A pesar de que tiene 25 años, este actor es hoy por hoy el retrato de una generación muy ajena a la suya. Es el protagonista de la nueva serie de televisión “Mis años grossos”, basada en la estadounidense “That 70’s show”, en la que interpreta a Rodrigo Molina, un tímido adolescente hijo de una familia de clase media típica de los 80.
Aunque siente que su vida no se parece mucho a la que recrea junto a actores tan connotados como Catalina Guerra y Gonzalo Robles, reconoce que en ciertos matices tiene parecidos, como por ejemplo en la timidez, además de sentir cierta envidia por no haber podido vivir momentos tan importantes para la vida de los chilenos de esa década como fue el plebiscito.
Pero para este moreno la fama no lo es todo. Su decisión de ser actor pasa por algo mucho más fuerte que sólo ser conocido. Para él, el teatro, su carrera, es una forma de movilización social, de hacer que las cosas sean un poco mejor, porque, como él mismo señala, “cuando estaba en la universidad me llamaba la atención una profesora que nos decía que los actores eran unos soldaditos que quieren cambiar el mundo”, y se lo toma a pecho.
De hecho, su experiencia más recordada es la que da vida a su más reciente proyecto. Presentando una obra se dio cuenta que muchos chilenos jamás en sus vidas tienen la oportunidad de ver teatro y decidió, junto a algunos amigos, recorrer el país de punta a cabo montando obras en los pueblos más olvidados de nuestra geografía.
En su corta carrera muchos han sido los proyectos que, de a poco, lo fueron llevando al lugar protagónico que hoy ostenta. Tiene un record de haber participado en cerca de 100 comerciales y e incluso confiesa que estos trabajos fueron los que le ayudaron a mantenerse durante los años universitarios.
Con la simpatía que lo caracteriza reconoce tener pocos amigos, incluso “contados con una mano”, porque a la mayoría los considera conocidos, ya que dice que “los que de verdad apañan siempre son unos pocos”. Sin embargo, son los miembros de su familia los más cercanos a él, a pesar de que la define como “muy normal”. Y es que la conversación con este actor es así, aunque no le gusta hacerse el importante, sus logros hablan por sí solos.
- Tienes 25 años y ya tienes un papel protagónico en una serie de televisión ¿Cómo te tomas eso?
“Ha sido una muy buena experiencia y entretenida. Además tuve mucha suerte porque el equipo se unió muy bien por lo que es muy fácil y grato trabajar.
“De todas formas te pones nervioso pensando que eres la persona que conduce la historia, el nexo principal, pero lo bueno es que como nos afiatamos muy bien con mis compañeros y hay gran apoyo por parte de los más experimentados del elenco, como Catalina Guerra y Gonzalo Robles, entonces se me hizo más amigable”.
-¿Te gustaría tener otro protagónico?
“Me gustó la experiencia y ojalá hayan nuevas oportunidades como ésta, pero en verdad la idea es seguir trabajando y actuando. Mientras haya lugar donde actuar todo bien”.
-¿Es muy difícil hacer comedia?
“No ha sido tarea fácil, es complejo. A mí me cuesta más porque me gusta reír harto. Pero me he sentido muy apoyado por los que son ‘mis padres’ en la serie, Catalina Guerra y Gonzalo Robles, que son grandes actores con tremendas trayectorias tanto en comedia como en teatro en general. Es difícil de repente hacer escenas con ellos en que yo mismo me río de los chistes que hacen y tenemos que repetirlo todo.
“Además me gusta, porque es una serie entretenida y cargada de nostalgia para quienes vivieron esa época, para los que fueron jóvenes como los que nosotros representamos”.
-¿Qué hacías antes de entrar a la televisión?
“Salí de la escuela hace casi dos años y ahí me puse a hacer teatro físico. Era algo que me gustaba mucho, te das cuenta de que puedes expresar mucho más allá de sólo lo que puedes decir, en estos casos te comunicas con el cuerpo y es increíble todo lo que puedes decir sólo con movimientos y actitudes.
“La última obra de este tipo de teatro que montamos fue ‘Animal’, que la presentábamos en el Teatro Mori, esto fue durante el 2005 y 2006 con la compañía La Marcha”.
-¿Qué te pasa con la televisión? ¿Te gusta?
“Me parece que el actor lo es en todos los escenarios, la televisión me gusta, pero creo que lo importante es aprender como actor y aprender todo el tiempo. Creo que la idea es ir explorando nuevas facetas, quizás me falta ver qué pasaría en el cine, pero hay que estar siempre agradecido y viendo qué sacar de las nuevas experiencias.
“Es cierto que el teatro es lo que te entrega más herramientas y con lo que más aprendes, pero toda experiencia es un aprendizaje. La verdad es que lo que me gusta es actuar, da lo mismo dónde y cómo sea”.
-¿Qué nuevos proyectos tienes planeado hacer?
“Ahora que terminé de grabar ‘Mis años grossos’ estoy medio de vacaciones, pero estoy avanzando proyectos con la productora que tengo con algunos amigos actores y un amigo abogado. Nuestra idea es buscar obras de teatro que estén en cartelera en Santiago y que les haya ido bien. Llevarlas de gira por todo Chile, pero no sólo por las grandes ciudades, sino que por los pequeños pueblos, por todos los lugares donde la gente jamás ha tenido la oportunidad de ver teatro”.
-¿De dónde nace esta idea?
“Cuando aún estaba en estudiando hicimos, con un grupo de alumnos, una gira por el sur y montamos una obra infantil en el desaparecido Chaitén. Ahí llenamos la sala donde nos presentamos de público y luego la gente se nos acercaba y, a pesar de que haya sido un trabajo dirigido para los niños, nos agradecían haber llegado hasta ahí porque ellos nunca habían tenido la oportunidad de ver teatro.
“Para mí esa fue una experiencia muy marcadora y eso nos inspiró para querer llevar el teatro a quienes no han podido verlo nunca. De hecho en abril iniciaremos una gira por el sur de Chile”.
-¿Qué te falta por hacer?
“Uno como actor está aprendiendo todo el tiempo, siempre estás recibiendo información de la calle, de la gente, de todo. Lo que tengo que hacer es seguir investigando en el teatro, quizás incursionar en el cine, explorar en otras áreas. Me gusta mucho ir buscando nuevas experiencias y me parece que esa es la forma de entender hacia dónde voy”.
-Dices que no te pareces a Rodrigo Molina que interpretas en la serie ¿cómo eras entonces a los 17 años?
“Creo que los adolescentes de antes eran más inocentes, lo que vivían lo hacían con más sentimientos. El primer beso de Rodrigo Molina es con su vecina, con la que después se pone a pololear, la primera vez de ir a la discotheques era un evento y lo hacían a los 17 años. Ahora esas cosas ya no son hitos, creo que en eso está la diferencia. Si es que hay algo en lo que me parezco a Molina es en lo tímido, cuando era chico era así con la gente que no conocía, pero una vez que ya había confianza las cosas cambiaban.
“A mí igual me gusta salir a bailar, quizás no soy de ir a una discotheque pero sí de ir al típico dato de la fiesta que promete estar buena”.
-¿Estás pololeando?
“Sí, hace dos años. Ella también es actriz, la conocí en la escuela”.
- ¿Tienes algún vicio privado?
“La verdad es que mi vicio privado es estar echado un domingo, viendo películas y comiendo harto. Después de una semana de trabajo, eso es lo más entretenido.
“Pero no sólo me gusta eso, también soy muy deportista y me encanta jugar tenis y salir por Santiago a andar en bicicleta. Conocer nuevos lugares, recorrer muchos kilómetros y llegar a la casa cansadísimo, acostarse exhausto con esa extraña satisfacción que da el ‘lo logré’”.