El potasio promueve la multiplicación celular y forma tejidos más resistentes a la sequía y a las heladas. Los microelementos, en cambio, tienen las más variadas funciones en la planta.
02 de Noviembre de 2009 | 16:10 |
En la planta, el potasio actúa de muy diferentes maneras, como activador de varias sustancias químicas como la frutoquinasa, transacetilasa, piruvatoquinasa. Tiene fuerte demanda en las zonas de tejidos en división o jóvenes, parenquima cortical, lugares con metabolismo activo. También el potasio participa en el transporte de energía a través de las membranas celulares.
En el suelo está combinado con los feldespatos, las micas y las arcillas. Cuando hay carencia de este elemento, las plantas sufren con el rigor de la sequía, hay raquitismo en las hojas, tendencia a la tendidura, al desganche y a las lesiones debido a las heladas.
En general, en los lugares urbanos se recomienda el uso de sulfato de potasio y no cloruro de potasio. En efecto, el ion cloro afecta a un sinnúmero de plantas ornamentales, generalmente se manifiesta por necrosis de tejidos foliares. Para la Zona Central se puede incorporar potasa en dos oportunidades durante el año: hacia fines de verano en el comienzo del otoño y en primavera. Dosis total, 30 gramos por metro cuadrado.
Como una guía, necesitan potasa: liquidámbares viejos, ceibos de grandes ramas, Quercus falcata, haya, jacarandá, ceibo, pata de vaca, palo borracho juveniles, cusonia (los últimos nombrados son delicados a las heladas durante los 3 ó 4 primeros años de plantados). Usar potasa también cuando el invierno ha sido muy seco y las napas freáticas durante primavera y verano no alcanzan para satisfacer los requerimientos hídricos de las plantas normales.
Los pastos sujetos a fuerte pisoteo y tránsito durante el verano pueden recibir una dosis de 10 gramos por metro cuadrado de potasio hacia mediados de septiembre, con el pasto recién cortado. Se esparce al voleo y posteriormente se da un riego somero.
Los microelementos
En general desempeñan un papel catalítico importante. En primer lugar, un determinado efecto puede deberse a las propiedades del ion. Así, el cobre (Cu), hierro (Fe), molibdeno (Mo), con valencias variables, intervienen en los fenómenos de óxido-reducción. Las oxidaciones biológicas no se hacen en forma directa con el oxígeno molecular del aire. Es sustancialmente una separación y una transferencia de electrones reductores a partir del sustrato.
El ion también puede actuar para establecer el puente de unión entre el sustrato y la enzima, desempeñando una función específica suplementaria.
El fierro está en los fenómenos de oxidación, es catalizador de la biosíntesis de la clorofila. En el suelo está como sulfuros, óxidos, fosfatos, silicatos.
Corrientemente queda fijado en los suelos calcáreos o aquellos de malos drenajes, como sesquióxidos de fierro, no aprovechables para la planta. Los síntomas de deficiencia se manifiestan en las hojas como clorosis hasta coloración blanca en las hojas juveniles notándose la nervadura de color verde, incluso puede aparecer necrosis en los tallos juveniles.
Las agregaciones de sulfato de fierro no sirven para solucionar la carencia férrica, sólo como quelatos de fierro pulverizados a las hojas, 4 a 6 veces o hasta que el problema desaparezca. Si hay malos drenajes siempre habrá fallas en el suministro adecuado de fierro. A veces es necesario sacar la planta en invierno y volverla a plantar en montículo con chimenea.
Especies tradicionalmente susceptibles a la falta de fierro: cítricos, azaleas, hortensias, Spiraea bumalda, Spiraea thunbergii, agathea, petunia, Quercus falcata, algarrobo europeo, abelia, árbol de las tres espinas. Muchas otras especies cultivadas en suelos con malos drenajes de la Zona Central también pueden manifestar síntomas de carencia de fierro con clorosis más o menos severa en las hojas.
El zinc activa varios sistemas enzimáticos importantes y se destaca en la biosíntesis del ácido indol acético. Los tejidos carentes de Zn no tienen triptófano ni ácido indol acético. Sin esta hormona (auxina), los tejidos languidecen, las hojas juveniles aparecen arrosetadas porque no hay una adecuada distancia internodal.
En el suelo el zinc está en fosfatos, carbonatos, sulfuros, óxidos, silicatos. La planta lo absorbe como ion zinc y como quelato de zinc. Su carencia se traduce en inhibición del crecimiento, dificultades en la fructificación, pulpa de los frutos seca, caída prematura del fruto, caída de flores.
Las aplicaciones de Microfol Zn, 20 cc en 10 litros de agua (producto Moviagro), Basfoliar Zn 55, 30 gr en 10 litros de agua (producto de Basf Chile) al follaje se recomiendan para solucionar los problemas de deficiencia. También, aunque con inferiores resultados, se puede incorporar al suelo 1 gramo por árbol de óxido de zinc.
En algunos casos, el zinc puede ser absorbido por los tallos cuando hay abundantes y destacadas lenticelas, que son aberturas fácilmente reconocibles en la corteza de algunas especies: nogal, sambucus. En estos casos incluso pueden hacerse pulverizaciones invernales.
El magnesio es parte de la constitución de la clorofila en casi el 3%. También es indispensable para hongos y plantas cuyas hojas son de otro color que el verde, porque es un activador de varias enzimas interesadas en el metabolismo de los glúcidos y la síntesis proteica. Regula la hidratación de la planta y el metabolismo energético.
En el suelo está en la dolomita, silicatos, sulfatos y cloruros.
La carencia de magnesio se manifiesta en rigidez de las hojas y clorosis internerval de las hojas adultas. Las aplicaciones de magnesio como sulfato de magnesio al 1 por mil en agua como riego soluciona parte de los problemas de las plantas acifófilas cultivadas en suelos calcáreos y se debe por la acción antagónica magnesio/calcio.
Azaleas, rododendrones, copihues, skimmia, hortensias y otras especies de este tipo regadas rutinariamente con magnesio progresan en bastante buenas condiciones. Para el caso de deficiencias severas, el Microfol magnesio, 40 cc en 10 litros de agua aplicado como riego o al follaje 15 cc en 10 litros de agua sirven para aminorar los efectos.
El boro, mantiene en actividad los meristemas terminales interviniendo indirectamente en la traslocación de los glúcidos, permite el crecimiento primaveral. Actúa en los procesos de división celular. Las plantas carentes de boro presentan ápices necrosados, muertos, no hay crecimiento. En las actuales plantaciones de liquidámbares, por ejemplo, situadas al norte de Santiago, hay varios ejemplos notables por la carencia de boro en los suelos.
Se da el caso además que el boro presenta mala distribución en la planta.
Otros síntomas de carencia de boro son similares a las faltas de zinc: caída prematura de flores y frutos y pulpas secas. Agregar ácido bórico al suelo en pequeñas dosis y fertilizantes foliares con boro quelatado va solucionando los problemas. Las aplicaciones de boro deben hacerse rutinarias, ya que donde es escaso, siempre será insuficiente para las demandas de este elemento por las plantas. Por otro lado estos agregados deben ser muy moderados porque de otro modo el boro se convierte en tóxico.
Fertilizantes que contienen boro: ácido bórico en polvo, Bortrac (distribuido por Cyanamid Chile), Solubor (distribuido por BASF). Estos dos últimos sirven para aplicaciones a la hoja.