“Nunca pensé que iba a tener mi atención tanto rato puesta en algo. Ando todo el día pensando en esto y en que no me vaya a quedar un dólar ahí. Imagínate una foto así, hasta ahí no más llegó todo el glamour”.
Domingo Vega -ex Américo Jr. y hoy conocido sólo como
Américo- el fenómeno tropical que se ha apoderado de cuanta fiesta y evento se realiza este año en el país, habla de las complicaciones que los aparatos de ortodoncia le han traído a su vida, mientras una herida en su labio inferior amenaza con sangrar en cualquier minuto.
No le gusta, está claro, pero se aguanta los tres meses que el tratamiento flash durará en sus dientes, para lucir una sonrisa perfecta a fin de año, en vísperas de su esperada participación, aún por confirmar, en Viña 2010 y los ojos puestos en la internacionalización de “Te vas”, “Traicionera”, “Que levante la mano” y “Embrujo”.
Si parece que Chile ya se le está quedando chico. Sólo en su segundo disco, “Américo a morir”, suma más de 15 mil copias vendidas, y no hay show que no esté a tope en su gira por el país, la que, por cierto, finaliza este 24 de octubre, a las 21 hrs., en el Court Central del Estadio Nacional.
Es por eso que dice que vale la pena la molestia dental. Todo lo que sume a su carrera, bienvenido sea. “Estoy esperando los resultados y definitivamente era algo que quería hacer. Ahora, a parte de quejarme, no puedo hacer nada más, aunque a cada rato me dan ganas de arrancármelos, pero sé que no puedo”.
“Es horrible. Cuando estoy cantando mucho rato se empiezan a salir las ceras y ya una vez que se salen, es un poco difícil en el escenario estar acomodándolas. Es incómodo. Lo único que quiero es que se pasen los tres meses”.
-¿Tienes pensado hacerte algún “arreglín”?
“No, no estoy muy disconforme conmigo. Además que nunca he pretendido impresionar por ese lado. Prefiero que el atractivo sea por algo más interesante, por la música, por mi trabajo, por mostrarme como una persona interesante. Me gustaría más explotar eso, pero si hay algo que pudiera hacer y que no sea tan invasivo y que definitivamente sea beneficioso para mí, sí. Que sea algo que sume. Aparte que me da la impresión de que ahí hay un tema un poco psicológico detrás. Cuando ya le pierdes el miedo al tema, y te arreglas esto y lo otro, empiezas a dejar de ser un poco tú”.
-Y tú, con el éxito, ¿no has dejado de ser un poco tú?
“En mi caso, siempre he querido que me vaya bien, así que siempre estuve súper conciente de que debía ser avasallador donde me tocara desempeñarme, ojalá en la música, que era lo que más me gustaba. Hoy puedo trabajar en eso, y no me puedo marear, no me puedo equivocar. No me lo permitiría a mí mismo. Hay cosas que uno tiene que tener ahí a la mano; con la familia tengo todo el contacto que puedo, que son las personas que me conocen de verdad y me tratan siempre como soy. Eso ayuda a no desviar la atención ni que el artista se vaya apoderando de la persona”.
-¿Hay algo que te inquiete ahora?
“Lo que me da más miedo es, tal vez, no capitalizar todo esto de alguna forma. Que pasen unos años, mirar atrás y ver que no tengo nada, ni siquiera la posibilidad de tener buena salud y que no saqué nada, ni siquiera como negocio o inversión. Eso sería frustrante, haber estado ahí y no haber hecho nada, es como haber tenido la pelota en el área y no haber hecho el gol”.
-¿Cuánto ha cambiado tu vida? Ahora parece que todos te quieren, todos bailan tu música y te quieren escuchar.
“Sí. Lo que he vivido en el último tiempo ha sido demasiado potente y creo que todo, en todo sentido, ha cambiado totalmente, partiendo por los recursos que antes no tenía y ahora sí, la confianza de un equipo... Antes tenía que convencer y tocar mil puertas; antes todo quedaba en intenciones y ahora todo viene acompañado por una acción. Hoy día se está viendo mi verdadera personalidad y mis verdaderas ambiciones y eso me tiene contento; cuento con un gran equipo de trabajo, ahora tengo unas dependencias, mi oficina, me puedo dar un regalo de vez en cuando...”.
-¿Qué gustos te das?
“Invierto mucho en mí porque sigo fomentando mi carrera. El gusto que me doy es que me gusta ir a comer. También está el tema de la ropa que es súper importante, el look artístico. Cuento con un buen asesoramiento y la gente se da cuenta. Esperan ver con qué traje voy a aparecer. Así alimento mis gustos y fomento mi trabajo”.
-¿Qué te preocupa más de tu look antes de subirte al escenario?
“Verme impecable. Primero que todo, presentar todo el respeto al público, a mi trabajo. Si te ves presentable, te sientes bien y proyectas confianza. Así he podido ir fomentando mi propia seguridad. Es que ha sido súper radical el cambio, la exposición. Igual tiene cosas, no sé si en contra, pero, por ejemplo, no te puedes equivocar, tienes que ser una especie de niño bueno, estar pendiente de cómo te presentas, de lo que vas a decir; la gente está expectante. Si yo emito una opinión o un comentario, ya son más oídos los que le ponen atención. Así que cada vez me voy poniendo más cauto”.
-¿No sientes presión?
“Sí, se siente, pero es un poco lo que yo pedía, y si no lo quiero dejar, mejor me entrego a lo que debo hacer y con voluntad. No es hacer por hacerlo, sino que hacerlo de verdad”.
Américo, quien heredó el nombre de su padre -Melvin “Corazón” Américo, bolerista de éxito en las tierras nortinas- no puede dejar de mencionar al mexicano Luis Miguel entre sus referentes musicales. De hecho, fue “Palabra de honor” la primera canción que interpretó frente a un público, en su natal Arica.
“Saqué el segundo lugar. Era un tema difícil. Yo creo que no gané porque una de las niñas que estaba compitiendo en el festival de la voz era hija del director de la orquesta (ríe), así que ya contaba con un favoritismo. Pero fue buena la experiencia. Si no hubiese obtenido algún lugar ahí, tal vez me hubiese achunchado. Pero como la primera experiencia fue bonita, tuve al tiro una buena comunicación y simpatía con la música”.
-¿Qué te ganaste? ¿Un abrazo?
“Algo, no sé, no me acuerdo, un reconocimiento, un premio. Tengo una foto donde aparezco con un galvano, tiene que haber sido eso. Seguramente mi papá lo debe tener”.
-Otro de tus referentes es Marc Anthony. ¿Te gustaría ser actor también, como él?
“He hecho algunas cosas, he estado en ‘Infieles’. No era tanto lo que tenía que hacer, pero ya estar ahí fue entretenido. Me llama la atención eso y quiero convertirme en un artista más integral, dominar un par de idiomas más, seguir con mis clases de canto y produciendo en el estudio; tal vez, desarrollarme como actor y ayudar a otros artistas”.
-¿Y casarte con alguien como Jennifer Lopez?
“Sería increíble, pero ahí estamos esperando. Seguramente hay alguna Jennifer Lopez por ahí, disponible. Ahora estoy súper bien, súper tranquilo, concentrado en lo mío y la verdad es que es súper armónica mi vida. Está bien así”.
-¿Cuándo te quieres acercar a una mujer, le cantas?
“Si me deja sí. La verdad es que igual me da vergüenza hacerlo íntimamente; es un poco de miedo al ridículo. Imagínate mostrarte ahí de manera patética delante de una mujer. Además, creo que me gustaría que alguien se acercara más por la persona que por mi manera de cantar. Yo, si tuviera la intención de acercarme e impresionarla, creo que lo que menos haría sería cantarle. Trataría de expresarle primero cómo soy como persona y aprovechar el tiempo así”.
-¿Se te hace muy complicado ahora que eres más conocido?
“Sí, te pones desconfiando. Uno no sabe la real intención que hay detrás de un acercamiento en estos tiempos. Antes no me conocía nadie y era más de verdad”.
-¿Se te acercan mucho ahora?
“Hay un montón de propuestas, pero de ahí a que las tome... Yo no creo que todas esas propuestas sean en serio, así que no me pronuncio, no digo nada, soy más expectante”.
-¿Qué tiene que tener una mujer para acercarse a Américo?
“No sé, creo que si es una persona interesante y tiene algo que contar, te das cuenta al tiro. Hay algo que te dice, que hace que te interese conocerla más, aunque el interés primero sea el compartir ideas”.
-¿Compartir ideas?
“(Se ríe) Pero es que te das cuenta cuando todo es medio vacío”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“Colecciono todos los tickets de mis viajes, desde siempre, de toda mi vida. Todos los guardo adentro de un bolso. Tengo unos trescientos, de cruceros, de cuando viajaba a Europa y de distintas líneas aéreas”.
-¿Desde qué edad los guardas?
“Desde mi primer viaje, cuando tenía 10 años. Viajé en avión de Arica a Antofagasta, a cantar. Me fui solo y andaba con una cuestión colgada con mi nombre. Mi papá ya estaba allá pero como yo estudiaba, la única forma de ir era después de terminar la escuela. Así que me embarcaron en el aeropuerto. Me acuerdo que me regalaron una agenda... En ese tiempo eran más generosos en los aviones, ahora ya no te dan nada. Era una agenda de ‘Lantonio’, todavía me acuerdo”.
-¿Por qué guardas los tickets de vuelo? ¿Por qué te llaman la atención?
“Porque lo asocio a oportunidades que se me han dado de conocer otras cosas, de inyectarme de distintas realidades. Por ahí va la conexión. Creo que todo el mundo debería hacerlo, es una buena inversión viajar”.
-¿Cuándo viajarás de nuevo?
“Quiero viajar a Europa. Tengo una invitación pendiente a Grecia y apenas tenga un espacio, aunque sean 3 ó 4 días, lo voy a hacer. Quiero ir a Sudáfrica también, al Mundial. Ya me inscribí en estos paquetes para ir y estoy apelando al pituto, a ver si me consideran y me dicen al tiro que sí. Además, tengo amigos en la selección –Pablo Contreras, Héctor Mansilla, Esteban Paredes, Roberto Cereceda-, entonces, quiero ir”.