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Cómo lograr que se quieran

22 de Octubre de 2009 | 16:15 |
El bullying es quizás uno de los mayores exámenes que puede enfrentar un niño en relación a su autoestima.

‘Gordo’, ‘lento’, ‘mateo’, ‘cuatro dientes’, eran en el pasado los apelativos e insultos que un niño debían soportar en el colegio o en su círculo de amigos y que en muchos casos, golpeaban la línea de flotación de su personalidad.

Sin embargo, esos mismos apelativos y sobrenombres se pronuncian con una barra de sujetos que aplauden la agresión psicológica y que además, se solaza de ello cuando se ve masificado el insulto por las tecnologías.

Las psicólogas Neva Milicic y Soledad López de Lérida abordan en profundidad en “Hijos con autoestima positiva”, este tema dando pauta a los padres para revisar qué está pasando con sus hijos y qué acciones o inacciones de cada uno puede estar atacando esa evaluación positiva necesaria.

El punto de partida, en todo caso, pareciera ser una pregunta básica: ¿qué imagen de sí mismo tiene su hijo? La respuesta, en todo caso, no es fácil porque nuestra percepción puede ser errada.

La valoración que hace una persona de sí misma es fundamental para la construcción de su vida futura y su felicidad, para su futura historia y si los juicios que cada niño emite de su persona es negativa, probablemente los tropiezos serán varios.

“La autoestima se encuentra profundamente vinculada al sentirse querido, valorado, acompañado e importante para otros y para si mismos. Una autoestaima positiva es signo de buenas relaciones de apego y por lo tanto, permite una exploración del medioambiente”, dicen las autoras.

En palabras simples, entre mayor es la autoestima de un niño, mayor la posibilidad que se aventuren al mundo y a sus peligros con un colchón de seguridad que les permitirán enfrentar desafíos y miedos con el suficiente valor y con la suficiente fuerza si es que viven un fracaso.

Uno de los factores que tienen mayor influencia en la construcción de la autoestima son las metas y exigencias que el niño y sus padres le imponen. Si son excesivas las personas no tienen la confianza e energías suficientes para acometer tareas.

Por eso es tan importante adecuar las exigencias a cada niño, ya que si repiten el camino de fracaso le será difícil levantarse. Nunca se sentirán eficaces y de hecho, puede ser paralizante.

Si un niño se enfrenta a un crítico interior –explica las autoras- probablemente presente alguna de estas conductas que vale la pena tener presentes:

- hipersensibilidad a la crítica,
- indecisión crónica,
- deseo casi obsesivo por complacer,
- perfeccionismo,
- rigurosidad,
- culpabilidad,
- hostilidad a flor de piel, negatividad generalizada.

Un niño construye su autoestima a partir de un hecho esencial que reiteramos, el sentirse querido por los otros, especialmente los padres. De ahí que sea fundamental que los hijos sepan, sientan y vivan un amor incondicional de sus padres. Serán amados sin que ello dependa de sus logros.

En esto los progenitores tienen una gran tarea que asumir. Lo que hagan o no hagan es básico y de aquí que sea importante reforzar las acciones positivas de los hijos, y las negativas darles su justo contexto; usar un lenguaje positivo (hay que bajar cinco kilos en vez de estás gordo) y un lenguaje propositivo (lo puedes hacer). También hay que ser precisos y claros.

El libro de Milicic y López de Lérida tiene una serie de propuestas de ejercicios, tareas y evaluaciones que los padres pueden realizar con el fin de avanzar en este camino vital: lograr que ellos se quieran.
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