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Ser o no ser

Las mujeres son consideradas menos aptas para trabajos masculinos y cuando lo logran, son poco femeninas.

14 de Mayo de 2009 | 13:02 |
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Una obra shakespereana. Así parece ser la vida de las mujeres que se aventuran en el mundo laboral.

Sí, porque los estereotipos que se aplican sobre ellas son tan duros y contradictorios que aunque se logre el éxito y demostrar que se es competente, los prejuicios hacen que una quede en mala posición igual.

Clarificadora en este aspecto fue la psicóloga social Madeleine Heilman, quien señaló que las expectativas con las que actúa la gente hace que la labor de la mujer sea observada sólo desde una perspectiva, muchas veces con un sesgo negativo y dejando de percibir muchas de las cosas positivas.

“Mujer y éxito profesional: un arma de doble filo”, panel organizado por ComunidadMujer fue el marco en el cual la conclusión fina se podría resumir en “te dan palos por que bogas y no bogas”.

Madeleine Heilman señaló que existe una evidente contradicción en la forma como se evalúa a las mujeres por cuanto se aplican siempre sobre ellas dos estereotipos: como son y como debieran ser. Es así como la mujer que es competente y logra escalar, una vez arriba es criticada porque es masculina, egoísta, no femenina, etc.

La doctora en psicología explicó que el estereotipo femenino no es en sí nefasto, pero muchas de las carreras prestigiosas y codiciadas de la cultura son de tipo masculino y eso que al final se produzca la discriminación tanto en el campo educacional (industria militar v/s servicio social); especialización (cirujano v/s pediadra) y posición (jefe v/s línea).

Y la mejor forma de demostrar que los estereotipos juegan en contra de la mujer en toda circunstancia es que cuando es muy atractiva es tan malo como no serlo. De hecho, hay casos documentados donde a una profesional se le sugiere maquillarse.

“Los estereotipos facilitan la vida, son un atajo”, señaló Heilman al explicar por qué las personas los usan en su manera de relacionarse con el mundo. Y apuntó que son también importantes en el comportamiento humano que incluso influyen en la memoria, o sea, se recuerda el logro del hombre y el error de la mujer.

Pero no sólo eso. Los estereotipos afectan a forma como damos créditos a las personas por el trabajo realizado, ya que probablemente, aunque el trabajo haya sido efectuado mayoritariamente por mujeres, se le dará crédito más a los hombres.

Madeleine Heilman también apuntó al hecho de que la ambigüedad con la que se evalúa el trabajo y las condiciones de las profesionales, a veces son subjetivos –es carismático- y atentan contra las mujeres.

“Si se pretende poner en duda (las expectativas) la competencia de la mujer debe ser rotunda, clara y sin ambigüedades”, dijo la especialista, quien añadió que, desgraciadamente, cuando la mujer alcanza el éxito se considera que ha trasgredido las normas prescritas para su género.

Finalmente, las gerentes terminan siendo amargadas, irascibles, egoístas, engañosas, descarriadas y manipuladoras. O sea, se les sanciona por su éxito porque no se compartan como deberían.

Un cuento de nunca acabar.