Chicago.- El amor pasional y el deseo irrefrenable de comer chocolate serían el resultado de un mecanismo químico específico del cerebro, según investigaciones presentadas que también estudian el papel del beso.
"El amor romántico no proviene del corazón. Proviene del motor cerebral, la parte del cerebro donde nace el deseo, como el de comer chocolate, que es un deseo irrefrenable", explicó Helen Fisher, profesora de antropología en la Universidad Rutger, en Nueva Jersey.
En los enamorados, "una parte de su cerebro se activa como si estuviera bajo los efectos de la cocaína", añadió Fisher ante la prensa durante la conferencia anual de la Asociación Americana para la Promoción de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés).
La académica, una de las más reconocidas expertas en biología del amor y de la atracción en Estados Unidos, pasó por un escáner el cerebro de 49 hombres y mujeres, entre los que algunos acababan de "enamorarse perdidamente" y otros habían sido rechazados por el objeto de sus pasiones. Por otro lado, un tercer grupo se declaraba igualmente enamorado luego de un promedio de 21 años unidos.
Según ella, el amor romántico sería un deseo de una intensidad mayor que el sexual, y explicó que tres sistemas cerebrales diferentes evolucionaron en el homo sapiens para permitir el aparejamiento y la reproducción.
El primero, es el deseo sexual alimentado por la testosterona, tanto en hombres como en mujeres.
El segundo regula el amor pasional u obsesivo y parece estar vinculado a una actividad elevada de la dopamina, un estimulante natural.
El tercero, que controla el apego y permite a una pareja permanecer unida suficiente tiempo como para criar hijos, está vinculado a un nivel mayor de oxitocina, una hormona materna, según señaló.
En el caso del beso, Fisher explicó que probablemente evolucionó para permitir que se estimulen esos tres sistemas.