EMOLTV

Aunque le teme al oso polar

02 de Junio de 2009 | 14:53 |
imagen
“Estando frente a frente con un animal, me transformo. La adrenalina me sube a cien. Cuando veo una serpiente no se me puede escapar; hago todo lo posible seguirla, ver cómo actúa, los saltos que pega, anoto todo y cuando ya tengo todo visto, vamos con la cámara; la manipulo, le saco el veneno, veo el tamaño de sus colmillos, cuánto veneno inyecta y a cuántas personas podría matar, qué tipo de mordida tiene, a secas, a la vena...”

-¿Hay algún animal al que le temas?
“Al oso polar. Es un animal increíble, pero es el único al que le temo. Es uno de los más fuertes, de los más bravos y salvajes, más que el hipopótamo, más que la serpiente, más que un cocodrilo, más que todos. Ante un oso no tengo nada que hacer. Yo he parado elefantes a dos metros míos, elefantes salvajes. A un rinoceronte lo puedo enfrentar, pero el oso tiene en su instinto el ataque. Le da lo mismo si eres o no un ser humano, y te agarra en el agua, en cualquier parte”.

-De todas formas, a parte del incidente de la cascabel, todos los sustos los has pasado con el deporte.
“Sí, aparte de lo de la pierna, tuve una luxación grave. Me resbalé en Los Andes peruanos, en una pared de hielo, y caí unos 10 ó 15 metros. Quedé colgando de una cuerda, agarrado del brazo, y ahí, ¡fa!, se salió la articulación entera. Me fue a rescatar un helicóptero y me llevaron a la clínica, donde me encajaron el húmero. Después tuve operarme y andaba con yeso. Pero dos semanas después salí del hospital y escalé una montaña. Llegué a la cumbre igual.
“Después tuve un accidente en el aluvión del ‘93 que hubo acá. Yo estaba en el Cajón del Maipo, en el refugio de la Universidad de Santiago. El refugio explotó y me fui para abajo con el aluvión. Pero tenían unas palas para detener el cause del barro, y justo cuando fueron a vaciar los cargadores, yo aparecí en uno de ellos. Caí con todo el barro; me paré, di como 3 pasos y caí inconsciente. En el hospital tenía como 40 fracturas”.

-Eres inmortal.
“Más o menos. Highlander, una cosa así”.

-¿Es común que entre tus amigos te digan que estás loco?
“A mí me da risa. La otra vez, un caballero de un banco me dijo: Oye, ¿tú no estái un poquito loco? Y yo le dije: Compadre, tengo 42 años de edad, soy feliz con lo que hago, y si medimos el nivel de estrés entre todos los cajeros de tu banco y yo, vai a ver la diferencia. Yo me siento súper bien, estoy feliz de la vida. Viajo, he conocido el mundo, amo lo que hago y no tengo nada de estrés. Eso es algo que debo agradecer. La limpieza espiritual y de mente no tiene precio”.

-¿Y tu familia no se espanta?
“Al principio sí. Me iban a dejar todos al aeropuerto. En mi primer viaje, me fue a dejar mi mamá, mi polola, mi tía, mi familia entera, pero ya no va nadie, nadie me pesca. Jenny (Contardo) me va a dejar al aeropuerto y después me tomo un radiotaxi y me vengo no más. Pero ella se preocupa mucho y está muy pendiente de mí y a veces no puede dormir esperándome.
“A ella le encantaría acompañarme, pero no quiero arriesgarla y llevarla, porque le tiene miedo a los bichos, a las arañas, incluso a los zancudos, a las polillas... Y en la selva pasas rodeado de esas cuestiones, pones una pata y te atacan diez bichos”.

-¿Tu interés por los animales, la naturaleza y lo extremo viene de tu familia?
“No, mi familia es nada que ver conmigo. Son todos ingenieros comerciales y yo, como me gustaba la biología, mi papá quería que fuera médico, pero estudié licenciatura en biología.
“En la playa, cuando todos iban a tomar sol, a ver minas, yo estaba en la roca buscando conchitas, buceando. Para la Navidad siempre pedía mi traje de buceo, mi bicicleta, diferente a los que pedían un perfume o ropa cuando ya le empezaban a salir las espinillas. Soy lo menos trapero que hay. No tengo terno”.

-¿Y con qué vas a las cosas formales?
“No voy. Soy súper casero. Cumplo mis compromisos con los auspiciadores y en matrimonios, de repente por respeto, me coloco, no una corbata pero sí una chaqueta, un jeans abajo y listo. La única vez que me puse terno fue para mi examen de grado, porque me lo pidieron. No tienes por qué faltarle el respeto a alguien porque no te pones terno. En el colegio, por ejemplo, a mí me gustaba usar el pelo largo, con cola. Pero los curas siempre me criticaban y me suspendían si no me cortaba el pelo. Y yo siempre decía: Ay, Dios mío, si Jesús hubiera vivido en esta época, no habría podido ir a clases por tener el pelo largo”.

-Dices que eres casero, pero ¿no te pones hiperquinético en tu casa?
“Ah, bueno, es que tengo varios hobbies. De partida, lo que me baja la ansiedad es la bicicleta, todo lo que sea deporte extremo; ando en moto, estoy en un club de parapente, tengo autos radiocontrolados, también tengo a mis perros, mis flipper, que me encanta jugar. Tengo uno de Playboy y uno de Kiss, que son de colección de los años 80. Todos los días juego. También soy fanático de la fotografía, y de la música, me gusta el jazz. Yo tocaba saxofón y trompeta antes, pero ya no, por el tiempo...”

-Imposible quedarte viendo una simple película, sino te empieza a temblar la pierna, ¿no?
“Sí, siempre estoy así, siempre. Yo soy hiperactivo. Cuando estaba en el colegio tenía un déficit atencional espantoso. Pasaba más afuera, pero a pesar de eso me iba súper bien”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Rayo con la astronomía. Me encantaría meterme a una nave espacial y viajar entre medio de los anillos de Saturno y conocer alguno de los satélites. O pegarme un viaje interestelar y meterme a un hoyo negro. Tengo un avistador de pájaros con el que veo la luna. ¡Ah! Y lo otro, me encantaría haber vivido en el año 68, en San Francisco; la época beat, haber estado en el taller de Jackson Pollock o en la fábrica de Andy Warhol, haber sido un músico que acompañara a Frank Zappa...”

-Parece que eso contrasta un poco con tu vida real.
“Es que a mí me gusta todo. Siempre me han interesado las cosas expresionistas, surrealistas”.

-¿Y tu vida tiene algo de surrealista?
“Totalmente. Mi vida es onírica. Desde el momento en que planifico un viaje, estoy soñando que me enfrento a un dragón de Komodo. Vivo mucho en torno a sueños, plasmo toda mi vida así”.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?