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Sexualmente exhibicionista

El baño del avión, los probadores de ropa, el ascensor y el clásico auto -dentro o encima- parecen un juego de niños para otros más atrevidos que buscan la aventura de tener relaciones sexuales en áreas públicas. En ambos casos, el divertido temor es el mismo: que los pillen haciéndolo.

27 de Agosto de 2009 | 11:08 |
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La simple ilusión de romper la rutina de la alcoba y buscar nuevos horizontes en miradores, baños públicos o atrás de las rocas de la playa son un tierno juego, comparado a una tendencia que cada vez gana más adeptos en el mundo, conocido como “dogging” o "cottaging", ésta última cuando se trata de una relación homosexual.

Surgió en Inglaterra, donde ya tiene más de 20 mil adeptos, y se trata de grupos de personas que acuerdan vía foro, mail o sms, salir a la libertad del espacio público para tener relaciones sexuales o bien para mirar a dos de ellos en pleno acto, convirtiéndose así en una extensión del “swinging”. Entre los jóvenes de tribus urbanas, en tanto, podríamos decir que es una extensión del "ponceo".

De ahí su nombre, “dogging”, que hace alusión a la soltura canina para aparearse en cualquier sitio, a la vista y paciencia de los transeúntes. En este caso, en los humanos, los parques y los estacionamientos suelen ser la base de operaciones.

De hecho, páginas inglesas más especializadas mantienen una base de datos con los mejores sitios públicos para practicar el “dogging”, como sucede en “Melanies. Uk Swingers”:

Condado: Birmingham.
Descripción: Fuimos al ‘Barr Bacon’ (cerro con un faro). Lleno de gente amigable, tipos lindos. Había otra pareja, que eran simples voyeristas, no hablaron ni participaron para nada. Hay buena acción después de las 10 p.m.”.

“Tener relaciones sexuales en espacios públicos responde a la búsqueda de adrenalina, sin duda”, comenta la terapeuta sexual María Inés Zavala, quien agrega que “tener la posibilidad de que los vean, cambia la rutina”.

Sin embargo, en casos como el “dogging”, la experta lo ve más como una “deformación”.
“La sexualidad es una cosa íntima, de ser dos en uno; está relacionada con el respeto y el amor. ¿Dónde queda el mirarse a los ojos, la entrega? Esa desinhibición no es normal”, sentencia.


Un escape prohibido

En Chile, aventurarse con la pareja en parques u otros sitios de claro movimiento público, no está expresamente penalizado. Sin embargo, de haber alguien que se sintiera incómodo con tal escena, Carabineros está totalmente facultado para dar fin al encuentro, por más que se trate de una anécdota amorosa sin mayores pretensiones que las de dar un giro a la rutina.

La razón se debe al artículo 373 del Código Penal, y que se refiere a “los ultrajes públicos a las buenas costumbres”, que estipula que “los que de cualquier modo ofendieren el pudor o las buenas costumbres con hechos de grave escándalo o trascendencia, no comprendidos expresamente en otros artículos de este Código, sufrirán la pena de reclusión menor en sus grados mínimo a medio”.

Dicho artículo tiene a algunos grupos inconformes, entre ellos a organismos que defienden la diversidad sexual, debido a la amplitud con que se podría entender una ofensa a las buenas costumbres.

De hecho, en diciembre del 2007 un grupo de parlamentarios presentó un proyecto de ley para derogarlo, motivados por cifras que reflejaban que entre 1997 y 2006 se habían recibido 364 denuncias que se ajustaban a dicho artículo y que eran bastante menores que las 37 mil 144 detenciones que se realizaron en el mismo período y bajo el mismo concepto de falta.

Sin embargo, la iniciativa fue rechazada por la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de Diputados, en septiembre del año pasado, con 3 votos a favor, 6 en contra y 1 abstención.
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