Cada uno se trata de rascar como puede y aprovechar lo que puede en esta vida.
-¿Qué te pasa con el Chile que tú y tu música ayudaron a forjar?
“Siento que lo que pasó es que cuando llegó la democracia, la alegría que prometían, a poco andar, me di cuenta que no era así.
“En los años 90, por más que en los 80 hayamos estado en la pelea con Los Prisioneros, no creo que haya ninguna cosa tan favorable. Siento que cada quien sobrevive como puede en esta democracia. El caso de los músicos es aún peor, porque, por lo general, siempre han estado para la patada y el combo. Los han utilizado, los necesitaron para el canto por el No, y después ya nada. En realidad no ha habido una cosa de igual a igual con la cultura.
“Lo que se entrega para estos efectos es miserable, aunque digan que son muchos millones, no alcanza para todo lo que se tiene que hacer.
“Todo apunta a que si eres un ingeniero, un médico o un empresario estás varios escalones más arriba que un artista. Creo que eso es lamentable y que habla muy mal de la sociedad chilena. Las grandes sociedades son aquellas en las que se respetan mucho a los creadores, ya sean los que hacen música con miles de acordes y arreglos o los que hacen con dos acordes. Este país no da las garantías para que uno se pueda dedicar a esto.
“Por más que yo vote por la Concertación, no me siento partícipe de este gobierno y está muy lejos de ser lo que nosotros como pueblo esperamos”.
-En el libro decías que habías elegido ser un Prisionero ¿Te sientes un “prisionero” de haber sido un Prisionero?
“Yo creo que no elegí ser un Prisionero en el sentido que yo cuento en el libro. Hubo ciertas condiciones en las cuales yo no pude hacer frente de mejor forma y no pude cortar esas ataduras que existían, porque tampoco entendía mucho por qué se producían. Sobre todo con Jorge, que era con quien más problemas tenía. No entendía la relación, sabía que era rara, que me había dicho cosas extrañas, que me hacía zancadillas, pero no sabía por qué me había hecho esas zancadillas. Esa ignorancia me hacía volver a caer, porque yo le asignaba a todos estos problemas aspectos que no tenían nada que ver, como el consumo de drogas de Jorge, siempre pensé que era ese la causa, porque no le había dado importancia a hechos que habían sucedido antes del conflicto con Claudia, no había comprendido las señales que el mismo Jorge emitía y yo, ingenuamente, creía que me había pasado este percance con mi mejor amigo. Nunca comprendí las señales que habían de antes, que este amigo no lo era”.
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De vocación: papá.