Antes de casarse, antes de dar el sí o siquiera posar ese brillante anillo que promete una vida matrimonial feliz, hay que pedirle al corazón que se calme un poco y mirar detalladamente al futuro marido, pero con los ojos muy abiertos, aconsejan.
Aunque es consciente que por su voto de celibato no conoce en la práctica los complicados laberintos en los que a veces puede entrar una relación amorosa, el padre Pat Connor sí tiene mucha propiedad para dar cátedra sobre los principales conflictos que ataca a un matrimonio y para poder dar consejos a las mujeres sobre “Con quién no casarte” (Ediciones B), tal como llamó a su libro.
Ha oficiado más de doscientas bodas y lleva más de cuarenta años dando cursos de orientación matrimonial. Es por esto, y dado su largo historial de parejas conocidas, algunas separadas y otras que lograron con éxito superar los conflictos, que el padre Connor quiso dirigir su libro a las mujeres, para que identifiquen a quienes son dignos de ser sus maridos y puedan ser felices.
“Según mi experiencia, son ellas las que suelen tomar la iniciativa cuando se trata de hablar de relaciones, de igual manera que suele ser la mujer quien toma la iniciativa de acudir a un consejero matrimonial cuando un matrimonio empieza a hacer agua”, dice Connor, antes de comentar que la mejor manera de saber si el hombre con el que se está a punto de dar este trascendental paso es el indicado, es simplemente siendo honesta contigo misma y comprender que no basta estar enamorada para tener una familia feliz.
“Alguna gente piensa en el compromiso como un período para planear la boda. Yo prefiero pensar en ello como el tiempo para planear el matrimonio. Usa este período como algo más que una oportunidad de exhibir tu anillo o elegir el pastel ideal. Tómate la oportunidad de conocer -de conocer de verdad- a tu futuro marido”.
“Nunca te cases con un hombre que no te halaga”, aconseja entonces el padre Connor y a esto se le suma una lista de datos que su experiencia le ha indicado quiénes no suelen ser los mejores maridos para una mujer, como alguien que no controle sus celos, que no sepa pedir perdón, que hace bromas a costa tuya, que sea pomposo (despreciará a los demás y, tal vez, también a ti), que sea tan egoísta que no pueda hacer lo que él mismo te pide a ti que hagas, que trate de controlarte, o que tú puedas controlar y dirigir tanto que nunca te contradiga, o que no te atraiga físicamente. Sobretodo, “nunca te cases con un hombre que es cruel contigo, física o emocionalmente. (En ese caso no hay excepciones)”, dice.
Asimismo, el autor realizó una lista de situaciones que denomina “sirenas” de alerta para frenar el impulso de vestir de novia antes de que sea demasiado tarde:
-¿Cómo te trata? Habla de amor y compromiso y que eres lo más importante en su vida, pero ni si quiera mantiene las promesas que hace. “Las acciones rara vez mienten”, comenta Connor.
-¿Cómo te presenta a otras personas? Para el resto de la sociedad, ¿eres su novia o su andante, saliente, amiga especial? De ser así, “puede que no esté preparado para el matrimonio”.
-¿Cómo se lleva con tus amigos y familia? “Un matrimonio no es sólo una unión de finanzas y muebles, es la fusión de dos vidas y de todas las personas que forman parte de ellas”. Si no se muestra muy interesado en unir ambos mundos, puede que no sea el indicado para llegar con él hasta el altar.
Junto con esto, reunió otros avisos que ha reconocido por los cientos de casos que ha visto en su larga carrera con los matrimonios:
-“Fue grosero con el camarero”.
-“Me llamó Laurie (me llamo Louise)”.
-“Apareció en nuestra segunda cita con una camiseta que decía: ‘Gordas no’”.
-“Canceló nuestra cita para visitar a una ex que estaba ‘pasando un mal momento’”.
-“Perdió los estribos con el tipo que teníamos delante en el cine. (Un simple ‘shh’ habría funcionado igual de bien)”.
-“Contó un chiste racista”.
-“Es evasivo” y no es capaz de decir “te quiero”.
-“Llega tarde a las reuniones familiares, sobre todo cuando se trata de tu familia”.
-“Miente”.
-“Culpa a todos los demás de sus problemas”, a lo que se suma que no pueda mantener un puesto de trabajo.
-“Nunca perdona y nunca olvida”.
-“Depende demasiado de ti” o de su madre.
-“Tu quieres hijos; él no: ¡No te cases con él!”.
-Bebe en exceso. “Él podría prometer conseguir ayuda para su abuso del alcohol pero es mejor que lo haga antes de la boda, y no unas semanas antes (...) Si va en serio con vuestra relación, se asegurará de estar sobrio un año entero antes de la boda”, dice el padre.