Crisis obliga a mujeres acomodadas a volver a trabajar
13 de Octubre de 2009 | 11:07 |
La Gran Recesión está empujando a muchas mujeres con niveles educativos altos, que habían dejado el empleo para quedarse en la casa con sus hijos, a regresar al mercado laboral, según varios expertos, reconocidos nacionalmente, en centros de trabajo para mujeres.
Muchas de ellas están enviando solicitudes de trabajo por primera vez en años porque despidieron a sus maridos, temen que los corran o les redujeron el salario o porque se hundió el valor de las inversiones de la familia.
En febrero pasado, Trudi Foutts Loh se sintió obligada a encontrar un empleo de tiempo completo, unos 20 años después de renunciar al suyo para cuidar a sus dos hijos. Su trabajo de ese entonces como abogada y las tres horas diarias de traslados hicieron imposible equilibrar todo.
Ocasionalmente, trabajó como consultora política y escritora, pero numerosas preocupaciones económicas la llevaron a concluir que eso no era suficiente.
Señaló a las pérdidas en las inversiones “de saludables seis dígitos”, junto con “algunos gastos médicos muy elevados para un miembro de la familia y a tener dos hijas en la universidad. Y también cayó el valor de nuestra casa y del plan de pensiones”.
Se siente afortunada porque una amistad de la escuela de derecho la contrató en un bufete prestigioso en Pasadena, California.
Para Lisa Hughes, madre de dos hijos, fue un despido inesperado lo que provocó que regresara al mercado laboral.
Anteriormente, una abogada corporativa, se mudó de Montclair, Nueva Jersey, a California el año pasado, después de que el World Poker Tour reclutó a su esposo para ser su director operativo. Luego, apretada por la recesión, la empresa lo despidió provocando que Hughes buscara un empleo de tiempo completo por primera vez en 16 años.
“Nunca me imaginé, ni en mis sueños más descabellados, que estaría desempleado un año después”, expresó. Planea establecer un despacho porque “es difícil encontrar trabajo después de 16 años”.
De acuerdo a algunos economistas, estas mujeres, otrora parte de una minoría privilegiada que podía darse el lujo de no trabajar, ahora son daños colaterales de la recesión: no se han visto obligadas a abandonar el trabajo sino a regresar.
“Lo que ha sucedido es que, 78 por ciento de las personas que perdieron el empleo en la recesión es hombres”, dijo Joan Williams, directora del Centro por el Derecho en la Vida Laboral del Colegio Hastings de Derecho de la Universidad de California en San Francisco.
“Eso ha hecho que muchas familias se den cuenta de que tener un solo ingreso las coloca en una posición muy vulnerable. Algunas mujeres que esperaban tomarse un tiempo mucho mayor fuera de la fuerza laboral repentinamente sintieron la necesidad de volver a entrar, en algunos casos con mayor rapidez de lo esperado”.
La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos encontró evidencia preliminar de mujeres acomodadas que regresan a la fuerza laboral. Cuando se trata de universitarias entre 25 y 44 años que viven con el esposo, la proporción de las que trabajan o están buscando empleo aumentó a 78.4 por ciento en la primera mitad de 2009, de 76 por ciento en el mismo periodo de 2007. Economistas dicen que es sorprendente porque el porcentaje de personas en la fuerza de trabajo por lo general cae a medida que los desempleados se desaniman cada vez más y dejan de buscar trabajo en una recesión.
Durante el mismo lapso, la proporción de hombres de la misma edad y circunstancias se redujo de 97.4 por ciento a 97.1 por ciento.
Es demasiado pronto para decir si esas cifras reflejan un incremento por encima y más allá del crecimiento a largo plazo de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo.
Su análisis — y especialmente el de las mujeres que tienen hijos — ha sido uno de los campos de batalla de la Economía.
En los últimos años, algunos investigadores han indicado que muchas madres trabajadoras acomodadas preferían dejar la fuerza laboral durante las épocas de auge en los 1990 y principios de esta década, diciendo que había una tendencia a que las mujeres optaran por dejar sus carreras cuando tenían hijos.
La indicación resaltada en un artículo de portada del 26 de octubre de 2003 en la revista del New York Times generó una controversia enorme.
Los opositores respondieron que la mayoría de las mujeres no tenía otra opción que trabajar y que sólo una minoría reducida de acomodadas podía elegir no hacerlo. Dijeron que muchas madres trabajadoras dejaban la fuerza laboral no porque lo decidieran así, sino porque el mercado laboral las obligaba a hacerlo porque hacía muy difícil equilibrar a la familia y el trabajo. Por separado, algunos economistas argumentaron que la causa del decremento en las mujeres trabajadoras no era la decisión de salirse, sino la recesión del 2001 a la que siguieron años de un crecimiento débil en el empleo.
Heather Boushey, economista sénior del liberal Centro para el Progreso de Estados Unidos y crítica feroz de la noción de dejar la fuerza laboral, dijo que sus investigaciones muestran poca diferencia en cuán frecuentemente las madres y las mujeres sin hijos dejaron la fuerza laboral.
No obstante, Boushey estuvo de acuerdo en que la recesión actual está empujando a las mujeres que dejaron de trabajar por cualquiera que haya sido la razón a reingresar a la fuerza laboral.
Expresó que esto ayuda a explicar por qué el porcentaje de mujeres de más de 20 años en la fuerza de trabajo se ha mantenido relativamente estable durante la recesión, mientras que el de los hombres ha caído ligeramente. “Esto sí indica que algunas mujeres están optando por regresar”, señaló.
Una de ellas es Patricia Smart. Renunció a su empleo bancario hace 14 años, cuando nació su hijo. Sin embargo, en abril pasado, su esposo recibió la notificación de su despido. “Fue una patada cósmica en el trasero”, dijo Smart, quien, por años, había estado jugando con la idea de regresar a trabajar. “Me obligó a hacer algo”.
Tras una rápida búsqueda, consiguió un empleo en julio como gerente de tiempo completo en el Banco Wachovia en Charlotte, Carolina del Norte.
Carolyn Bednarz no tuvo tanta suerte. La ex abogada en Milbank & Tweed pasó nueve años en su casa educando a tres niños, pero le atemorizó el futuro de su familia cuando su esposo aguantó cuatro rondas de despidos y reducción en los bonos.
Bednarz empezó a buscar empleo. No pudo encontrar uno en 10 meses. “Es probable que haya hecho solicitudes para 30 empleos en la Lista de Craig, y, prácticamente, de ninguno recibí respuesta”, dijo, quejándose de que a muchos empleadores no les interesa contratar a alguien que no ha trabajado en años. “Simplemente, ha sido la experiencia más humillante”.
Al final, aceptó un puesto como aprendiz sin sueldo en un bufete de abogados en el condado Marin, en California.
Varias investigaciones han encontrado que dos grupos distintos de mujeres tienen más probabilidades de no retornar a la fuerza laboral después de parir: las acomodadas y las pobres que no pueden pagar una guardería.
Sylvia Ann Hewlett, fundadora del Centro por la Política en la Vida Laboral en Nueva York, un organismo independiente de investigación, así como varios otros economistas y expertos argumentan que existe una tendencia inconfundible a que las mujeres regresen a trabajar, y no sólo las profesionistas.
“Las mujeres se encuentran en un parte aguas”, dijo Hewlett señalando las limitaciones en el ingreso debido a la recesión.
Anna Bresnahan de Spokane, Washington, dice que no habría regresado a trabajar si ella y su esposo no hubieran empezado a preocuparse de que pudiera quebrar el banco donde él trabaja. “Decidí que podía empezar a buscar. El me dijo: Eso sería bueno!”
Bresnahan, quien renunció a un empleo en publicidad en 2001 cuando nació su primer hijo, encontró un puesto en una firma contable en diciembre, aunque con menor salario. (Las investigaciones muestran que por cada dos años que una mujer está sin trabajar, sus ingresos caen 10 por ciento, una sanción que dura durante toda su carrera.)
Karen Boon se sintió presionada para volver a trabajar de tiempo completo tras quedarse cinco años en la casa para educar a sus dos hijos. Se estaba tambaleando el empleo de su esposo en Boston Scientific, un fabricante de aparatos médicos, y habían caído las inversiones de la familia.
Boon visita regularmente la sala de conversación en Internet, Opting Back In, patrocinada por el Colegio Hastings de Derecho, donde los abogados con empleos nuevos intercambian historias, consejos, esperanzas y quejas. “Si hubieran despedido a mi esposo, habría sido un mundo de dolor”, dijo.
En abril, encontró un empleo temporal como abogada de una compañía en la zona de la bahía que supervisa centros quirúrgicos, en sustitución de alguien que tenía licencia por maternidad.
Comentó que fue placentero volver a trabajar con adultos.
No obstante, agregó que: “Es realmente difícil desempeñar dos trabajos al mismo tiempo: los chicos todavía necesitan que se les dé de comer y aún hay que lavar la ropa”.
Bednarz la ex abogada de Milbank convertida en aprendiz, también participa en el salón de conversaciones. “Las mujeres que lideran el salón dicen; No salten a algo hasta que encuentren algo que esté bien!”, dijo. “Todo eso está muy bien, pero algunas de nosotras tenemos que encontrar algo en este momento. No podemos darnos ese lujo en el mercado laboral actual”.