¿Quién no ha deseado en lo más profundo de su corazón tener un aspecto estupendo, sentirse renovada (o) y vivir una vida radiante? Probablemente, muchas (os) lo han hecho alguna vez, pero después se han encontrado con la dura realidad de no saber cómo concretarlo, sobre todo en una época en la que todo se mueve a un ritmo acelerado, y donde resulta difícil llegar al final del día con optimismo y tranquilidad.
Sin embargo, alguien parece haber encontrado la solución. Se trata de Mariel Hemingway, nieta del Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway, quien en su libro "La auténtica belleza" (Ediciones B) nos ofrece un programa exprés de 30 días que promete hacer que nuestra existencia sea más equilibrada y saludable.
"¿Cómo?", es la pregunta que muchas (os) se harán. La respuesta: introduciendo pequeños cambios en cuatro áreas claves de nuestras vidas: los alimentos que comemos, el modo cómo hacemos ejercicios, nuestra respuesta al estrés emocional y nuestro entorno doméstico. De esta manera, asegura Hemingway, "obtendrá recompensas físicas y mentales inmediatas".
El programa -"una guía para construir su estilo de vida individualizado", según la autora- puede ser seguido tanto por hombres como por mujeres, y el punto de partida para iniciarlo es la comida, una "droga" que, a juicio de Hemingway, puede ser "espantosamente adictiva".
Por esta razón -sostiene- es una obligación utilizarla responsablemente y de un modo equilibrado. Para lograrlo entrega cuatro pasos:
1.- Eliminar las porquerías: Hemingway distingue tres contaminantes principales: azúcares, sustancias químicas y cafeína. ¿Por qué? "Porque perturban la calma interior que puede encontrar cuando sigue una dieta limpia y silenciosa", responde. El problema es que esos alimentos suelen ser los más adictivos y, por esta razón, abandonarlos puede resultar muy difícil. "No obstante, las recompensas son grandes porque tranquilizarse por dentro es el primer paso hacia la aceptación de una misma", asegura.
2.- Encontrar el equilibrio personal: "Los seres humanos no tenemos caras o personalidades idénticas, y tampoco tenemos metabolismos idénticos", afirma la autora. De esta manera, postula que cada persona debe evaluar por sí misma qué tipos de alimentos se adaptan mejor a su química individual y así encontrar su equilibrio de nutrientes, clave para un funcionamiento óptimo, así como también para alcanzar un peso saludable y mantenerlo.
3.- Elegir los alimentos que estimulan: "El mejor modo de descubrir qué tipo de alimentos la harán tener buen aspecto y sentirse bien consiste en comerlos", asegura Hemingway. Y para aprender sobre una mejor nutrición sugiere llenar el refrigerador de alimentos integrales y tomar opciones nuevas para las comidas, aunque aclara que es necesario hacerlo de manera paulatina, ya que "cambiarlo todo de golpe hace más difícil que los cambios positivos perduren".
4.- Comer en paz y con moderación: Este paso apunta a cambiar la actitud hacia el comer y así obtener los beneficios de los alimentos. ¿Cómo? Haciéndolo con moderación y de manera consciente, lo que -según la autora- se ha perdido "en nuestra vida moderna y acelerada". Así, quienes decidan seguir el programa deben aceptar dejar de ver televisión, leer o trabajar mientras comen, y así dotar de más significado al acto de comer.
La siguiente área que abarca el programa de Mariel Hemingway es la del ejercicio, y aconseja abordarlo no como algo que aumente los problemas, sino que fomente la autoaceptación y que se adapte a la ajetreada vida de cada uno. La idea -afirma- es "usar el ejercicio de modo que contribuya a su vida equilibrada", esto a través de cuatro fases:
1.- Encender la respiración: La autora propone hacer que la respiración pase de ser un acto involuntario, a uno consciente.
2.- Caminar sin pensar: Esta fase apunta a realizar marchas de 30 minutos a paso enérgico o variando la intensidad del andar dependiendo del nivel de energía que se tenga.
3.- Practicar yoga: La idea es aprender el hatha yoga, cuyo objetivo es abrir el cuerpo para que reciba energía vital, y aportar armonía al cuerpo, la mente y el espíritu.
4.- Declarar su intención: Consiste en decir en voz baja para sí qué quiere obtener de los 30 minutos siguientes. Esto, según Hemingway, "hace que el ejercicio resulte emocionalmente transformador".
El programa continúa con el silencio, del cual -según la autora- "emanan cosas maravillosas". El objetivo final es acceder a él a través de pequeñas acciones que encajan en la vida cotidiana de cada uno. Para lograrlo, los pasos a seguir son:
1.- Confiar en el silencio: La primera tarea es aislarse del sonido y concentrarse sólo en la acción principal, de manera que el silencio nos llene. Luego de bajar el volumen del entorno externo, hay que disminuir el interno, aprendiendo a detener el torrente de pensamientos y emociones que fluyen sin cesar por la mente.
2.- Liberarse del estrés: La idea es adquirir herramientas que permitan enfrentarse a situaciones inesperadas de una forma moderada y tranquila. Y en su libro Hemingway entrega cuatro para utilizar según diferentes estados de estrés: respiración relajante (si se está inquieta, irritable o voluble), seguir caminando (si se está atrapada en una rutina, con la mente confusa o deprimida), adoptar una postura reconstituyente (si se está exhausta, agotada o decaída), y visualizar su oasis (si se está asustada, presa del pánico o impotente).
3.- Sentarse y callarse: Apunta a la meditación, "una práctica de enganchar la mente para que sus pensamientos no corran desbocados y la lleven a donde ellos quieran", describe la autora. La idea es empezar de a poco, en el momento en que cada uno quiera, en un espacio tranquilo y despejado.
4.- La herramienta eléctrica silenciosa: Se trata de descubrir cómo prácticas calladas como la meditación y la conducta consciente ofrecen la oportunidad de comprender mejor la vida y ayudan a crear una existencia más feliz.
La última área que abarca el programa de Hemingway es el hogar, "una de las cuatro piedras angulares del bienestar". Allí el desafío es mejorar el entorno doméstico para que la casa pase a ser un refugio. ¿Cómo? "Introduciendo algunos cambios que apacigüen los sentidos en vez de agitarlos y que estimulen su ánimo en lugar de deprimirlo", contesta la autora. Y para lograrlo entrega una pauta de cuatro pasos:
1.- Limpiar el desorden: Eliminar el exceso, sintonizar con lo que a cada uno le conviene, y construir el entorno con sólo aquellas cosas que sirvan y satisfagan.
2.- Crear su espacio sagrado: Puede ser toda una habitación o sólo una pequeña repisa en una parte relativamente tranquila de la casa, un lugar donde se pueda crear una sensación más pausada y más intencionada del entorno. No necesariamente debe ser algo fijo, sino que en él se pueden hacer constantemente pequeños ajustes para alcanzar el equilibrio.
3.- Aflojar el ritmo del hogar: La idea es crear un entorno impregnado de una sensación de serenidad y paz, modificando algunas áreas del hogar para que éste sea cómodo para el cuerpo, la mente y el alma.
4.- Proteger sus reservas: Apunta a aprender a proteger nuestro bienestar como el valioso recurso que es. Para ello, Mariel Hemingway recomienda dormir mejor, salir al sol, rodearse de gente que la apoye y boicotear pautas de pensamiento negativas.