¿Cuánto cuidamos nuestra salud mental y la de nuestra familia?
En los tiempos que corren todo va a una velocidad vertiginosa, el comercio fomenta el consumo y nos quiere hacer creer que lo importante de estas fiestas, es regalar algo material grande.
Nos cuesta pensar en el regalo que significa darse el tiempo para invertir emocionalmente en nosotras mismas, nuestros hijos, amistades y parejas.
Una paciente de treinta y ocho años a quien llamaré, Andrea, ejecutiva exitosa, casada con tres hijos entre uno y siete años me dijo hace poco: “Estoy muy agotada, me enredo y debato entre ser madre y profesional y pareja; el tiempo se me hace escaso y me siento constantemente dividida, angustiada, y sobrepasada como que no veo solución.”
Le planteé la necesidad de conectarse con lo esencial para ella en cada uno de estos ámbitos, sin dejar de lado el período de la vida en el que se encuentra tanto ella como su familia. También le comenté que me daba la impresión de que en este intento por hacerlo todo bien se siente muy exigida, en falta y con la sensación de que no hay salida.
Durante el transcurso del trabajo terapéutico, Andrea, se dio cuenta de que lo que más la angustiaba es la culpa que le genera, no poder darse el tiempo para estar con sus hijos y ocuparse de ellos. Al mismo tiempo siente que debe seguir desarrollando su exitosa carrera profesional, que implica un ritmo acelerado y de mucha demanda que la hace llegar muy cansada a su hogar, sin energías para estar con sus hijos y marido. Andrea tiene mucho miedo de ser mal evaluada si trabajaba menos, lo que constituye una fuerte presión que pone en otros, pero en realidad se trata de algo más bien interno.
En una de las sesiones hablamos sobre cual sería su mejor regalo de Navidad; Andrea lo que más anhelaba era sentirse menos exigida por si misma y pasar más tiempo con sus hijos.
Después de pensarlo bastante, ella le planteó a su jefe trabajar los viernes hasta el medio día y salir un día de la semana más temprano de la oficina, lo cual implicaría un pequeño descenso en sus ingresos, pero una importante posibilidad para su salud mental y la de sus hijos y también la de su marido que estaba preocupado por ella. Para su sorpresa, el jefe un hombre mayor a quién ella admira mucho y le tiene cierto temor, comprendió la situación, le dijo que valoraba mucho su trabajo y que la entendía y aceptaba su propuesta.
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Creo que el relato de esta paciente, quien continua en tratamiento, nos llega a muchas mujeres: ¿cuánto dedicamos a conectarnos con nosotras mismas?, ¿qué regalo necesitamos para nuestro equilibrio emocional y el de nuestros cercanos?, ¿cuánto tiempo dedicamos a jugar con nuestros hijos, comunicarnos y realizar actividades familiares donde todos disfrutemos?, ¿cuánto tiempo invertimos en nuestra pareja y/o amistades?
Conversar con los hijos y la pareja acerca de lo podrían necesitar, en términos emocionales uno de sus hermanos, el primo, el papá o la mamá, o ellos mismos, puede ser una linda posibilidad de comunicación. Imagínate que no pudieras pedir nada material, ¿qué regalo emocional pedirías para ti y cada uno de la familia?
Es importante aprovechar esta oportunidad para que los hijos participen de la celebración, ¿cómo les gustaría cerebrarlo?, ¿cuál es su propio balance del año?, ¿qué sienten que quisieran lograr para 2010?
Aprovecho la oportunidad de agradecer a todos los que cariñosamente han aportado con sus comentarios en nuestro blog.
Felices Fiestas
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