“Las relaciones se fracturan porque los hombres y las mujeres se enfrentan de manera muy distinta al estrés”, asegura el famoso autor de textos de pareja -el mismo que hace más de una década ocupó un lugar privilegiado en los veladores de hombres y mujeres, con el texto “Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus”- John Gray.
El estadounidense, experto en relaciones humanas, ha querido ahondar más en los problemas de pareja y en las diferencias de los sexos en su libro “¿Por qué chocan Marte y Venus?”, con el que intenta entregar “estrategias efectivas que te permitan crear una relación saludable y feliz”, disminuyendo los niveles de estrés, al que el autor culpa de los grandes males que aquejan a hombres y mujeres enamorados.
En la actualidad “tanto las parejas como los solteros creen que están muy ocupados o exhaustos para resolver los asuntos de una relación y, usualmente, piensan que sus parejas son o demasiado exigentes o simplemente tan diferentes que es imposible comprenderlos (...) Mientras algunas parejas experimentan un aumento en la tensión, otras simplemente se han dado por vencidas, ocultando sus necesidades emocionales debajo de un tapete. Quizás sigan adelante, pero la pasión ya desapareció”, asegura Gray.
Pero no todo está perdido. Para el experto, quien pretende entregar un legado a las nuevas generaciones de parejas que viven en tiempos de auge tensional y vida apresurada, comprender que hombres y mujeres reaccionan al estrés de manera diferente, constituye un primer paso para no desatar los peores sentimientos a la hora de discutir.
Es por eso que realiza una suerte de enrostramiento de los principales errores que cometen ellas y ellos en una pelea, como una manera de dar la voz de alerta a quienes no quieren ver cómo su relación sentimental se deteriora más a causa de esos sentimientos de agobio y rencor que va acumulando en el diario vivir.
Los errores de ellas:
-Subir el volumen de la voz con fuertes tonos emocionales.
-Usar preguntas retóricas, del estilo “¿cómo puedes decir eso?”.
-Interpretar lo que él dice, desviando los problemas a los propios sentimientos. (Ejemplo, “me da mucha pena que digas eso”).
-Expresar quejas generalizadas, en vez de acotarse a lo específico, diciendo cosas como “siempre es lo mismo contigo”.
-Esperar que él responda como una mujer (comprender que no siempre hablará desde los sentimientos).
-Compararlo con otro hombre o como era en el pasado.
-No dejar de hablar, sin dar un espacio para escuchar el punto de vista del otro.
-Esperar que el compañero sea quien haga sentir bien en vez de asumir la responsabilidad de hacerlo por una misma.
-No estar dispuesta a perdonar hasta que él cambie, se disculpe o sufra lo suficiente.
¿Y ellos?:
-Subir el volumen de la voz y usar un tono frío, seco o distante.
-Hacer comentarios condescendientes, como “estás exagerando las cosas”.
-Justificar el comportamiento, diciendo que la interpretación de ella es incorrecta. (Ejemplo, “eso no es lo que quise decir”).
-Expresar frustración con la pelea (Por qué discutimos esto siempre).
-Corregir sus prioridades en vez de respaldar sus valores (evita el “no necesitas” por un “veo que es importante para ti”).
-Descartar sus sentimientos para tratar de terminar con la discusión, expresando frases como: “Sí, sí, si ya entendí”.
-Tener la última palabra.
-Darse por vencido con una actitud de que ella no está siendo razonable, sino que exagera y es la mala de la película.
-Amenazar, por ejemplo, con el quiebre, en lugar de expresar preferencias.
El autor pide recordar que siempre es mejor evitar las peleas, pero aunque, consciente de que a veces eso es imposible, el hacerla menos dañina otorga más oportunidades de reconciliarse.
Asimismo, Gray otorga tres puntos fundamentales para buscar siempre una zona de paz entre el desacuerdo y estos son dedicar un momento para expresar que se comprende el punto de vista de la pareja, ver qué tan trascendental es el tema de discordia. “Si el asunto no tiene tanta importancia para ti como para tu compañero, ten la disposición de resolverlo, aconseja. Y por último, si ninguna de las partes queda satisfecha, es imprescindible que se llegue a un acuerdo.