Cuando echa de menos Chile,
Giovanni Falchetti se dirige hasta un McDonald’s del DF y come las hamburguesas y las papas fritas del payaso Ronald como si fuera la mejor empanada de pino.
No es que en la gran capital de México no exista un local de comida chilena, pero por algún motivo -no tan difícil de comprender en estos tiempos de flamante globalización-, es la cadena norteamericana la que le trae los recuerdos de su patria natal, la que dejó hace dos años para probar suerte en tierras aztecas.
Parece que fue una eternidad desde que
Giovanni se hizo conocido aquí. Si bien antes se lució con Don Francisco, participando en el Clan Infantil de “Sábados Gigantes”, e incluso en 1998 ya había lanzado un disco independiente, fue en el 2003 cuando acaparó mil portadas en el país.
En aquel entonces, no sólo participaba en el primer reality de TVN, “Tocando las Estrellas”, sino que también reveló ante todo Chile su sexualidad, luego de que Anita Alvarado (la Geisha), en directo, lo apuntara y preguntara
‘¿Él es gay, no?’.
Pero ya antes de toda esa exposición, su camino parecía decidido. Había ganado un concurso en México para grabar un disco, pero terminó rechazando esa oportunidad por el programa de TV nacional. Sin embargo, como cuenta, el destino lo quería cerca de los sonidos de las rancheras.
Siguiendo el ejemplo de varios artistas chilenos que han partido a México, llegó con su segundo disco (“Mi seducción”, 2004) bajo el brazo. El buen recibimiento le permitió instalar su hogar allá, donde ha podido presentarse en el mismísimo Zócalo del D.F. y donde su popularidad le ha hecho acreedor del premio "Mejor Artista Musical Hispano" que la GLADD (Alianza Gay y Lésbica Contra la Difamación) entrega en Estados Unidos, superando al también nominado grupo Maná, como dice orgulloso.
Hoy, sólo por un mes ha interrumpido su trabajo en el país del norte, para regresar a Chile en una larga gira por las regiones, visitar más de 100 radios, promocionando su último disco “Lo que llevo dentro” (2008) y para grabar el videoclip de un cover que incluye en su álbum, “La maldita primavera”.
Las imágenes, obviamente, serán lanzadas tanto en México como aquí, con el paisaje nacional y un look medio tejano, mezcla media huaso-charro interesante, pero no descabellada.
“Los mexicanos, socialmente, son muy parecidos a los chilenos. El mismo idioma, la misma cultura... Eso ha facilitado que me acostumbre allá. Eso sí, tengo problemas con los sabores. A pesar de que en el supermercado encuentras de todo, me cuesta. El sabor cambia. Así que si no me cocino paso a un McDonald’s, algo que sienta que es propio.... (se ríe)”.
-¿Cómo lo haces con el acento? ¿Te entienden?
“La gente que trabaja conmigo me dice que hable más lento para que me entiendan y trato de que no se me pegue ningún modismo. Aparte que al mexicano le gusta mucho el tono de Chile. Dicen,
‘ay, qué lindo hablas, Giovanni’, y no hay para qué perder eso”.
-Perdiste un contrato en México por embarcarte en el reality. ¿Nunca te has puesto a pensar qué habría pasado si mejor no entrabas a “Tocando las Estrellas”?
“No, porque igual lo hice. El destino quería que yo estuviese en México. Juro que no me arrepiento de haber estado en el reality. Fue una etapa súper interesante donde hubo un cambio personal y profesional en mí. Hoy, mirando hacia atrás, veo que hace cinco años pasaron tantas situaciones, pero fue una decisión mía y ya pasó, me siento súper orgulloso. Estuve en el primer reality de TVN y salí en la señal internacional, y eso afuera igual es importante”.
-Generalmente se te pregunta por el tema Geisha. ¿Te molesta?
“La verdad es que no, sólo me pasa que no sé qué más puedo decir de ella; nunca más la vi, no tengo ningún contacto con ella ni con ningún cercano. Estando acá, obviamente he visto a su hija en el reality (Angie Alvarado, en “Pelotón Vip”) y me cae súper bien, pero lo que haga y deje de hacer es cosa de ella. Con respecto a lo mío, siento que la Ana Alvarado se desubicó en ese momento, pero bueno, ya está, ya lo hizo”.
-¿Pero no lo has visto como algo positivo? Eres el primero que salió del clóset en la tele chilena.
“Es que lo de la salida del clóset es post Ana Alvarado. Tal vez, ella motivó que pasara, no lo dudo, pero ella no me sacó del clóset en ese momento, me enjuició. Después de dos semanas yo dije que era gay, y eso fue algo personal, fue responsabilidad mía”.
-¿Consciente de todo lo que significaba decirlo?
“Yo no había tomado el peso en ese momento, hasta que lo dije, de qué era lo que significaba socialmente. Porque, hasta ese minuto, nadie lo había dicho en televisión, a parte de Ítalo Passalacqua que lo dijo en una revista (Cosas). No sabía socialmente qué iba a pasar conmigo; con mi vida personal, en mi familia y su entorno, porque toda mi familia lo sabía pero no la vecina, el señor del pan, el taxi, en fin. Profesionalmente tampoco sabía qué iba a pasar”.
-No parece muy común que cantantes latinos salgan del clóset.
“De hecho, no se conocen a nivel latino porque es complicado”.
-¿Porque van a espantar a las fans? ¿No pasa al revés?
“Sí, pero siempre las compañías tienen el miedo de perder fans. Eso a mí me lo dijeron y era mi gran tema. Yo siempre, gracias a Dios, he contado con el apoyo femenino y hasta tenía grupos de fans que gritaban y soñaban con casarse conmigo, pero obviamente a uno le da miedo”.
-¿Cómo fue tu primera presentación post reality?
“Guau fue como:
‘Hi, ¿y si me gritan algo?’ Me tocó ir a cantar a Vallenar -siempre me acuerdo-, a un estadio. Yo no sabía la reacción que iban a tener, pero fue súper positiva, porque al final, el Giovanni artista no cambió. Yo seguía moviéndome igual, levantando la ceja igual y coqueteando igual. Creo que la gente valoró eso y lo tomó con mucho respeto, porque yo lo asumí también así. Hay un sector que se siente muy identificado conmigo y lo noto. Hace muy poco, una mamá se me acercó y me dijo:
‘Te amo, porque gracias a ti entendí muchas cosas’.
-¿Que su hijo no estaba loco?
“Claro. No sé, de repente la palabra gay es tan amplia... Veía hace poquito la marcha que se hizo en Valparaíso; hablaban del tema gay y se veían puros transformistas. Entonces, mucha gente lo relaciona sólo con eso”.
-¿No te molesta el estigma de ser “el cantante gay”?
“No me molesta. Yo soy gay y lo asumo con orgullo, es lo que soy. Es como si dijeran ‘el cantante chileno’, cuando soy chileno. Cuando asumes algo no molesta, porque al final dicen
‘el cantante, abiertamente gay, cantó en el Zócalo de México y se presentó frente a más de 100 mil personas’. Claro, queda el tema gay, pero lo que hice después es importante también”.
-El cover que cantas en tu segundo disco, “Soy lo que soy”, habla de asumirse con orgullo, pero no sólo se traduce a un tema sexual. Puede ser de convicciones, forma de ser...
“En general, apunta a la no discriminación. Es un tema súper potente. A pesar de ser un tema que se hizo conocido con Sandra Mihanovich, yo llegué a ganar un premio en Argentina (Premio Freddie Mercury) por el videoclip. Me gusta que las canciones sean parte de la historia de las personas y no ser un cantante más”.
-¿Todos tenemos que salir del clóset un poco?
“Sí, es como asumir y aceptarse tal como uno es. No sé, si la señora gordita quiere usar un peto, que lo use. ¡Qué tiene, a quién le hace daño!”
-¿Cuál es tu vicio privado?
“No es muy privado, pero soy fanático de la Magaly Acevedo, me encanta. Ella es un personaje muy kitch, la diva de la música tropical en la década del 70 y 80. Me encanta estar en mi casa, haciendo aseo y escucharla, bailando cumbias y todo eso. Claro que no lo hago con nadie, por eso es privado”.
