Mientras más masivo se hizo Internet, la palabra “sexo” ganó más terreno como lo más buscado por los internautas.
Desde la pornografía –Chile es el segundo país donde más se busca el término “XXX”, según Insights, de Google- hasta “viagra”, “punto g”, entre otras, son habituales en las listas de lo más tecleado en la web, respondiendo a procesos esenciales de estimulación visual, mera curiosidad o una rápida investigación de problemas e interrogantes que no se quieren consultar a viva voz.
Si embargo, de la palabra ‘amor’, nada.
Pareciera que el simple proceso de enamorarse, se vislumbra como un evento humano ya archiconocido y tan lejano del morbo pornográfico, que no vale la pena ahondar mucho en su naturaleza.
Pero “creemos que el enamoramiento es un hecho simple, y por el contrario, se trata de un proceso complicado”, asegura el sociólogo italiano
Francesco Alberoni.
Conocido por sus trabajos publicados, en los que desentraña el misterio de los procesos emocionales, acaba de lanzar
“Lecciones de amor, doscientas respuestas acerca del amor, el sexo y la pasión” (Editorial Gedisa).
Dedicado a aquellas personas que viven el amor y a las que sienten nostalgia de él, Alberoni -quien también escribe artículos en “Il Corriere della Sera”- publicó este libro organizado en doscientas preguntas, bajo la premisa de que “el amor es la mayor forma de felicidad, pero debemos saberlo reconocer, entender y conservar”.
“Uno de los problemas del mundo moderno es precisamente la carencia de educación en el campo de los procesos amorosos. Todo el mundo habla del sexo, todo el mundo se informa (...) En cambio, creemos conocerlo ya todo sobre el amor, mientras que en realidad ignoramos que existen muchas formas de amor, algunas destinadas a ser breves y otras a durar”, escribe.
Por eso, antes de preguntarse si durará o no un nuevo romance de primavera o amor de verano, hay que atreverse a cuestionar los sentimientos, analizarlos y constatar si efectivamente el enamoramiento está presente.
Hay algo en el comportamiento de los enamorados, que “no es el caminar fundidos en un abrazo o darse besos apasionados (...) Es, más que nada, la manera tierna en que caminan juntos, con la que se toman de la mano, con la que se tocan. (...) Viéndolos juntos se intuye que no sienten envidia, ambición ni rencor. Están en paz y transmiten paz”, dice el autor.
Además, estando enamorados, según Alberoni, se viven “dos experiencias muy especiales”. La primera es la del “presente dilatado”, esto es un tiempo eterno al estar con la pareja, como si el reloj no avanzara. Según el sociólogo, esto se debe a que “ya no existe el desear, ya no existe la espera, ya no existe la acción, ya no existe nada que haya que hacer (...) Sólo cuenta el presente, que (...) es un durar pleno, completo, que podría continuar idéntico por toda la eternidad”.
La segunda “experiencia extraordinaria” es que “en cada encuentro amoroso, ambos amantes sienten algo nuevo, un mayor placer, más extraordinario, se aman más a fondo, se desean más intensamente (...) El amor nos da ‘siempre más’ y parece como infinito, ilimitado, como el universo”, dice.
Si bien el italiano afirma que el amor hace a las personas más posesivas naturalmente, esté también hace que se transformen en mejores personas: los enamorados “jamás son envidiosos ni malvados con los demás. A menos que estos obstaculicen su amor”.
Y entre las preguntas que plantea está el si se puede amar a dos personas al mismo tiempo, a lo que responde en forma negativa. No es posible.
Reglas para que dure
Una vez identificados los sentimientos, y en el caso de verificar que estos sí corresponden a amor, la duda que surge es cómo hacer que éste dure en el tiempo.
Para eso, Alberoni propone cuatro reglas básicas:
1.- La amabilidad: “Tratar siempre bien al otro, no insultarle”. Aquí el autor hace hincapié en el respeto y en la apertura de mente con la pareja, intentando comprender sus gustos y evitando a toda costa imponer las creencias propias, ya sean políticas o religiosas.
2.- El placer sexual: “Hacerle sentir deseado y hacerse desear. Intentar saber lo que le gusta (...) No fingir un placer que no se siente porque se le encamina por una senda equivocada”, advierte el sociólogo.
3.- La variedad: Alberoni es enfático en recomendar que se debe “evitar la monotonía, inventar siempre nuevas maneras de estar juntos”, aunque menciona también la importancia de dejar espacios de libertad.
4.- La entrega: Entre los requisitos mínimos para que una relación se proyecte en el tiempo, el italiano menciona la lealtad hasta el fin y ayudar a la pareja en sus dificultades. “Responder de inmediato a su demanda de ayuda” es primordial.
Cuando no funcionó
Por más empeño que se haya puesto, por más ilusiones y expectativas puestas en una nueva pareja, o simplemente porque la primavera o el verano se acabaron, a veces las cosas no resultan.
Las razones las explica el autor, diciendo que cuando “un amor desaparece de repente, del mismo modo que había aparecido, es porque no era un auténtico enamoramiento, sino una fascinación competitiva o deslumbrante”.
En el caso que el deterioro amoroso haya ocurrido pasado un largo tiempo de buena relación, Alberoni asegura que esto se debe a la “evolución divergente” de la pareja, refiriéndose a las respuestas diferentes que cada miembro da a diversas situaciones, lo que los aleja en diferentes caminos de vida.
¿Realmente ya no sientes nada?
Es natural que ante el temor de un futuro arrepentimiento, unido al daño sentimental que se puede provocar, el romper con una pareja no resulta una decisión fácil de tomar.
Pero si existe una irritación continua por el comportamiento del otro, si “te avergüenzas como se viste o como camina, lo que dice o por como se ríe (...) crees que en el transcurso de la vida no te ha ayudado como hubiera debido, incluso al contrario, hasta te ha puesto obstáculos para poder destacar él”, e incluso “te da asco su olor”, definitivamente se padecen los síntomas de un desenamoramiento.
Por otro lado, Alberoni entrega también las señales del otro, quien, de no sentir amor, se vuelve ausente, no escucha, no te besa (...) ya no te piropea, nunca te habla de amor. (Sabes que) en el fondo, no le interesa lo que haces, lo que piensas, lo que dices”.
Palabras que pueden sonar simples, pero que al vivirlas se sienten como un laberinto. ¡Pero quién dice que esto es fácil! Como dice Alberoni, “el enamoramiento es una auténtica y verdadera revolución, un cambio radical y, por consiguiente, extraño”.