"El peeling provoca una exfoliación controlada de la piel, destruyendo una profundidad variable de la capa más superficial de la piel (epidermis) y a veces capas más profundas (dermis), lográndose la regeneración completa del tejido dañado", explica la dermatóloga de la Clínica Alemana, Juanita Benedetto. "Es por esto que es un procedimiento ideal para combatir el envejecimiento cutáneo, fotodaño, cicatrices de acné, entre otras patologías".
Pero existen diferentes tipos de peeling. Pueden ser superficiales, medios o profundos. Entre los superficiales, por ejemplo, se encuentran la microdermobrasión, y el ácido glicólico y retinoico en bajas concentraciones.
También el ácido triclorocético en bajas concentraciones. Lo que logran es actuar sobre las primeras capas de la piel y promueven su renovación. Los peelings medios, en cambio, alcanzan niveles un poco más profundos en la piel y no están recomendados para todas las personas.
"Para las pieles de fototipo más oscuro, se recomiendan peelings más superficiales y que tengan mucho cuidado con la exposición al sol posterior al procedimiento, ya que en ellos es más frecuente que la piel se complique con mayor pigmentación", recomienda la experta.
En cuanto a los peelings profundos, que alcanzan niveles delicados de la dermis, tienen un tiempo de curación más largo y permiten eliminar arrugas, pero también tienen mayor riesgo de complicaciones, ya que pueden dejar cicatrices.
Por lo mismo, la dermatóloga de la Universidad de Chile, Hilda Rojas, considera que es importante tomar precauciones antes de realizarse un tratamiento de peeling profundo. Antes de someterse a uno de ellos, las personas deben prepararse con varias semanas de anticipación. "El peeling puede tener complicaciones, que también dependen de la profundidad del tratamiento", explica.
"Puede verse pigmentación post peeling, dejar cicatrices, se pueden activar cuadros herpéticos, por eso la evaluación previa al tratamiento es muy importante. Además, a veces, se deben considerar las expectativas de los pacientes respecto al resultado de los tratamientos, que en ocasiones son desmesuradas".
Las nuevas técnicas
A pesar de que las alternativas de peeling son muchas, el láser es el que más ha evolucionado en el último tiempo. Funciona a través de la aplicación de energía en la piel durante una fracción de segundo, lo que genera una destrucción térmica selectiva de la superficie de la piel. O sea, desaparece sólo lo que tiene que desaparecer, y genera muchas menos consecuencias en la piel que las primeras técnicas de peeling con láser. Este proceso se llama fototermólisis selectiva.
De acuerdo con la doctora Benedetto: "Los nuevos equipos láser logran una destrucción precisa en profundidad de la piel con mínimo daño térmico de los tejidos vecinos, con tiempos de curación más cortos. Pueden usarse en envejecimiento cutáneo, fotodaño, cicatrices". Agrega que aunque las complicaciones son muy poco frecuentes, sí pueden producirse eritemas, sensibilidad al sol, o cambios de pigmentación, que en su mayoría son temporales.
La mejor opción al momento de decidir realizarse un peeling es durante los meses de invierno, en que la intensidad de la radiación solar y la exposición al sol disminuyen, porque la principal complicación es que la piel posterior a un peeling queda muy sensible al sol. Tampoco debieran realizarse durante el embarazo, o si se están tomando medicamentos fotosensibilizantes como algunos antibióticos.
Existen muchos productos destinados a lograr un peeling o exfoliación superficial, y es muy sano usarlos una vez a la semana, siempre considerando el tipo de piel. Lo más importante es que los productos tienen que estar formulados para utilizarse sin la ayuda de un profesional y seguir estrictamente las instrucciones.
