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Acabar con la ablación: un desafío lento pero factible

A medida que avanzan las generaciones se ha visto una disminución de esta práctica en las mujeres más jóvenes, en países como Egipto y Etiopía.

18 de Noviembre de 2010 | 13:48 | Por Eva Krafczyk, DPA
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EFE

NAIROBI.- Zeinab Ahmed sabe que a veces los cambios necesitan mucho tiempo y paciencia, mucho más del que prevén los especialistas en derechos de la infancia.


 Esta colaboradora del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) lucha contra la mutilación genital de niñas trabajando desde Garissa, en el norte de Kenia, con la minoría somalí.


Sus experiencias también fueron recogidas en un informe que hoy publicó UNICEF sobre la evolución de esta práctica en cinco países africanos. "Hace 20 años no habría sido posible ni siquiera hablar con los líderes espirituales de este tema, ni mucho menos mostrar a los imanes fotografías de los genitales mutilados", señala Ahmed. "Hoy en día, es muy distinto".


Las impactantes imágenes, las descripciones del dolor y las consecuencias para la salud de las niñas a las que se les extirpa el clítoris y los labios de la vulva han hecho mella entre tanto en numerosos líderes musulmanes. Ellos recuerdan a los fieles que el Corán prohíbe interceder en la creación.


En Kisii, en el oeste de África, el médico Robert Onsand -que colabora con la organización humanitaria ADRA- ha conseguido movilizar con llamamientos similares a varios líderes espirituales cristianos. "Si Dios creó a los hombres a su imagen y semejanza, no hay que extirpar nada", señala.


Pero tanto en Kisii como en Garissa sigue habiendo muchas niñas con los genitales mutilados, al igual que les sucede a sus madres y abuelas. En los cinco países del estudio, la aceptación de este ritual disminuye, y cada vez más mujeres opinan que la práctica de la ablación no debe continuar.


Así, en Egipto, donde más del 90 por ciento de mujeres y niñas están mutiladas, "sólo" un 63 por ciento de las mujeres casadas están a favor de mantener esa tradición, mientras que en Sudán el porcentaje disminuye al 51 por ciento y en Etiopía al 31 por ciento.


Aún menor es la aprobación en Kenia, con un 20 por ciento, y Senegal, con un 18 por ciento. Según las estimaciones, anualmente sobre unos tres millones de chicas en África se cierne la amenaza de la mutilación genital. "Para los defensores de esta práctica, la tradición cultural es el principal argumento, seguido de la religión", explica Zeinab Ahmed.


 Y Onsando añade que "en las comunidades donde se practica la mutilación genital, las familias de las niñas no tienen mala conciencia, pues sólo así podrán ser aceptadas como buenas esposas". "No podemos trabajar contra las comunidades, sólo con ellas", subraya Ahmed.


A menudo, no habla con las familias directamente sobre esta sangrienta tradición, sino sobre los problemas en el parto. "Precisamente los hombres no suelen tener ni idea de lo que les sucede a sus hijas, o qué complicaciones pueden tener después".


También en Kisii Onsando escuchó a menudo que es una tradición y así debe mantenerse. "Pero entonces, le digo a la gente que la tradición cambia. Ellos ya no van desnudos por ahí como sus antepasados, ni viven en chozas de barro. Si esas tradiciones han cambiado, lo mismo debe ocurrir con la mutilación genital femenina:"


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