“El mundo de los reality me parecí bastante básico, porque a mí la farándula chilena no me gusta nada, no encuentro que haya talento. Sí lo hay en las bailarinas, en los cantantes de ‘Rojo’, en la Maura Rivera: hay belleza estética también y entretención. A la farándula la valoro como entretención, pero no es el lugar para un señor de 41 años, abogado de la Católica, máster en Finanzas en Londres, que trabajó en la Bolsa de Nueva York...”
-¿Muy rasca la farándula chilena?
“Es un producto que para mí es muy light, que lo ha ocupado Berlusconi para distraer de una manera barata a la gente de los problemas reales”.
-¿Cómo logras alejarte de eso siendo un personaje tan llamativo?
“Es que yo ya tenía un pasado de televisión bipolar sin medicación, que era el ‘Dandy chileno’, como me llamó Las Últimas Noticias, cuando yo mandaba fotos con el Príncipe Carlos, con Julia Roberts... Todo eso fue verdad. Y yo en ese tiempo sí me la creía, me creía George Clooney y la verdad es que no lo era. Yo tenía muy buena pinta”.
-¿Y ya no?
“Sí, igual. Mira, la buena pinta está por dentro. La nobleza se nota en la señora de La Vega, que te vende las paltas con una cosa linda; te hace un revoltijo bonito. Y una señora bonita, con cara de pesada no tiene belleza. Entonces yo me manejo con conceptos más abstractos...”
-Con buena pinta y todo, siempre dices que estás muy solo.
“El gran drama de mi vida es la soledad. Por pinta y plata, ahora podría estar lleno de mujeres, pero por la bipolaridad -que ya está sanándose con pastillas-, pero hay una estructura psicológica en la que los conflictos que cuentan de amor, las grandes pasiones que tienen las parejas, son japonés para mí. Sin embargo, puedo hablar ocho horas de teatro, de literatura, del Economist, de lo que quieras... Tengo el corazón partido, como Alejandro Sanz. Yo pongo esa canción y me pongo a llorar”.
-¿No has encontrado una mujer o te cuesta desenvolverte con el sexo opuesto?
“No, no la he encontrado porque no he tenido paz mental. Soy una persona con subidones intensos que está comiendo contigo y da vuelta el vaso. Soy torpe, por más bonito que sea mi discurso, no es completo”.
-La torpeza, a veces, puede ser adorable...
“Sí, no hablo de la torpeza de nerd, hablo de la torpeza de que te tirita la mano. Yo ahora me siento feliz, pero no hay un mercado; las mujeres lindas chilenas de 25 años están todas casadas y las de 40, separadas, tienen mal genio y hay que pagar dos colegios, y yo no pienso pagar por dos hijos ajenos”.
-¿Tu mujer está fuera de Chile?
“Sí, la voy a comprar por internet”.
-¿De Rusia?
“No, son muy malas las de Rusia, te roban, te asesinan, están asociadas con un sicario. No, quiero de un país más bueno, Budapest, Hungría, algo así”.
-¿Quieres tener hijos?
“Quiero tener un Mini-Me; Como Guy Ritchie le puso a Rocco, su hijo con la Madonna: Mini-Me. Por el momento, tengo un perro sharpei que hace las veces de hijo, se llama Dandy New York, es una maravilla, lo adoro”.
A corto plazo, lo que Juan Cristóbal quiere es la estabilidad financiera, como cuenta. Sus ojos miran el cielo, para pedir casi como deseos las cosas que quisiera en su vida: “mi casita chica en Zapallar, algo relacionado con una mujer y tener un círculo de amigos entretenido. Lo bueno de la tele, es que hay locos lindos creativos y menos burocráticos que en la oficina de los abogados”.
Una vez inspirado, se explaya: “Me encantaría tener un hotel en el Valle del Elqui, ‘chiflearme’ a todas las gringas que entren sin cobrarles nada; o tener un almacén en San Pedro de Atacama y gringa o chilena bonita que entre, con mochila y olor a ala, bañarla y vamos pa’ dentro. No quiero vivir como un chileno. La clase alta nuestra es una lata, son esclavos del Dicom, de manejar de la casa al colegio...”
-¿Por qué sigues en Chile? Parece que lo pasas mejor afuera...
“No, no lo paso bien afuera sin un trabajo, uno bueno, de más de 4 millones de pesos. Estoy en Chile porque creo que la tele me resulta. Este proyecto con TVN es a largo plazo. Hay muchas áreas, hay un late night, está el matinal que lo adoro, que es el que me da de comer y que me da una base donde estoy aprendiendo desde tramoya a cuidar los diálogos”.
-¿A qué te refieres con eso de tramoya., mueves cables y montas escenarios?
“No, pero cachar cuál es el mejor ángulo, no gritar. Yo tiendo a sobreactuar y eso molesta”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“Soplar y meterme palitos de fósforo por el diente falso”.