Rosa López, primer lugar: "Me gustaría tener al Chino Ríos como rostro"
Rosa López (49) es la menor de cuatro hermanos y su padre añoraba verla trabajando la tierra y así lo hizo mientras estaba soltera, administrando su parcela en la VI Región. Al casarse, con su esposo se propusieron su propio negocio ligado a las abejas.
Se vino a Santiago para aprender por su cuenta y tras quedar embarazada de su primer hijo, decidieron ahorrar todo el sueldo de su marido y que por el día Rosa se dedicara a cuidar a su hija Denise, y por las noches, a fabricar pan amasado, durante un año.
"La guagua se dormía después de la última mamadera, pasadas las 11 de la noche. De ahí me ponía a hacer el pan. Para mi papá era horrible verme amasando y al otro día, a las 6 de la mañana horneando el pan y a las 8 poniéndolo en el supermercado para salir adelante".
Al cabo de un año ya tenían para empezar con las primeras 10 colmenas. Sus primeros clientes, para la miel que repartían en tambores, estaban en La Vega y Estación Central, pero a poco andar consideró bajo el precio que le pagaban; $ 400 por un kilo a granel versus los $1.200 que recibía por el mismo kilo en un envase individual. "Entonces me decidí a envasar y a vender parte de la producción en formatos más pequeños", relata. Eran 24 kilos todos los días (12 kilos en cada mano).
Les fue bien, se compraron un auto y mientras sus hijas estaban en el colegio ella se dedicaba a vender la miel que envasaba por las noches, su marido se dedicaba a producir y a conseguir campos para polinizar.
Llegaron a tener más de mil colmenas , hizo los contactos para exportar y se transformó en proveedora de supermercados Tottus y del hotel Sheraton , luego de que el propio chef de la cadena descubriera su miel en una feria de emprendedores.
Pero hace dos años la crisis le pasó la cuenta. No la crisis financiera, sino que una tremenda crisis matrimonial con violencia intrafamiliar incluída de la que Rosa habla sin darle mayor dramatismo.
Su marido se llevó todo: los vehículos y las abejas, pero ella se quedó con sus hijas y la experiencia ganada... Suficiente para empezar de nuevo.
Ahora, "Degramos", como le puso a la envasadora haciendo un juego de palabras entre la medida de peso y las primeras letras de los nombres de sus hijos -Denise, Grace y Moisés-, está a punto de enviar su primer lote a España.
Su logo es una una abeja tenista que diseñó la misma Rosa. "Lo hice cuando el "Chino" Ríos, a quien me gustaría tener como rostro emblema, estaba en el peak de su carrera". Peak que ella también espera alcanzar dentro de uno o dos años.
Verónica Veras: "Quiero ser un hito en la perfumería natural en Chile"
"Todavía tengo impedimentos para conseguir financiamiento, pero mi esposo me apoya y es mi aval en muchas ocasiones. Los bancos piden historial bancario, buenos ingresos y facturación, es dificil para alguien que está partiendo", asegura la fabricante de perfumes evocativos, Verónica Veras (47), dos hijos, ganadora de la categoría innovación en el premio .
Decidió independizarse al perder su trabajo como vendedora de perfumes. "Un día, mi esposo me dejó un aviso del diario que ofrecía un curso de cosmética y empecé a capacitarme. Después hice cursos de aromaterapeuta y aromaterapia científica", cuenta.
Inspirada en los productos cítiricos -limones y naranjas- del valle de Pica en Tarapacá donde vive, empezó a fabricar productos artesanales. En 2007 ganó un proyecto de Sercotec, que le permitió comprar un destilador para elaborar aceite esencial de naranja y también los hidrolatos, base de su perfumería.